lunes, 27 de julio de 2020

Los dones del Espíritu Santo: cuáles son, significado y cómo usarlos





1 Corintios 12:7




Los dones espirituales son habilidades especiales que Dios regala a sus hijos para la edificación de su iglesia. Debemos usarlos para bendecirnos los unos a los otros y así construir juntos una iglesia fuerte que honra a Dios.

Todos los cristianos tenemos por lo menos un don y el Espíritu Santo distribuye los dones según quiere: «Todo esto lo hace un mismo y único Espíritu, quien reparte a cada uno según él lo determina» (1 Corintios 12:11). Sin embargo, la Biblia nos dice también que podemos anhelar otros dones y nos anima a pedirlos (1 Corintios 12:31).

Dones que menciona la Biblia

En la Biblia encontramos tres listas principales de dones: 1 Corintios 12:4-11, 28; Romanos 12:6-8 y Efesios 4:7-13. A continuación aparecen los dones que mencionan esos pasajes junto a una breve definición.

Sabiduría

Va más allá de la sabiduría humana. Es tener la capacidad de saber decir o hacer lo que es correcto dentro de la voluntad de Dios en una situación específica.

Conocimiento

Saber o recibir la revelación de algo sobre una persona o situación sin haber recibido la información por medios naturales.

Fe

Confianza total en las promesas de Dios que no cede frente a las circunstancias adversas. Es mayor que la fe normal que tenemos todos los cristianos.

Dones de sanidad

Orar por personas enfermas física o emocionalmente y tener la capacidad de traer el poder sanador de Dios a sus vidas.

Poderes milagrosos

Hacer señales y prodigios más allá de las leyes naturales para mostrar la presencia y el poder de Dios en una situación particular.

Profecía

Comunicar una palabra de parte de Dios, un versículo o pasaje que aplica a una situación específica, con el fin de exhortar o animar.

Discernir espíritus

Habilidad de percibir qué tipo de espíritu actúa en cierta situación y determinar si viene de Dios o no.

Hablar en diversas lenguas

Capacidad de hablar un idioma sin haberlo estudiado para comunicar el mensaje del evangelio. También hay el don de lenguas angélicas, palabras que entiende solo Dios. Son para la edificación personal y para tener comunión especial con él.

Interpretar lenguas

Poder entender y comunicar un mensaje que se ha dado en lenguas en el idioma que pueden comprender los que están presentes.

Enseñanza

Habilidad especial para transmitir las verdades del evangelio con claridad e instruir a los demás cristianos en la palabra de Dios.

Evangelismo

Comparte el mensaje de salvación de una forma atractiva y relevante a aquellos que aun no han recibido el perdón de Dios.

Ayudar a otros, servir

Sensibilidad especial ante las necesidades de los demás y un gran deseo de hacer todo lo posible por aliviarles la carga.

Administración

Sabe organizar cosas o actividades, disfruta de la planificación, la dirección y la organización.

Ánimo

Da la palabra de ánimo o motivación en el momento preciso. Tiene una disposición positiva basada en las promesas de la palabra de Dios.

Dar con generosidad (socorrer a los necesitados)

Disfruta compartiendo sus recursos (tiempo, talento y dinero) con los demás, en especial con aquellos que sufren y con los que llevan el mensaje del evangelio a otros lugares.

Liderazgo, dirección

Disposición especial para guiar a otros y ayudarles a crecer en su andar con Jesús. Siente satisfacción al cuidar y alimentar espiritualmente de aquellos que Dios pone bajo su cuidado.

Mostrar compasión

Amor especial, misericordia genuina por los necesitados y la habilidad de identificarse con ellos.

Aprende un poco más sobre 4 dones del Espíritu poco conocidos.

¿Para qué sirven los dones espirituales?

Dios los da a sus hijos para capacitarlos a trabajar juntos por el crecimiento de la iglesia. Deben usarse con unidad de propósito, por el bien común. El deseo principal debe ser siempre que Cristo sea glorificado.

A fin de capacitar al pueblo de Dios para la obra de servicio, para edificar el cuerpo de Cristo.
(Efesios 4:12)

Los dones no se nos dan como un premio a nuestra espiritualidad. Dios nos los regala para que sirvamos a nuestros hermanos y para que nos animemos los unos a los otros en nuestro andar con Jesús. Al usarlos de forma correcta mostramos que Dios es real en nuestras vidas y que es él quien nos dirige.

1 Corintios 12:7

Dios nos capacita para cumplir con su obra en este mundo a través de los dones. La iglesia es más efectiva y funciona mejor cuando todos sus miembros ejercen los suyos. De lo contrario pasaría como cuando nos duele una muela o no podemos usar la mano por alguna razón. Nuestro cuerpo no funciona igual ni somos tan eficientes. Así mismo la iglesia sufre y cojea cuando sus miembros dejan de usar, o usan mal, los dones que Dios les ha concedido.

¿Cómo debemos usar los dones?

Es interesante ver que los tres capítulos principales en los que se habla de los dones tienen como denominador común el tema del amor y la unidad de los creyentes. Por esto queda claro que los dones deben usarse con amor, con el deseo de aportar para el bien y la edificación de la iglesia. De otra forma no cumplirán el propósito para el cual Dios los ha concedido.

Si hablo en lenguas humanas y angelicales, pero no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o un platillo que hace ruido. Si tengo el don de profecía y entiendo todos los misterios y poseo todo conocimiento, y si tengo una fe que logra trasladar montañas, pero me falta el amor, no soy nada. Si reparto entre los pobres todo lo que poseo, y si entrego mi cuerpo para que lo consuman las llamas, pero no tengo amor, nada gano con eso.
(1 Corintios 13:1-3)

Es importante valorar los dones que Dios nos ha dado y los dones que tienen los demás. Todos los dones son necesarios para el buen funcionamiento de la iglesia y no debemos menospreciar ningún don. Sea cual sea el don que Dios te ha concedido, agradécele y úsalo de forma fiel. Sirve a Dios con alegría y deja que él se mueva en tu vida y en la de los demás mediante el uso de tus dones.

Cada uno ponga al servicio de los demás el don que haya recibido, administrando fielmente la gracia de Dios en sus diversas formas.
(1 Pedro 4:10).


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martes, 14 de julio de 2020

Señales del fin del mundo en la Biblia




Vivimos en un mundo finito. La Biblia habla sobre su fin y detalla las señales que lo precederán. Dios nos exhorta en su palabra a estar alertas, a prepararnos. Entre las cosas que la Biblia menciona que sucederán se encuentra la segunda venida de Cristo, el momento en que Jesús vendrá a buscar a su Iglesia y todos los que hemos puesto nuestra fe en él iremos a vivir con él por la eternidad.

La Biblia también nos dice que en el final de los tiempos las naciones serán juzgadas y sucederán muchas catástrofes, hambres y guerras. Los que hemos creído en Jesús como Dios y Salvador no debemos temer. Tenemos la certeza de una eternidad con nuestro Padre celestial disfrutando de la plenitud de su amor, adorándole por siempre. Pero es importante estar preparados, reconocer los tiempos y exhortar a los que nos rodean a que se acerquen a Dios, acepten su perdón y vivan con la certeza de la salvación.

Las señales del fin

Hay varios pasajes de la Biblia que nos hablan sobre las diferentes señales que veremos al final de los tiempos. De hecho, hay un libro profético en la Biblia, el Apocalipsis, que habla con detalle sobre este tema. En Mateo 24:1-14 Jesús está hablando con sus discípulos sobre las señales del fin y ahí encontramos un buen resumen de aquello en lo que debemos fijarnos. Jesús menciona las diez señales que vemos a continuación.

1. Falsos maestros, falsos Cristos

Mateo 24:5 habla de algunos que anunciarán ser el Cristo y lograrán engañar a muchas personas. Por eso es importante saber que cuando Cristo regrese todo ojo le verá y será algo repentino.

2. Guerras y amenazas de guerra

Habrá muchas guerras, más que lo que hemos visto jamás. Será difícil que las naciones mantengan la paz y lleguen a acuerdos.

3. Hambre y terremotos

Se extenderá por todas partes el hambre debido a las guerras, al aumento de los desastres naturales (terremotos, huracanes) y a los efectos del maltrato de la naturaleza.

4. Persecución y odio contra los cristianos

Muchos perderán la vida solo porque aman y sirven a Jesús. Aumentará el odio contra la Iglesia y será muy visible en todas las esferas de la sociedad.

5. Muchos abandonarán la fe

Habrá personas que no soportarán el rechazo y odio contra ellos así que preferirán seguir otras doctrinas o corrientes más aceptadas por la sociedad.

6. Traición y odio

No habrá lealtad, cada uno buscará su propio bienestar y su protección aunque el precio sea traicionar a los más cercanos. El odio será más que evidente.

7. Falsos profetas que engañarán a muchos

Surgirán todo tipo de doctrinas que apelarán a la gente y muchos las aceptarán y seguirán.

8. Gran maldad

Las acciones malignas e injustas se extenderán. Habrá gran cantidad de personas sin escrúpulos ni remordimiento que les impidan causar daño a otras personas.

9. Poco amor

Los corazones se endurecerán, disminuirá el amor y el deseo de ayudar o cuidar de los demás.

10. Expansión del evangelio por todo el mundo

Se predicará el evangelio en cada rincón del mundo. Las buenas nuevas del evangelio se anunciarán a todos los grupos étnicos que hay alrededor del mundo; y entonces vendrá el fin (Mateo 24:14).

¿Cómo será la segunda venida de Jesús?

Mateo 24:30

Todo el mundo verá cuando Cristo regrese victorioso a buscar a su Iglesia. Al sonido de la trompeta los muertos en Cristo resucitarán, y los vivos serán arrebatados.

El Señor mismo descenderá del cielo con voz de mando, con voz de arcángel y con trompeta de Dios, y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego los que estemos vivos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados junto con ellos en las nubes para encontrarnos con el Señor en el aire. Y así estaremos con el Señor para siempre.
(1 Tesalonicenses 4:16-17)

Nadie sabe la fecha exacta en que esto sucederá, solo Dios Padre sabe el día y la hora (Mateo 24:36). La venida de Cristo será totalmente repentina, «como el relámpago que sale del oriente se ve hasta en el occidente» (Mateo 24:27). Por eso es tan importante que tengamos la certeza de que Cristo es nuestro Señor y Salvador, que hayamos rendido nuestras vidas ante él. De esa forma, esperaremos su segunda venida con gozo y no con temor.

5 razones por las que el cristiano no debe temer al fin del mundo.

¿Cómo me preparo?

1 Juan 1:9

Si no tienes certeza de salvación ahora es un buen momento para acercarte a Dios y pedir que perdone tus pecados. Él está esperando como Padre amoroso que es y que anhela la reconciliación con sus hijos. Pon tu fe en él, acepta su perdón y comienza a vivir una vida de obediencia y servicio a Dios.

Aprende cómo recibir el perdón de Dios.

Cuando tenemos nuestra fe puesta en Jesús no hay razón por la que debamos temer al futuro. Pase lo que pase sabemos que estamos a salvo en los brazos fuertes y amorosos de nuestro Padre. Nada ni nadie nos arrebatará de él, estamos seguros. Enfoquémonos en vivir de acuerdo con su voluntad, en obediencia y en confianza mientras esperamos su regreso.

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lunes, 13 de julio de 2020

¿Miedo al coronavirus? 10 versículos sobre la paz de Jesús para fortalecer tu fe





Las últimas semanas han sido un reto para todos. Desde que comenzó la expansión del coronavirus no importa a dónde miremos o qué escuchemos, siempre hay algo que nos recuerda que las cosas no son como antes: hay un nuevo virus que nos amenaza. Esta nueva realidad puede causarnos ansiedad llenándonos de miedo.
¿Cómo debemos responder los hijos de Dios ante esta situación? Primero, debemos recordar que Jesús ya nos advirtió sobre esto, así que no debería sorprendernos. En Lucas 21:11, cuando Jesús hablaba con sus discípulos sobre las señales del fin de los tiempos, mencionó las epidemias como una de las señales del fin.
Habrá grandes terremotos, hambre y epidemias por todas partes, cosas espantosas y grandes señales del cielo.
(Lucas 21:11)
Segundo, debemos aferrarnos más a Dios fortaleciendo nuestra fe en él. Necesitamos tomar tiempo para sentir su presencia y recibir esa paz tan maravillosa que él nos da. No venceremos el temor con nuestras propias fuerzas: lo haremos alimentando nuestra mente y nuestro espíritu con la Palabra de Dios y llenándonos del Espíritu Santo.
Es un buen momento para recordar que Dios es nuestro refugio y que podemos acudir a él en cualquier momento (Salmo 46). Él nos ama en gran manera, no nos deja y está con nosotros en medio de estas circunstancias adversas cuidándonos, ayudándonos y renovándonos con su paz. ¡Aprovechemos este tiempo para refugiarnos en nuestro Dios todopoderoso y así fortalecer nuestra fe!

1. ¡Jesús ya venció!

2. Tiempo para escuchar al Señor

3. Llevar los problemas ante Dios

4. Hay paz para los que aman la ley de Dios

5. Entregando la ansiedad al Señor

1 Pedro 5:7


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viernes, 10 de julio de 2020

5 razones por las que el cristiano no debe temer al fin del mundo





1. Sabemos a quién pertenecemos

Somos del Señor, no existe nada ni nadie que pueda arrebatarnos de sus brazos. Pertenecemos al Dios Todopoderoso, Padre amoroso que jamás abandona a sus hijos. No permitamos que la mentira y el engaño del maligno nos hagan dudar de esta (nuestra) realidad.

Ustedes, queridos hijos, son de Dios y han vencido a esos falsos profetas, porque el que está en ustedes es más poderoso que el que está en el mundo.
(1 Juan 4:4)

Mis ovejas oyen mi voz; yo las conozco y ellas me siguen. Yo les doy vida eterna, y nunca perecerán, ni nadie podrá arrebatármelas de la mano.
(Juan 10:27-28)

Por lo tanto, ustedes ya no son extraños ni extranjeros, sino conciudadanos de los santos y miembros de la familia de Dios, edificados sobre el fundamento de los apóstoles y los profetas, siendo Cristo Jesús mismo la piedra angular.
(Efesios 2:19-20)

Romanos 8:37-39

2. Dios está con nosotros

¡No estamos solos! Podemos estar seguros de eso. Después de su resurrección y antes de subir al cielo, Jesús prometió que estaría con nosotros todos los días hasta el fin del mundo (Mateo 28:20). ¡Él está con nosotros! Es en su presencia donde recibimos toda la fortaleza necesaria para hacer frente a las pruebas de esta vida.

Mientras más nos acerquemos al fin de los tiempos, más experimentaremos catástrofes y momentos de dificultad. Acercarnos a Dios y pasar tiempo con él nos ayudará a recibir el consuelo necesario en esos momentos difíciles de incertidumbre y nos llenará de fuerzas y valentía para continuar. ¡No batallamos solos o con nuestras propias fuerzas! ¡El Rey de Reyes está a nuestro lado!

No será por la fuerza ni por ningún poder, sino por mi Espíritu —dice el Señor Todopoderoso—.
(Zacarías 4:6b)

Se me afligía el corazón y se me amargaba el ánimo por mi necedad e ignorancia. ¡Me porté contigo como una bestia! Pero yo siempre estoy contigo, pues tú me sostienes de la mano derecha. Me guías con tu consejo, y más tarde me acogerás en gloria. ¿A quién tengo en el cielo sino a ti? Si estoy contigo, ya nada quiero en la tierra. Podrán desfallecer mi cuerpo y mi espíritu, pero Dios fortalece mi corazón; él es mi herencia eterna.
(Salmo 73:21-26)

...porque el Señor tu Dios está en medio de ti como guerrero victorioso. Se deleitará en ti con gozo, te renovará con su amor, se alegrará por ti con cantos...
(Sofonías 3:17)

Mateo 28:20

3. Dios es bueno y tiene todo el control

La realidad es que la bondad de Dios no ha terminado y todavía él está en el control de todo lo que sucede. Aun en medio de la incertidumbre de los tiempos presentes y de circunstancias que no logramos comprender, tenemos que seguir confiando en la bondad, el amor y el poder de nuestro Dios. ¡Él nunca cambia!

Nada de lo que sucede sorprende a Dios: él conoce el pasado, el presente y el futuro. Y es por eso que él nos dejó en su Palabra un resumen de todo lo que va a suceder. Lo hizo para que nos preparemos y recordemos que él tiene todo en sus manos. Nos toca permanecer firmes en nuestra fe y en la certeza de que Dios está con nosotros. No cedamos a la tentación de dudar: sigamos confiando en nuestro Señor.

Porque el Señor es bueno y su gran amor es eterno; su fidelidad permanece para siempre.
(Salmo 100:5)

Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito.
(Romanos 8:28)

Reflexión sobre Romanos 8:28, todo ayuda para el bien

Nahúm 1:7

4. Sabemos quién es el vencedor

Puede que veamos mucha maldad a nuestro alrededor y que las circunstancias parezcan confusas. Pero en realidad ya conocemos el final de la historia: ¡Jesús venció! Sí, él ya venció el poder de la muerte y al diablo. En Jesús tenemos paz en medio de las circunstancias y vida en abundancia. ¡Esa es la vida que él nos consiguió por medio de su muerte y su resurrección!

No vivamos como derrotados: Dios es más poderoso que cualquier ataque del enemigo porque Dios es más poderoso que el enemigo. Andemos en esa verdad. Actuemos con mucha prudencia y sabiduría ante los retos de estos tiempos, pero no perdamos de vista que servimos al Dios victorioso, el Rey de Reyes, ¡el vencedor!

Lo cierto es que Cristo ha sido levantado de entre los muertos, como primicias de los que murieron. De hecho, ya que la muerte vino por medio de un hombre, también por medio de un hombre viene la resurrección de los muertos. Pues así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos volverán a vivir, pero cada uno en su debido orden: Cristo, las primicias; después, cuando él venga, los que le pertenecen. Entonces vendrá el fin, cuando él entregue el reino a Dios el Padre, luego de destruir todo dominio, autoridad y poder. Porque es necesario que Cristo reine hasta poner a todos sus enemigos debajo de sus pies.
(1 Corintios 15:20-25)

Luego oí en el cielo un gran clamor: «Han llegado ya la salvación y el poder y el reino de nuestro Dios; ha llegado ya la autoridad de su Cristo. Porque ha sido expulsado el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba día y noche delante de nuestro Dios. Ellos lo han vencido por medio de la sangre del Cordero y por el mensaje del cual dieron testimonio; no valoraron tanto su vida como para evitar la muerte. Por eso, ¡alégrense, cielos, y ustedes que los habitan! Pero ¡ay de la tierra y del mar! El diablo, lleno de furor, ha descendido a ustedes, porque sabe que le queda poco tiempo».
(Apocalipsis 12:10-12)

1 Corintios 15:57

5. Conocemos nuestro destino final

En Apocalipsis encontramos detalles sobre cómo será el fin del mundo. Sabemos lo que sucederá. Esta tierra pasará, no existirá más. Pero los hijos de Dios, los que hayamos recibido a Jesús como Señor y Salvador moraremos con él por la eternidad. El sufrimiento, el dolor, la muerte, la incertidumbre y los desastres, todo eso terminará. Viviremos eternamente con nuestro Padre celestial. Gozaremos del cielo nuevo y la tierra nueva y alabaremos a nuestro Dios por siempre.

Oí una potente voz que provenía del trono y decía: «¡Aquí, entre los seres humanos, está la morada de Dios! Él acampará en medio de ellos, y ellos serán su pueblo; Dios mismo estará con ellos y será su Dios. Él les enjugará toda lágrima de los ojos. Ya no habrá muerte, ni llanto, ni lamento ni dolor, porque las primeras cosas han dejado de existir».
(Apocalipsis 21:3-4)

La ciudad no necesita ni sol ni luna que la alumbren, porque la gloria de Dios la ilumina, y el Cordero es su lumbrera. Las naciones caminarán a la luz de la ciudad, y los reyes de la tierra le entregarán sus espléndidas riquezas. Sus puertas estarán abiertas todo el día, pues allí no habrá noche. Y llevarán a ella todas las riquezas y el honor de las naciones. Nunca entrará en ella nada impuro, ni los idólatras ni los farsantes, sino solo aquellos que tienen su nombre escrito en el libro de la vida, el libro del Cordero.
(Apocalipsis 21:23-27)

¿Cuál debe ser nuestra respuesta?

Lleva tus temores ante el Señor en oración. ¡Clama a él y recibe su paz! No permitas que el enemigo de las almas te engañe. ¡Resiste sus artimañas usando y proclamando con sabiduría la palabra de Dios! Memoriza versículos bíblicos. Propón en tu corazón cumplir fielmente con el ministerio que Dios te ha dado. ¡Lleva la paz de Jesús a todos los que te rodean!

Queremos ver una gran cosecha de almas rendidas ante Dios. Es tiempo de levantarnos y ser aun más valientes al compartir el amor de Dios, la paz y la esperanza que tenemos en él. Ora, intercede por tus amigos y familiares que aun no conocen al Señor. Que ellos también aprendan a enfrentar sus temores y aflicciones llenos de paz porque tienen una relación personal con Jesús, nuestro Salvador y la certeza de la vida eterna.

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Imagen: JLG en Pixabay

Libres de la aflicción