Los bravucones (pendencieros) son comunes en muchas iglesias. Ellos causan estragos y crean desacuerdos. Por lo general deben tener un “enemigo” en la iglesia, ya que no son felices a menos que estén luchando una batalla. Tienden a maniobrar para conseguir una posición oficial de liderazgo en la iglesia, entre los ancianos o diáconos, o ser […]
el tesorero. También pueden tener “poder bravucón” sin ninguna posición oficial.
Los bravucones en la iglesia siempre han existido. Pero parecen estar haciendo su trabajo de forma más intensa hoy más que antes. Tal vez esta mirada a nueve características de los bravucones nos pueden ayudar a reconocerlos antes de que hagan mucho daño.
1. No se reconocen a sí mismos como bravucones. Por el contrario, se ven a sí mismos como héroes necesarios, enviados para salvar a la iglesia de sí misma.
2. Tienen agendas personales y egoístas. Ellos han determinado cómo se debe ver “su” iglesia. Cualquier persona o ministerio o programa que va en contra de lo que ellos perciben como su iglesia ideal debe ser eliminado.
3. Buscan formar alianzas de poder con los miembros débiles de la iglesia. Ellos van a molestar y convencer a los grupos, comités y personas a ser sus aliados en su causa. Los miembros más débiles del personal de la iglesia y miembros de la iglesia sucumbirán a sus fuertes personalidades.
4. Tienden a tener personalidades intensas y emocionales. Estos bravucones utilizan la intensidad de sus personalidades para salirse con la suya.
5. Son famosos por decir “la gente está diciendo”. A ellos les encanta recoger fragmentos de información y darle forma a sus propias agendas. (Ver mi publicación anterior sobre este tema). (Nota del editor: esta publicación está en traducción para próximas semanas).
6. Encuentran sus mayores oportunidades en iglesias con bajas expectativas. Muchos creen que ser miembro de la iglesia es un derecho propio e individual. Están ahí para tratar de satisfacer sus propias necesidades y preferencias. Por lo tanto, ellos no se molestan en confrontar y lidiar con los bravucones de la iglesia. Esto nos lleva al siguiente problema, que es una consecuencia de este punto.
7. Se les permite intimidar porque los miembros de la iglesia no se enfrentan a ellos. He hablado con pastores y personal de la iglesia que han sido atacados por estos bravucones. Mientras que el bravucón les trae gran dolor, tienen un dolor más grande porque la mayoría de los miembros de la iglesia se quedaron en silencio y dejaron que sucediera.
8. Crean caos y causan estragos. Un bravucón de iglesia siempre tiene una próxima misión. Mientras que él o ella puede tomar un breve descanso entre una misión de intimidación y otra. Ellos no están satisfechos a menos que estén ejerciendo toda la fuerza de su conducta manipuladora.
9. A menudo se trasladan a otras iglesias después de haber hecho su daño. Ya sea que se ven obligados a salir o que simplemente se aburren, se trasladarán a otras iglesias con la misma misión de intimidación. Algunos bravucones han causado estragos en tres o más iglesias.
Los bravucones de iglesia son una epidemia en muchas de nuestras congregaciones. Y deben ser detenidos.
"Recuerdales que se sujeten a los gobernantes y autoridades, que obedezcan, que estén dispuestos a toda buena obra. Que a nadie difamen, que no sean bravucones (pendencieros), sino amables, mostrando toda mansedumbre para con todos los hombres." (Tito 3: 1-2)
Fuente: http://prensacristiana.org
Crédito: Publicado en Thom Rainer. Traducido por Manuel García.
Editado por: AELR (Ágape en la radio).
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