domingo, 2 de diciembre de 2018

¡Una cosa yo sé, que yo era ciego y ahora veo!




Por: Pr. Julio César Barreto

Recuerdo que un día estando en la iglesia, un joven entonó una melodía que entre otras decía: ¡Una cosa yo sé, que yo era ciego y ahora veo!. El peor de los ciegos -continuó su canto- es todo aquel, que teniendo la vista buena no pueda ver. Me conmoví mucho esa mañana y caí de rodillas. Levanté mis manos y adoré a Dios. 

¿Quién no ha sido como Bartimeo?. Sólo hasta que llega Jesús a nuestro corazón y lo toca y le da vida, es cuando realmente comenzamos a ver. ¡Gracias Señor Jesús por haberme dado la vista espiritual!



Era un hombre solitario que vivía de limosnas 

hasta que paso Jesús y su vida transformo. 

Era Bartimeo el ciego que sentado en el camino oyo 

que paso Jesús y clamando se paro. 
Su clamor era profundo, tan profundo que el Maestro 
con la grande multitud claramente oyó su voz.. 
No clamaba con sus labios sino con su corazón y 
DIOS nunca a despreciado el humilde corazón 



Coro 

//Ten misericordia, ten misericordia de mi 

le gritaba Bartimeo y Jesús oyó su voz.//




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