viernes, 15 de febrero de 2019

El Evangelio nockeó fulminantemente al Horóscopo, la Cartomancia, y a las religiones



El Pastor de enseñanza Julio César Barreto expuso en "Casa de enseñanza para Vida", en la ciudad de Maturín (Venezuela) el tema: "El Cáncer (espiritual) es curable sí se diagnostica a tiempo", del cual este es un pequeño extracto. 
Soli Deo Gloria.

@agapeenlaradio   #AgapeEnlaRadio


jueves, 14 de febrero de 2019

El Cáncer (espiritual) es curable sí se diagnostica a tiempo



El Pastor Julio César Barreto expuso este tema en "Casa de enseñanza para Vida", en la ciudad de Maturín (Venezuela). A semejanza del Cáncer que afecta el cuerpo humano, sí este se diagnostica a tiempo es curable; de igual manera el Cáncer (espiritual) (Romanos 6:23), sí se diagnostica (si hay arrepentimiento) a tiempo es curable, aplicando la preciosa Sangre del Cordero de Dios que quita el pecado del mundo ( 1ra. de Juan Cap.1).






martes, 25 de diciembre de 2018

Predicación: Hablemos de los Celos (Pr. Julio César Barreto)




Por: Pr. Julio César Barreto /

«Porque Jehová tu Dios es fuego consumidor, Dios celoso.»
Deuteronomio 4:24

 Generalmente asociamos la palabra celo con el ámbito de lo conyugal o el noviazgo, donde uno de los dos se siente traicionado o efectivamente lo está.  Pero el  término tiene otras connotaciones y  lo vamos a estar observando detalladamente. ¿Qué tal si nos planteamos algunas interrogantes y las trabajamos para encontrar las respuestas? ¿Les parece? Ok, veamos:

1. ¿Cuál es la definición del término Celo?
2. ¿Es celoso Dios?
3. ¿Quiere acaso Dios que sus hijos sean celosos? ¿De qué?
4. ¿Cuál es la aplicación práctica de este tema en la vida de los cristianos?


I.  Definamos el término
a. Cuidado, esmero, interés  que alguien pone al hacer algo (a nivel profesional).
b. Celos Emocionales (Los celos  entre cónyuges): Tendemos a confundir miedo por pérdida con “celos normales”. Los celos nunca son normales, pues conllevan un trasfondo de posesión: “tú eres mía y de nadie más”. El miedo por pérdida implicaría un temor a que una persona que amamos deje de prestarnos atención o a perderla, pero en ningún caso tomaremos una medida drástica o violenta para evitar su marcha.”


II  ¿Dios es celoso?
Su celo es divino (no es humano).  El celo de Dios es una preocupación por el bienestar de su pueblo; su determinación de que nada surja entre él y ellos que pudiera engañar, minar o destruir. Los celos son un pecado cuando es un deseo de algo que no te pertenece. La adoración, la alabanza, el honor y la adoración pertenecen sólo a Dios, porque sólo Él es digno de ello. Por lo tanto, Dios es justamente celoso (Deut. 4:24) cuando esa adoración, alabanza, honor o adoración es brindada a los ídolos. Esta es precisamente la clase de celos a los que se refiere el apóstol Pablo en 2 a Corintios 11:2, “Porque os celo con celo de Dios,.....”


Dios es Celoso con todo derecho porque Él no está dispuesto a compartir su lugar de supremacía en el universo con nadie, Él es el único digno de recibir adoración (Apoc. 4:11), Dios no acepta que se le sirva a Él y que al mismo tiempo intentemos servir a otros “dioses”, no tolerará que se le niegue el respeto que merece ni la gloria que le pertenece; es decir, Dios no es celoso de lo ajeno sino de lo propio. En el caso de Dios esto es correcto porque Él es dueño de todo, tiene todo el derecho, Él puede reclamar toda la gloria, alabanza, adoración, fuerzas, mente, corazón y todo lo que existe.


III ¿Sabía usted que Dios quiere que sus hijos sean celosos?

Apocalipsis 3:19 Yo reprendo y castigo a todos los que amo; sé, pues, celoso, y arrepiéntete. 

¿ES APROPIADO que un cristiano sea celoso? La Biblia nos estimula a ‘seguir tras el amor’ y afirma que “el amor no es celoso” (1 Corintios 13:4; 14:1). Pero por otro lado, también nos dice que “Jehová [...] es un Dios celoso” y nos exhorta a ‘hacernos imitadores de Dios’ (Éxodo 34:14; Efesios 5:1).

La solución prescrita por Cristo a este problema era fácil a seguir: Él les aconsejaba a “ser celosos y arrepentirse” (verso 19). Nosotros también debemos ser celosos. Como cristianos debemos ser vehementes seguidores de Dios y tener un fuerte interés en su camino y su Iglesia.


Por esa razón Josué retó al pueblo  diciéndoles:

«Ahora, pues, temed a Jehová, y servidle con integridad (en totalidad) y en verdad; y quitad de entre vosotros los dioses a los cuales sirvieron vuestros padres al otro lado del río, y en Egipto; y servid a Jehová. Y si mal os parece servir a Jehová, escogeos hoy a quién sirváis; si a los dioses a quienes sirvieron vuestros padres, cuando estuvieron al otro lado del río, o a los dioses de los amorreos en cuya tierra habitáis; pero yo y mi casa serviremos a Jehová.» Josué 24:14-15 

Así nosotros debemos tener celo en nuestro andar cristiano, no tolerando la falta de respeto a Dios. Jesús mismo cuando llegó al templo y vio a las personas que iban a presentar ofrenda a Dios, a aquellos que venían de lejos y buscaban presentar adoración a Dios eran abordados por cambistas y abusaban de ellos vendiéndoles la ofrenda a precios elevados, haciendo mercadería de ello.

«Y entró Jesús en el templo de Dios, y echó fuera a todos los que vendían y compraban en el templo, y volcó las mesas de los cambistas, y las sillas de los que vendían palomas; y les dijo: Escrito está: Mi casa, casa de oración será llamada; mas vosotros la habéis hecho cueva de ladrones.»  Mateo 21:12-13 
(Salmo 69:9). 

Así como Dios es fuego consumidor, es de esperarse que se encuentre em nosotros un ardor de celo al ver cuando uno mismo o los que nos rodean, mostramos algún menosprecio a Dios con nuestros pecados. Debe dolernos la injusticia y debemos anhelar con todo nuestro corazón que el nombre Santo de nuestro Dios sea en todo tiempo glorificado. No olvidemos que fuimos creados para "Buenas Obras", las cuales preparó Dios de antemano para que anduviesemos en ellas (Efesios 2:10). Dios inspiró al profeta Isaias a que hablara acerca de su Reino venidero: "...el celo del Eterno de los ejércitos hará esto" (Isaias 9:7). Sí Dios es celoso de su reino, ¿No lo seremos nosotros también?.

¿Si me entendieron, verdad?.

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lunes, 24 de diciembre de 2018

3 temas en Síntesis (Identidad, Oración, Santidad)




Por: Pr. Julio César Barreto /



Este Post es una reminiscencia de 3 temas que enseñé desde el púlpito, no hace tanto tiempo. Vale la pena (creo) tenerlos muy pendiente siempre. Aquí está una síntesis de ellos.

Uno – Hablemos de Identidad. Dijimos en ese entonces que es perentorio  (determinante, decisivo) que el pueblo de Dios tenga plena conciencia de su nueva Identidad como hijos de Dios y  por lo tanto posee una nueva ciudadanía.

(Filipenses. 3: 20,21).

Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo;
el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya, por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas.


La importancia de nuestra nueva Identidad:

1. La identidad es importante porque con ella puedo saber quién soy, de dónde vengo (o sea, cuál es mi origen) y para donde voy (cuál es mi destino). Veamos la respuesta de Jesús a los Fariseos en Juan 8: 13,14.

Entonces los fariseos le dijeron: Tú das testimonio acerca de ti mismo; tu testimonio no es verdadero.

Respondió Jesús y les dijo: Aunque yo doy testimonio acerca de mí mismo, mi testimonio es verdadero, porque sé de dónde he venido y a dónde voy; pero vosotros no sabéis de dónde vengo, ni a dónde voy.


2. La identidad es importante  porque nos estimula a cumplir con el propósito para el cual fuimos creados.

(Efesios 2:10)
Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para hacer buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviéramos en ellas. (LBLA).



Dos – Hablemos de la Oración: Los ciudadanos del reino de los Cielos, saben que tienen que orar constantemente, porque de esa manera reciben instrucciones de su Señor; son consolados, guiados, exhortados, confiesan sus faltas y son perdonados. Todo embajador (y cada creyente es uno de ellos), debe permanecer en contacto con su Jefe de Gobierno, en este caso debe estar en contacto con su Rey por medio del Espíritu Santo. (1 Tes. 5:17).

“Por tanto, somos embajadores de Cristo, como si Dios rogara por medio de nosotros, en nombre de Cristo les rogamos: ¡Reconcíliense con Dios!” (2 Cor. 5:20 NBL).



Tres – Hablemos de la Santidad: Todo ciudadano del reino de los Cielos debe saber que su vida está escondida en Cristo (Colosenses 3:3), y que por gracia fue hecho salvo (Efesios 2: 8,9). Esa “Gracia” (el favor inmerecido de Dios para con nosotros)  no debe ser usada como pretexto para cometer abusos y vivir disipadamente (Rom. 6:1,2), contrario a los propósitos para lo cual fuimos rescatados de nuestra anterior y  vana manera de vivir. Escrito está: Sin santidad nadie verá a Dios (Hebreos 12:14). Por lo que concluimos este punto con las palabras del apóstol Pedro en…1 Pedro 1:15-17 Dios Habla Hoy (DHH)

Al contrario, vivan de una manera completamente santa, porque Dios, que los llamó, es santo;  pues la Escritura dice: «Sean ustedes santos, porque yo soy santo.»
Si ustedes llaman «Padre» a Dios, que juzga a cada uno según sus hechos y sin parcialidad, deben mostrarle reverencia durante todo el tiempo que vivan en este mundo.

¿Si me entendiste, verdad?


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domingo, 2 de diciembre de 2018

¡Una cosa yo sé, que yo era ciego y ahora veo!




Por: Pr. Julio César Barreto

Recuerdo que un día estando en la iglesia, un joven entonó una melodía que entre otras decía: ¡Una cosa yo sé, que yo era ciego y ahora veo!. El peor de los ciegos -continuó su canto- es todo aquel, que teniendo la vista buena no pueda ver. Me conmoví mucho esa mañana y caí de rodillas. Levanté mis manos y adoré a Dios. 

¿Quién no ha sido como Bartimeo?. Sólo hasta que llega Jesús a nuestro corazón y lo toca y le da vida, es cuando realmente comenzamos a ver. ¡Gracias Señor Jesús por haberme dado la vista espiritual!



Era un hombre solitario que vivía de limosnas 

hasta que paso Jesús y su vida transformo. 

Era Bartimeo el ciego que sentado en el camino oyo 

que paso Jesús y clamando se paro. 
Su clamor era profundo, tan profundo que el Maestro 
con la grande multitud claramente oyó su voz.. 
No clamaba con sus labios sino con su corazón y 
DIOS nunca a despreciado el humilde corazón 



Coro 

//Ten misericordia, ten misericordia de mi 

le gritaba Bartimeo y Jesús oyó su voz.//




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martes, 27 de noviembre de 2018

El secreto espiritual de Abraham, por A.W. Tozer

   


Vemos claramente el propósito de Dios en la prueba que le permitió pasar a Abraham. Después que Abraham hubo pasado la prueba de no negarle a Dios su único hijo Isaac, se abrieron los cielos, y se oyó una voz que dijo: “Por mí mismo he jurado, dice Jehová, que por cuanto has hecho esto, y no me has rehusado tu hijo, tu único, bendiciendo te bendeciré, y multiplicando multiplicaré tu simiente como las estrellas del cielo, y como la arena que está a la orilla del mar; y tu simiente poseerá las puertas de sus enemigos. En tu simiente serán benditas todas las familias de la tierra, por cuanto obedeciste a mi voz” (Génesis 22:16–18)
El anciano varón de Dios levantó la cabeza para responder a la voz y se detuvo allí sobre el monte, fuerte, puro y grande; un hombre a quien Dios había elegido para un fin especial, el amigo preferido del Altísimo. Abraham era pues un hombre totalmente rendido a Dios, completamente sometido a él, y sin nada que pudiera llamar suyo. Había puesto todo en su amado hijo, y Dios se lo había quitado. Dios pudo haber comenzado de a poco, trabajando en la periferia de la vida de Abraham, pero prefirió ir derechamente al corazón y hacer la separación con un solo tajo. Así economizó tiempo y dolor, y la acción fue efectiva.
He dicho que Abraham no tenía nada que pudiera llamar suyo. Pero, ¿no era rico este hombre? Tenía siervos, ovejas, camellos, ganado y bienes de toda clase. Además tenía a su esposa, y sus amigos, y lo que era mejor aún, tenía a Isaac, su hijo.
¿Cuál era el secreto espiritual de Abraham?
Tenía de todo, pero nada era suyo. Este es el secreto espiritual, la dulce teología del corazón que se aprende en la escuela del renunciamiento. Los libros de teología sistemática no hablan de esto, pero los entendidos lo comprenden.
Después de esta amarga, pero bendita experiencia, creo que las palabras “mi” y “mío,” adquirieron otro significado para Abraham. El sentido de posesión que ellas conllevan había desaparecido de su corazón. Las cosas se habían ido para siempre. Era algo externo al hombre. Ya no tenían lugar alguno en el corazón de Abraham. El mundo podía decir, “Abraham es rico,” pero el anciano por dentro sonreía. No podía explicárselos a ellos, pero él sabía que nada poseía. Sus tesoros verdaderos eran internos y eternos.
Sin duda ninguna que el hábito de apegarse a las cosas materiales es uno de los más dañinos de la vida. Hábito que por ser tan natural, pasa tantas veces desapercibido. Pero sus resultados son desastrosos.
Con harta frecuencia negamos dar nuestros bienes al Señor por el temor de perderlos, especialmente cuando dichos tesoros son miembros de nuestra familia, o amigos queridos. Pero no tenemos razón para abrigar tales temores. Nuestro Señor no vino para destruir sino para salvar. Todo lo que encomendamos a su cuidado está seguro. La verdad es que no hay nada que esté realmente seguro si no se lo encomendamos a él.
Debemos dar también nuestros dones y talentos al servicio de Dios.
También debemos entregarle nuestros dones y talentos. Debemos reconocer que son simplemente préstamos que Dios nos ha hecho, y no debemos suponer que son propiedad nuestra. No debemos reclamar méritos por talentos o habilidades como no debemos alabarnos por el color de nuestro pelo o nuestros ojos. “Porque, ¿quién te distingue? ¿o qué tienes que no hayas recibido? Y si lo recibiste, ¿de qué te glorías, como si no hubieras recibido?” (1 Corintios 4:7)
El cristiano suficientemente despierto reconocerá esta maligna tendencia de su corazón, y le apenará el hecho de que ella exista. Si su anhelo de conocer más profundamente a Dios es lo bastante fuerte, querrá hacer algo para remediar el mal. La pregunta es, ¿qué es lo que puede hacer?
Lo primero de todo es poner aparte todo intento de defensa y no hacer ningún intento de justificarse ante sus propios ojos o los ojos de Dios. Quien quiera que trate de defenderse a sí mismo, no tendrá quién acuda en su defensa, pero si se presenta indefenso delante de Dios, su defensor será el propio Dios. El cristiano deseoso de mejor vida espiritual debe olvidarse de cualquier treta resbaladiza que imagine su corazón, y presentarse franca y humildemente delante de Dios.
También debe tener presente que este es un asunto santo. Ningún tratamiento superficial o descuidado arreglará la situación. El que quiera recibir la ayuda y bendición de Dios, debe acercarse a él con la plena y absoluta determinación de que él le oiga. Debe insistir en que Dios acepte todo, y tome todas las cosas que hay en su corazón, y que el Señor mismo venga a ser el rey. Tal vez sea necesario que mencione cada cosa y cada persona por nombre. La persona que lo haga así, con franqueza, con sinceridad, sin reservas de ninguna clase, acortará el tiempo de su agonía, reduciéndolo de años a minutos, y entrará a la tierra prometida mucho antes que los que creen que a Dios hay que tratarlo con mucha precaución.
Las verdades espirituales se aprenden a través de la experiencia.
No debemos olvidar que estas verdades espirituales no se aprenden por repetición, como se aprenden las reglas de la física y otras ciencias. Las verdades divinas se aprenden por experiencia, sintiéndolas antes de poder saber lo que son. Si queremos conocer las bendiciones de Abraham debemos sentir en carne propia sus mismas angustias y agonías. La antigua maldición no desaparece sin producir dolores. El viejo miserable que hay dentro de nosotros no se rinde, ni muere, acatando nuestras órdenes. Ha de ser arrancado de nuestro corazón como se arranca una mala hierba fuertemente adherida a la tierra. Es necesario extraerlo con dolor y derramamiento de sangre, igual que una muela que se extrae de la mandíbula. Debe ser expelido fuertemente del alma, de la misma manera que Jesús echó a los mercaderes del templo. Por nuestra parte debemos resistir la tentación de tener lástima de nosotros mismos, uno de los pecados más reprensibles de la naturaleza humana.
Conclusión.
Si deseamos conocer a Dios en una creciente intimidad, debemos renunciar a todo deseo de propia complacencia. Tarde o temprano, Dios nos someterá a esta prueba. Cuando Dios pidió a Abraham que sacrificara a Isaac, el patriarca no sabía que Dios lo estaba probando. Si él hubiera asumido otra actitud diferente de la que asumió, la historia del Antiguo Testamento hubiera sido muy diferente. Dios hubiera hallado otro hombre como el que buscaba, y Abraham se hubiera hundido en el anonimato. De igual modo a cualquiera de nosotros puede llegarnos la prueba en cualquier momento, quizás sin que nos demos cuenta de que es una prueba. En el momento de prueba no habrá más que una sola alternativa, y todo nuestro porvenir dependerá de la elección que hagamos.
Padre, ansío conocerte, pero mi cobarde corazón teme dejar a un lado sus juguetes. No puedo deshacerme de ellos sin sangrar interiormente, y no trato de ocultarte el terror que eso me produce. Vengo a tí temblando, pero vengo. Te ruego que arranques de mi corazón todo eso que ha sido tantos años parte de mi vida, para que tú puedas entrar y hacer tu morada en mí sin que ningún rival se te oponga. Entonces harás que tu estrado sea glorioso; no será necesario que el sol arroje sus rayos de luz dentro de mi corazón, porque tú mismo serás mi luz, y no habrá más noche en mí. Te lo imploro en el nombre de Jesús, amén.
Adaptado de: W. Tozer, La Búsqueda de Dios: Un Clásico Libro Devocional, trans. Dardo Bruchez (Camp Hill, PA: Christian Publications, 1977), 26-31.

Fuente: https://semperreformandaperu.org

lunes, 26 de noviembre de 2018

¿Qué es la Teología Reformada?





Respuesta: Hablando en términos generales, la Teología Reformada incluye cualquier sistema de creencia que traza sus raíces a la Reforma Protestante del siglo 16 d.C. Por supuesto, los Reformadores mismos basaron su doctrina en las Escrituras, tal como es indicado en su credo de “sola escritura,” así que la teología reformada no es un “nuevo” sistema de creencia sino uno que busca continuar la doctrina apostólica.

En general, la teología reformada se mantiene firme en la autoridad de la Escritura, la soberanía de Dios, la salvación por gracia por medio de Cristo, y la necesidad del evangelismo. Es llamada a veces la teología del pacto por su énfasis en el pacto de Dios hecho con Adán y el nuevo pacto que vino a través de Jesucristo (Lucas 22:20).

La Autoridad de la Escritura: La teología reformada enseña que la Biblia es la Palabra de Dios, inspirada y autoritaria, suficiente en todo asunto de fe y práctica. 

La Soberanía de Dios: La teología reformada enseña que Dios reina con un control absoluto sobre la creación. Él ha ordenado en su presciencia todo lo que suceda y por lo tanto nunca es frustrado por las circunstancias. Esto no limita la voluntad de la criatura, como tampoco hace de Dios el autor del pecado.

La Salvación por gracia: La teología reformada enseña que Dios en Su gracia y misericordia ha elegido redimir a un pueblo para Sí mismo, rescatándolo del pecado y de la muerte. La doctrina reformada de la salvación es comúnmente representada por la palabra acróstica inglesa TULIP (conocida también como los cinco puntos del Calvinismo): 

T – Total Depravity (La depravación total). El hombre es completamente incapaz en su estado pecaminoso, está bajo la ira de Dios, y no puede de ninguna manera agradar a Dios. La depravación total significa también que el hombre, por su propia cuenta, no buscará conocer a Dios, hasta que Dios en Su gracia lo mueva a hacerlo (Génesis 6:5Jeremías 17:9Romanos 3:10-18). 

U – Unconditional Election (La elección incondicional). Dios, desde la eternidad pasada, ha escogido salvar a una gran multitud de pecadores, la cual ningún hombre pueda numerar (Romanos 8:29-309:11Efesios 1:4-6,11-12).

L – Limited Atonement (La expiación limitada). También llamada una “redención particular.” Cristo tomó sobre Sí el juicio por el pecado de los elegidos, y de ese modo pagó por sus vidas con Su muerte. En otras palabras, Él no sólo hizo “posible” la salvación, sino que de hecho la obtuvo para aquellos que Él hubo escogido (Mateo 1:21Juan 10:1117:9Hechos 20:28Romanos 8:32Efesios 5:25).

I – Irresistible Grace (La gracia irresistible). En su estado caído, el hombre resiste el amor de Dios, pero la gracia de Dios obrando en su vida hace que desee lo que previamente él había resistido. Es decir, la gracia de Dios no fallará en realizar su obra salvadora en los elegidos (Juan 6:37,4410:16).

P – Perseverence of the Saints (La perseverancia de los santos). Dios protege a Sus santos de apartarse de la fe; por tanto, la salvación es eterna (Juan 10:27-29Romanos 8:29-30Efesios 1:3-14).

La necesidad del evangelismo: La teología reformada enseña que los cristianos están en el mundo para hacer una diferencia, espiritualmente a través del evangelismo, y desde el punto de vista social por sus vidas santas y el ser humanitarios. 

Otros distintivos de la teología reformada por lo general incluyen la observancia de dos sacramentos (bautismo y comunión), sostiene una perspectiva cesacionista de los dones espirituales (los dones no son dados a la Iglesia), y un punto de vista no dispensacional de las Escrituras. Puestos en alta estima en las Iglesias Reformadas son los escritos de Juan Calvino, Juan Knox, Ulrico Zwingli, y Martín Lutero. La Confesión de Fe Westminster personifica la teología de la tradición reformada. Las iglesias modernas de la tradición reformada incluyen las presbiterianas, las congregacionalistas, y algunas bautistas.

Fuente: gotquestions.org

Todo tiene su tiempo