Por: Pr. Julio César Barreto
Sí una cosa es
cierta entre muchas es esta: Dios se interesa por los seres humanos. A Él no le es indiferente sí el hombre o la mujer
sufre, sí lloran, sí tienen dolor, sí
viven o sí están a punto de morir, sí se pierde o se salvan. Aunque existen
millares de personas en la tierra, Dios sea abrirá paso y llegará hasta esa persona y le hablará.
Procuremos entender esto analizando las palabras de Eliú, el más joven de los
amigos de Job.
“Sin embargo, en una o en dos maneras habla Dios; Pero el
hombre no entiende.
Por sueño, en visión nocturna, cuando el sueño cae sobre los
hombres, cuando se adormecen sobre el lecho, entonces revela al oído de los
hombres y les señala su consejo.
Para quitar al hombre de su obra, y apartar del varón la
soberbia. Detendrá su alma del sepulcro, y su vida de que perezca a espada.
He aquí, todas estas cosas hace Dios dos y tres veces con el
hombre, para apartar su alma del sepulcro, y para iluminarlo con la luz de los
vivientes”
(Job
33: 14-18; 29-30)
En realidad son más
de dos las maneras en que Dios habla al hombre; la radio, la televisión, la
lectura de Las Sagradas Escrituras, los predicadores, la música cristiana,
etc. Lo importante por sobre todo es lo
que la persona haga con las palabras que Dios le diga, por medio de cualquier
manera que Él haya escogido para hablarle a esa persona.
Este artículo no
procura hacer una doctrina de los sueños, como
una manera casi exclusiva en la que Dios nos comunica su voluntad, lo
que quiero expresar a través de él, es que el Creador de todas las cosas se
interesa por los seres humanos, y quiere el bien para cada uno de nosotros. Con
esa finalidad Él se provee de cualquier manera de comunicación para hablarnos y
apartarnos de aquello que nos aleja de Él y que nos está haciendo daño.
Les
contaré algo que me aconteció hace algún tiempo atrás, estaba yo atravesando
por una situación muy difícil a nivel personal y familiar, aquello me había
golpeado fuertemente y mi ánimo había decaído bastante, a un nivel muy
peligroso. Aquel día iba conduciendo un
vehículo y escuchando la radio. De
repente el conductor del programa cristiano que llevaba en mi dial, dijo: “No
se aparte de la sintonía porque antes que concluya este programa, tengo una
palabra de Dios para usted”. Aquella expresión me captó y me mantuve en
sintonía. Al final, antes de concluir el espacio radial, el conductor del mismo
dijo: “Este es el mensaje de Dios para usted: Durante todo este tiempo te he
guardado, y te estoy preparando para algo mejor”.
Aunque ha transcurrido
algunos años desde que me aconteció esta experiencia, todavía no dejo de
admirarme por como Dios sabe encontrar alguna excusa para hablar a nuestro
corazón. Llegado el momento, Dios me fortaleció de nuevo y reinicié mi Ministerio con mayor fuerza (de
parte de Dios). Y para la gloria de Dios, hoy puedo decir que se ha cumplido
totalmente, aquella palabra que me habló
Dios por medio de aquel locutor. Hoy estás leyendo este artículo y mis
programas de radio están disponibles para el mundo entero. Realmente Dios es
maravilloso.
Te pregunto: ¿Te ha
hablado Dios últimamente en forma especial?
Todos los días (recuerda) Él está pendiente de ti y de mi. Procura
escuchar su voz, por cualquiera de los medios que a Él le plazca usar, porque
lo más importante es que al oír su voz,
inmediatamente obedezcamos. No olvidemos lo que dice las Sagradas Escrituras;
“Por lo cual, como dice el Espíritu Santo: Sí oyeren hoy su voz, No endurezcan
sus corazones…” (Hebreos 3: 7-8).
Hoy más que nunca es "Tiempo de escuchar a Dios" y obedecerle.
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