Por: Pr. Julio César Barreto
En la historia de este planeta Tierra hay gran cantidad de registros de seres humanos, teniendo que escoger entre uno u otro, entre este o aquel. Esos momentos llegan (casi siempre) en escenarios, donde está en juego nuestra credibilidad, nuestra verticalidad ante lo que pensamos, o lo que creemos. Somos confrontados y presionados a tomar una decisión que dependiendo de cual sea la misma, nos puede pasar una factura muy costosa a pagar.
Uno de esos momentos cruciales, lo vivieron en carne propia los apóstoles de nuestro Señor Jesucristo. Comenzaba la persecución contra la iglesia, y los Fariseos y los Saduceos (principalmente), les pusieron tras las rejas. Pasaron toda la noche presos y al día siguiente, pensaron los Fariseos y sus cómplices, que ya los siervos del Señor habrían escarmentado y estarían dispuestos a ceder ante las amenazas y sinsabores que se les avecinaban, si continuaban predicando al pueblo acerca de Jesús, pero se llevarían una sorpresa ese día, porque cuando los amenazaron para que no siguieran hablando de Él, esto es lo que registra el relato biblico...
Pedro, ahora ya no era el mismo hombre temeroso que negó al Señor tres veces aquella noche. Ahora predicaba con denuedo la Palabra de Dios. El miedo se había ido y junto a los otros apóstoles, ya no estimaban valiosa sus propias vidas, con tal de cumplir fielmente todas las instrucciones que el Señor les había dado antes de partir a ocupar su lugar al lado del Padre.
¿Qué produjo ese repentino e importante cambio de los discípulos (no tan solo en los apóstoles)?
Esto fue lo que sucedió...
¿Cuál es el reto para la iglesia del siglo 21?
Procurar que en todo tiempo estemos...
¿Si me entendieron verdad?
Saludos y Bendiciones Iglesia del Señor.
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