Por: Pr. Julio César Barreto /
Verdad de Verdades es esta; necesitamos radicalizar nuestra fe, nuestra moral y nuestra espiritualidad. Hablo de los hombres y mujeres nacidos de nuevo. En las Sagradas Escrituras encontramos muchas exhortaciones que nos instan a hacerlo. He aquí algunos ejemplos:
1. "Ustedes son la sal de la tierra; pero si la sal se desvaneciere, ¿con qué será salada? No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los hombres" ( Mateo 5:13)
2. "Ustedes son la luz del mundo...así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos" (Mateo 5: 14-16)
Es fácilmente demostrable por las Escrituras, que ningún hombre puede salvarse por medio de las obras, porque se nos dice claramente que nuestra salvación es un "regalo de Dios", el cual se recibe por Fe (Ro. 6:23; Efes. 2:5; Col. 2:13). Pero las buenas obras que somos llamados a hacer, son el distintivo de los que son verdaderamente salvos. No en vano dice Santiago: "Tu dices que tienes fe, muéstrame tu fe sin tus obras y yo te mostraré mi fe por mis obras" (Stg. 2: 14-18)
Para hacer esto se requiere tener Fe (y Dios nos la ha dado) y una firme determinación a glorificar a Dios (que nos sacó de las tinieblas a su Luz Admirable) con una conducta ejemplar, que hable más fuerte que las palabras que podamos expresar. Necesitamos que el Evangelio (la Buena Noticia de Dios para nosotros) arda en nuestros corazones y se meta en nuestros huesos "...Y dije: No me acordaré más de él, ni hablaré más en su nombre; no obstante, había en mi corazón como un fuego ardiente metido en mis huesos; traté de sufrirlo, y no pude."(Jeremías 20:9).
Debemos querer que la Palabra de Dios nos traspase como espada de dos filos, y que discierna nuestros pensamientos y las intenciones del corazón. (Hebreos 4:12). Quiero que la Palabra de Dios esté en mi ADN y aceptar por fe que desde antes de la fundación del mundo, el Señor escribió en mi Código Genético (permitanme por favor decirlo de este modo) Su voluntad para con nosotros..."Según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él..." (Efesios 1: 3-7).
Quiero que esa Palabra gloriosa corra por todo mi torrente sanguíneo, e impregne cada una de mis células, mi cerebro, mi corazón, y todo mi ser. Cada vez que la ingiero ávidamente, como el niño que desea y necesita la leche espiritual no adulterada y crecer por medio de ella cada día ( 1 Pedro 2: 1-3).
El autor de una popular melodía utilizó una expresión que yo creo que calza muy bien con la idea que trato de comunicar. El dijo: "Te tengo bajo mi piel... Te tengo en lo profundo de mi corazón. Tan profundo en mi corazón, que realmente eres parte de mí" . De esta manera (y con más razón) debemos por amor a Aquel que nos amó primero, hacernos claramente conscientes que Él habita bajo nuestra piel y que ciertamente Su Espíritu habita profundamente en nuestro corazón; tan profundamente que realmente Él es parte de nuestro ser. Así que vivamos victoriosos en el nombre de Jesús y declaremos con confianza: Jesus: I´ve Got You Under my Skin - Jesús: Te tengo bajo mi piel...en lo más profundo de mi corazón.
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