Transcurrieron dos días enteros en los que la luciérnaga estuvo tratando de salvar su vida, pero la serpiente no se daba por vencida.
Llegado el tercer día, la luciérnaga se detuvo y fingiéndose exhausta, dijo a la serpiente:
– «Lo lograste, me doy por vencida, pero antes de que me devores déjame hacerte tres preguntas»:
– ¿Pertenezco a tu cadena alimenticia?
– No
– ¿Te he hecho algún daño?
– No
– Entonces, ¿por qué quieres acabar conmigo?
– ¡Porque no soporto verte brillar!
Enterada de las intenciones sin sentido de la serpiente, la luciérnaga solo se limito a volar más alto y a seguir brillando; sabiendo que siempre sería un bocado inalcanzable para ella.
A lo largo de nuestra vida siempre nos vamos a topar con serpientes, personas que tratarán opacar nuestro éxito y ganas de avanzar. Hay muchas personas que andan por la vida tratando de opacar el brillo de quienes si logran cumplir sus sueños.
Tu limítate a volar alto, y sobre todo a «seguir brillando», tanto que con tu propia luz puedas iluminar el camino de quienes están es oscuridad, para que ellos también puedan avanzar.
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