Las últimas semanas han sido un reto para todos. Desde que comenzó la expansión del coronavirus no importa a dónde miremos o qué escuchemos, siempre hay algo que nos recuerda que las cosas no son como antes: hay un nuevo virus que nos amenaza. Esta nueva realidad puede causarnos ansiedad llenándonos de miedo.
¿Cómo debemos responder los hijos de Dios ante esta situación? Primero, debemos recordar que Jesús ya nos advirtió sobre esto, así que no debería sorprendernos. En Lucas 21:11, cuando Jesús hablaba con sus discípulos sobre las señales del fin de los tiempos, mencionó las epidemias como una de las señales del fin.
Habrá grandes terremotos, hambre y epidemias por todas partes, cosas espantosas y grandes señales del cielo.
(Lucas 21:11)
Segundo, debemos aferrarnos más a Dios fortaleciendo nuestra fe en él. Necesitamos tomar tiempo para sentir su presencia y recibir esa paz tan maravillosa que él nos da. No venceremos el temor con nuestras propias fuerzas: lo haremos alimentando nuestra mente y nuestro espíritu con la Palabra de Dios y llenándonos del Espíritu Santo.
Es un buen momento para recordar que Dios es nuestro refugio y que podemos acudir a él en cualquier momento (Salmo 46). Él nos ama en gran manera, no nos deja y está con nosotros en medio de estas circunstancias adversas cuidándonos, ayudándonos y renovándonos con su paz. ¡Aprovechemos este tiempo para refugiarnos en nuestro Dios todopoderoso y así fortalecer nuestra fe!
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