sábado, 29 de abril de 2017

Testimonio al mundo

   


Por: Abraham Paniagua
Muchas veces creemos que sólo teniendo los mejores programas de evangelismo alcanzaremos a los no creyentes. Buscamos programas “eficaces”, “atractivos” y/o “interactivos.” Otras veces creemos que el evangelismo despegado de la iglesia local será “la mejor manera.” Desarrollamos preguntas, talleres y escenarios para prepararnos al momento de salir a evangelizar.
Y aunque estas cosas son buenas (y aun hasta animaría a muchas iglesias a adoptarlas y utilizarlas), creo que como creyentes nos olvidamos de algo primordial y básico: el mejor programa de evangelismo es la iglesia misma. Aunque creo que hay un gran número de textos en el Nuevo Testamento que apoyan esto, quisiera enfocarme en un caso particular: Hechos 6.
Hechos 6:1-7 es un texto muy conocido. La iglesia en Jerusalén ya tenía gran número de creyentes. El texto se refiere a ellos como “discípulos” (v.1), o sea, seguidores de Jesús, los cuales seguían sus enseñanzas y las enseñanzas de los apóstoles. El texto nos afirma que se habían multiplicado, y por textos anteriores, sabemos que ya la iglesia tenía sus miles. Sin embargo, el crecimiento produjo una situación problemática: las viudas de los judíos helenistas estaban siendo descuidadas.
Se nos dice que estaban siendo “desatendidas en la distribución diaria de los alimentos” (v.1). La pérdida de un esposo en tiempos bíblicos era una tragedia tanto económica como social. Las viudas heredaban las deudas de sus maridos, y poseían dificultades para trabajar y sostenerse por sí mismas. Por estas dificultades, entre otras, las viudas eran mencionadas junto a los huérfanos y extranjeros como grupos de personas que necesitaban el cuidado especial de los demás (Ex. 22:21-22Deut. 24:1719).
Esto nos permite entender que dichas hermanas estaban pasando por una situación difícil, ellas necesitaban de la iglesia para recibir alimento y cuidado. ¿Cuál fue la respuesta de los apóstoles? Los versículos 2-6 nos revelan que la solución presentada fue instituir diáconos (o servidores) que pudiesen atender la distribución diaria de los alimentos, y así suplir la necesidad que ellas tenían.
Ahora, he aquí la clave: la atención que la iglesia proveyó a sus viudas tiene un resultado increíble: “la palabra de Dios crecía, y el número de los discípulos se multiplicaba en gran manera en Jerusalén” (v.7). A pesar del sufrimiento y la persecución, a pesar del conflicto que había surgido, la iglesia se multiplicaba y el Evangelio continuaba transformando los corazones de los hombres, la iglesia continuaba dando testimonio de esa transformación.
Creo que esto no debería de sorprendernos, porque el mismo Señor Jesucristo nos afirmó que esto sucedería:
“Un mandamiento nuevo os doy: que os améis los unos a los otros; que como yo os he amado, así también os améis los unos a los otros. En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si os tenéis amor los unos a los otros” (Juan 13:34-35).
Los discípulos mostraron amor los unos por los otros al cuidar de las viudas, y aquellos alrededor fueron testigos de esto.
Busquemos oportunidades de compartir el Evangelio, entrenemos y practiquemos el evangelizar y compartir la Palabra, sin olvidarnos de mostrar amor los unos por los otros. No nos olvidemos que el mundo podrá conocer que somos discípulos de Cristo “si tenemos amor los unos por los otros.” Este amor se ve reflejado en los jóvenes que cuidan de los ancianos en la iglesia, o cuando aquellos con bienes materiales y salarios pueden dar sea mucho o poco, para el cuidado de los huérfanos, viudas y necesitados en sus iglesias.  Amamos cuando el menospreciado es acogido por aquellos redimidos por la sangre de Cristo.

Fuente: sdejesucristo.org/ elblogdejuliocesarbarreto

jueves, 27 de abril de 2017

El reportero que sobrevivió al apocalipsis

Dave Crockett se autorretrató después de sobrevivir a la erupción (Imagen: Komo news)

En la mañana del 18 de mayo de 1980, el joven fotógrafo David Crockett se encontraba en las proximidades del monte Saint Helens y tenía un presentimiento. El volcán llevaba varios días de actividad y él había conducido hasta allí la noche anterior, seguro de que iba a suceder algo. Eran las 8:32 a.m. cuando una violenta explosión sacudió su coche y la montaña comenzó a derrumbarse literalmente detrás de él. "Miré por el retrovisor y había una pared de escombros", recuerda. "El valle entero estaba desapareciendo a mi espalda".


Lo que estaba presenciando Crockett era una de las mayores erupciones de la historia de Estados Unidos. La explosión arrancó una de las laderas de la montaña y provocó una avalancha de roca y barro que alcanzó los 250 kilómetros por hora y devastó un área de 31 kilómetros de largo por 37 de ancho. La erupción arrastró material suficiente como para enterrar la isla de Manhattan a una profundidad de 120 metros y la columna de humo depositó ceniza en 11 estados.
En su huida precipitada a través del valle, Crockett tuvo que pisar el freno. Delante de él la carretera había desaparecido por el corrimiento de tierras. "Salté fuera del coche y agarré mi cámara de vídeo", recuerda. "Abrí la puerta y saltó la alarma, pero aquella era la menor de mis preocupaciones". Frente a él, el volcán expulsaba al aire una gigantesca columna de ceniza y el cielo se oscurecía por momentos. Convencido de que debía de salir de allí a cualquier precio, Crockett se echó la cámara al hombro y comenzó a filmar los 11 minutos más apocalípticos de su vida, una escena que parece rodada por el mismo Dante.
En las primeras imágenes del vídeo se observa el coche de Crockett atrapado en la carretera, la inmensa nube de ceniza y el aviso que le ha dado tiempo a escribir encima del capó cubierto de ceniza. "Ladera arriba", dice el mensaje acompañado de una flecha. Cuando empieza a ascender, la nube negra se le echa encima y se hace de noche ante sus ojos. "Querido Dios", se le escucha decir en la grabación, "o quienquiera que encuentre esto. No lo podéis ver, está claro que está demasiado oscuro, pero he dejado el coche atrás. Como podéis deducir de estas imágenes, estoy caminando hacia la única luz que puedo ver en lo alto de la montaña".
Durante toda la filmación Crockett sigue narrando lo que ve y lo que siente en ese momento. "Nunca pensé que diría esto", asegura, "pero juro por Dios que en este momento creo que estoy muerto". "Noto la ceniza dentro de los ojos. Se me está haciendo muy difícil respirar, tengo problemas para hablar". Un momento después es presa de la desesperación. "Está todo negro", dice. "Estoy caminando por el Infierno en la Tierra".
        

Una vez en lo alto de la ladera, el viento disipó un poco la ceniza y pudo empezar a respirar. Su primera reacción fue coger la cámara y hacerse un autorretrato en el que se le ve sonriente y con la cara llena de ceniza. "Cuando me di cuenta de que lo había conseguido y que iba a sobrevivir", recordó posteriormente en la cadena local para la que trabajaba, Komo News, "empecé a reírme y a gritar como loco. Le estaba aullando a la montaña".
Las otras víctimas de Saint Helens
Pero no todo el mundo tuvo tanta suerte como Dave Crockett aquel día. Hasta 57 personas murieron sepultadas o quemadas y muchas de ellas se encontraban a muchos kilómetros del volcán, fuera de la zona evacuada. El coche del fotógrafo Reid Blackburn, de 27 años, fue encontrado a casi 13 kilómetros sepultado por el barro. En el momento de la erupción Blackburn fotografiaba el volcán desde una distancia supuestamente segura cuando una lengua de destrucción se le vino encima. Cuando lo encontraron cuatro días después, su cuerpo estaba dentro del vehículo, las ventanillas estaban rotas y el interior estaba lleno de ceniza.
En una fotografía tomada solo 13 horas antes de la explosión, el vulcanólogo David Alexander Johnston aparece sonriente y sentado en una silla con su equipo de observación. Se encontraba apostado a unos diez kilómetros de la cima del monte Saint Helens y fue el primero en observar que la ladera norte se empezaba a desplazar y en dar el aviso. "¡Vancouver! ¡Vancouver! ¡Ahí lo tenemos!"– anunció desde su terminal de radio. Fueron sus últimas palabras. Irónicamente Johnston fue el único vulcanólogo que predijo que el Saint Helens explotaría de forma lateral, pero cometió el error de considerar que una distancia de diez kilómetros sería suficiente. Su cuerpo nunca fue encontrado.
A poco más de un kilómetro y medio del volcán, un anciano de 83 años se había convertido en una pequeña celebridad por su empeño en no abandonar la zona. Harry Randall Trumanvivía solo con sus 16 gatos en su cabaña cuando se desató la erupción. "El lago Spirit está entre la montaña y yo", había explicado a los periodistas unos días antes, "y la montaña está a más de una milla, no me va a hacer daño". Aquella mañana el lago Spirit desapareció y la cabaña del señor Truman fue enterrada bajo 46 metros de tierra y material volcánico. Fue una de las 200 casas que la erupción destruyó o se tragó en los alrededores.

Imágenes:


La erupción del monte Saint Helens en 1980 destruyó un área de 600 km2 (Imagen: USGS)


El coche del fotógrafo Reid Blackburn fue encontrado días después a 13 km (Imagen: The Columbian )

Muchos de los coches que destruyó en la erupción siguen en el lugar (Imagen: USGS)

La columna de humo del Saint Helens depositó ceniza en 11 estados (Imagen: USGS)

El coche de Blackburn tenía las ventanillas rotas y estaba lleno de ceniza (Imagen: USGS)

Reid Blackburn, unos días antes de la erupción (Imagen: The Columbian)
Reid Blackburn, unos días antes de la erupción (Imagen: The Columbian)

La forma en que los coches fueron enterrados sirvió para analizar la erupción (Imagen: USGS)

La explosión del monte Saint Helens destruyó una de sus laderas (Imagen: USGS)

En esta imagen se aprecia la altura del corrimiento de tierras, que tapó las señales en zonas muy alejadas (Imagen: USGS)


a erupción arrastró material suficiente como para enterrar la isla de Manhattan a una profundidad de 120 metros (Imagen: USGS)

Otra imagen de la destrucción forestal (Imagen: USGS)


Los bosques fueron arrasados literalmente por la explosión (Imagen: USGS)

La erupción hizo desaparecer el lago Spirit y formó un nuevo lago a más altura (Imagen: USGS)

Imagen de uno de los heridos evacuados (Imagen: Washington National Guard)

Fuente: http://www.lainformacion.com #JuCeBa777

miércoles, 26 de abril de 2017

Los últimos días del Apóstol San Pablo - Predica: Pr. Julio César Barreto




          


El Pastor J.C. Barreto, diserta en esta ocasión acerca del gran ejemplo que nos dejó el Apóstol Pablo  (si bien, durante toda su carrera) en sus últimos días.  Para contactos: barret.juce@gmail.com / elblogdejuliocesarbarreto.blogspot.com

lunes, 24 de abril de 2017

¡Yo no tengo enemigos Pastor!




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Por: Pr. Julio César Barreto

Hay cosas de las que la gente se cansa de tener que repetirlas vez tras vez. Se vuelve una rutina fastidiosa e indeseable. Algunas de estas situaciones podría mencionar por ejemplo: El aburrimiento laboral, la rutina de los quehaceres en el hogar, arreglar el cuarto, compartir frecuentemente por compromiso con personas que de por sí, son aburridas, etc. Pero entre una lista que puede ser muy larga, aquí les traigo algo que también cansa: Tener que Perdonar. No por el hecho en sí de extenderle a una persona el salvoconducto de la excusa, el cual es un mandato imperativo de Dios y que está plasmado en las Sagradas Escrituras. "Perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden" (Mateo 6:12).


El acto de perdonar es sin lugar a dudas, uno de los gestos más nobles que tenemos los seres humanos. Con ello hacemos posible rehacer aquello que se había venido abajo; reconstruir lo que se había destruido, continuar el camino que se había visto interrumpido. Sin embargo, con todo lo maravilloso que es el gesto de perdonar, no podemos negar que en ocasiones nos hemos sentido rebasados en nuestra paciencia, al tener que soportar tantas veces a una misma persona o a varias, que constantemente tienen un conducta perturbadora, que tienta nuestro recurso de la mansedumbre y nos hacen salir fuera de nuestras casillas. En casos como estos es cuando algunos dicen (decimos) ¿Hasta cuando tendré que perdonar a mi hermano que peque contra mí? ¿70 veces? (Mateo 18: 21-35).

Pero es necesario que seamos capaces de entender la gran importancia del perdón (si realmente deseamos agradar al Señor, si verdaderamente queremos crecer en Su conocimiento) y formar un carácter que se aproxime cada día a la forma de ser de nuestro Señor Jesús. Veamos este caso desde el lado humorístico y saquemos nuestras conclusiones acerca de este tema.


Ya estaba finalizando el servicio Dominical en la Iglesia y el Pastor (en la conclusión de su predicación) se dirigió a la audiencia y les preguntó:

- ¿Cuántos de ustedes han perdonado de todo corazón a sus enemigos?

La gran mayoría levantó su mano en señal de aprobación, con el acostumbrado: ¡Amééén!

El Pastor insistió con la misma pregunta.

Esta vez todos levantaron la mano y al unisono exclamaron: ¡Améééénn!

El Pastor observó que una viejita fue la única que no levantó la mano y le preguntó:

- Hermana Nelly; ¿No está usted dispuesta a perdonar a sus enemigos?

- ¡Yo no tengo enemigos Pastor!, le respondió dulcemente la viejita.

 - El Pastor, muy asombrado le preguntó: ¿Cuántos años tiene usted hermanita Nelly?

- 99, respondió ella.

La congregación (puesta de pie) la aplaudió largamente.

El Pastor le dijo: ¡Esto es verdaderamente asombroso! ¿Podría pasar al frente y decirnos cómo se llega a los 99 años sin tener enemigos?

La dulce ancianita Nelly, pasó al frente y se dirigió a la iglesia y les dijo:

¡Es que ya se murieron Todos!


Amados amig@s mios, tenga en cuenta que será prácticamente imposible que en esta vida no tengamos que perdonar a alguien alguna vez, y en ocasiones (las más difíciles) tendremos que perdonar a una misma, constantemente (será una dura prueba, no me queda la menor duda, pero como lo más seguro es que no lleguemos a 99 años, es mejor que nos aseguremos de perdonar a los que nos ofendan, tantas veces como sea necesario. Sí perdonamos a nuestros  ofensores entonces estaremos en paz con ellos, y al igual que la hermanita Nelly podremos decir: ¡Yo no tengo enemigos Pastor!





Vidas Sanadas y Restauradas por Cristo - Predicado por: Pr. Julio César Barreto







sábado, 22 de abril de 2017

¿Por qué Dios destruyó Sodoma y Gomorra?

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Sodoma y Gomorra eran ciudades muy prósperas.
Génesis 13:10 Y alzó Lot sus ojos, y vio toda la llanura del Jordán, que toda ella era de riego, como el huerto de Jehová, como la tierra de Egipto en la dirección de Zoar, antes que destruyese Jehová a Sodoma y a Gomorra.
Pero la gente de Sodoma y Gomorra no creía que necesitaban a Dios ni creyeron en sus leyes. Ellos abiertamente desafiaron a Dios y actuaban como si Él no existiera.
A pesar de la riqueza de Sodoma y Gomorra, las dos ciudades se volvieron llenas de corrupción, adulterio, fornicación y homosexualidad. A causa de estos pecados, Dios dijo: “los destruiré”. Los ciudadanos de esas ciudades fueron advertidos por el siervo de Dios Abraham que se arrepientan y retornen a Él, pero no le creyeron y no quisieron escuchar. Se sentían que eran invulnerables y que ni siquiera Dios mismo los podía tocar.
La historia de Sodoma y Gomorra se encuentra en Génesis 18:20 hasta el capítulo 19.
Abraham intercedió ante Dios para que perdonase a Sodoma y Gomorra (Génesis 18:23-33). Dios le dijo a Abraham que si él pudiera encontrar sólo 10 personas justas delante de su presencia, que no destruiría las ciudades, pero Dios no podía encontrar ni siquiera diez justos en ese lugar.
Génesis 19:24-25 Entonces Jehová hizo llover sobre Sodoma y sobre Gomorra azufre y fuego de parte de Jehová desde los cielos; y destruyó las ciudades, y toda aquella llanura, con todos los moradores de aquellas ciudades, y el fruto de la tierra.
Después de lo ocurrido en Sodoma la homosexualidad es llamada “sodomía”.
Romanos 1:25-27
Ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador, el cual es bendito por los siglos. Amén. Por esto Dios los entregó a pasiones vergonzosas; pues aun sus mujeres cambiaron el uso natural por el que es contra naturaleza, y de igual modo también los hombres, dejando el uso natural de la mujer, se encendieron en su lascivia unos con otros, cometiendo hechos vergonzosos hombres con hombres, y recibiendo en sí mismos la retribución debida a su extravío.
1 Corintios 6:9-10
¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios.
Los grandes imperios de Roma y Grecia cayeron no sólo por su corrupción, sino que también estaban involucrados en los mismos pecados sexuales como SodomaGomorra.
Proverbios 14:34
La justicia engrandece a la nación; Mas el pecado es afrenta de las naciones.
La homosexualidad es una de la razones principales de la propagación del SIDA, pero a pesar de este hecho médico, ciegamente esto es totalmente ignorado y se sigue promoviendo la homosexualidad. Podemos tener todos los programas de ‘detén el SIDA’ que nos guste y gastar miles de millones de dólares en ellos, pero mientras las personas sigan viviendo en inmoralidad y continúen rompiendo los mandamientos de Dios, todo el dinero que se gaste en dichos programas será en vano.
2 Pedro 2:4-7
Porque si Dios no perdonó a los ángeles que pecaron, sino que arrojándolos al infierno los entregó a prisiones de oscuridad, para ser reservados al juicio; y si no perdonó al mundo antiguo, sino que guardó a Noé, pregonero de justicia, con otras siete personas, trayendo el diluvio sobre el mundo de los impíos; y si condenó por destrucción a las ciudades de Sodoma y de Gomorra, reduciéndolas a ceniza y poniéndolas de ejemplo a los que habían de vivir impíamente, y libró al justo Lot, abrumado por la nefanda conducta de los malvados…
Dios no considera la homosexualidad como un derecho humano, sino como una abominación que traerá Su ira y juicio. A pesar que otros digan lo contrario.
No quisieron arrepentirse de sus caminos inmorales, por lo tanto, ellos fueron juzgados y destruidos. No tienes que creer la palabra de Dios la cual es la Biblia, todo lo que tienes que hacer es desafiarlo e ignorarlo y obtendrás los mismos resultados que generaciones anteriores obtuvieron, por ignorar y desafiar a Dios.
Aunque no todos los desastres naturales son el juicio de Dios, de acuerdo a la naturaleza de la Biblia, Dios la ha usado en varias ocasiones como una de sus principales armas para juzgar naciones impías, es decir: Sodoma y Gomorra; el diluvio en los días de Noé. El libro de Apocalipsis muestra explícitamente que Él usará la naturaleza para traer juicio sobre un mundo pecador durante.
 
Malaquías 3:6
Porque yo Jehová no cambio […]
 

Hebreos 10:26-31
Porque si pecáremos voluntariamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda más sacrificio por los pecados, sino una horrenda expectación de juicio, y de hervor de fuego que ha de devorar a los adversarios. El que viola la ley de Moisés, por el testimonio de dos o de tres testigos muere irremisiblemente. ¿Cuánto mayor castigo pensáis que merecerá el que pisoteare al Hijo de Dios, y tuviere por inmunda la sangre del pacto en la cual fue santificado, e hiciere afrenta al Espíritu de gracia? Pues conocemos al que dijo: Mía es la venganza, yo daré el pago, dice el Señor. Y otra vez: El Señor juzgará a su pueblo. ¡Horrenda cosa es caer en manos del Dios vivo!
 
Lucas 17:28-30
Asimismo como sucedió en los días de Lot; comían, bebían, compraban, vendían, plantaban, edificaban; mas el día en que Lot salió de Sodoma, llovió del cielo fuego y azufre, y los destruyó a todos. Así será el día en que el Hijo del Hombre se manifieste.
La tecnología humana, en sí, no puede con la naturaleza.
Abdías 1:3-4 - La soberbia de tu corazón te ha engañado, […] que dices en tu corazón: ¿Quién me derribará a tierra? Si te remontares como águila, y aunque entre las estrellas pusieres tu nido, de ahí te derribaré, dice Jehová.

Fuente: tiemposprofeticos.org

viernes, 21 de abril de 2017

Vida y Pensamiento de Jonathan Edwards

Vida de Jonathan Edwards - diarios de avivamientos

Su amor por la sana doctrina:

Jonathan Edwards predicó con mucho énfasis la “justificación por la sola fe en Jesucristo”, una doctrina que estaba bastante descuidada. En aquella época surgieron grandes controversias sobre este tema; muchos dudaban, muchos permanecían en la ignorancia ante la ausencia de alguien que expusiera el tema con solidez bíblica; hasta que Edwards comenzó a enseñarlo desde el púlpito, y Dios a respaldarlo con un genuino avivamiento.

“No aceptaríamos, ni deberíamos aceptar, como cristiano, a ninguno que niegue las doctrinas cristianas esenciales, no importa lo bueno y santo que parezca. Junto con la práctica cristiana, tiene que haber una aceptación de las verdades básicas del evangelio.”    (Jonathan Edwards)

“Los creyentes de hoy le deben a ese héroe, gracias a su perseverancia en orar y estudiar bajo la dirección del Espíritu, el retorno a varias doctrinas y verdades de la iglesia primitiva. Pero ¿cuáles fueron las doctrinas que la iglesia había olvidado y cuáles las que Edwards comenzó a enseñar y a observar de nuevo, con manifestaciones tan sublimes?Basta una lectura superficial para descubrir que la doctrina a la cual dio más énfasis, fue la del nuevo nacimiento, como una experiencia cierta y definida en contraste con la idea de la Iglesia romana y de varias denominaciones, de que es suficiente aceptar una doctrina. Un gran número de creyentes despertó ante el peligro de pasarse la vida sin tener la seguridad de estar en el camino que lleva al cielo, cuando, en realidad, estaban a punto de caer en el infierno. No se podía esperar otra reacción sino que aquellos que fueron despertados se llenaran de gran espanto. El evento que marcó el comienzo del Gran Despertamiento, fue una serie de sermones predicados por Edwards sobre la doctrina de la Justificación por la fe, que hizo que los oyentes sintieran la verdad de las Escrituras, de que toda boca permanecerá cerrada en el día del Juicio final, y que “no hay nada absolutamente que, por un momento, evite que el pecador caiga en el infierno, a no ser la buena voluntad de Dios”.     (Biografías de Grandes Cristianos – Orlando Boyer)

“En ese tiempo, mientras yo era grandemente criticado por defender esta doctrina en el púlpito y además de mi sufrimiento, hubo un muy abierto ultraje por ello; la obra de Dios maravillosamente brotó en medio de nosotros, y las almas comenzaron a  congregarse a Cristo el Salvador, en cuya sola justicia ellos confiaban ser justificados. Por tanto, esta fue la doctrina sobre la cual este trabajo, fue fundado en sus comienzos, y como evidentemente lo fue en todo el progreso de él.”   (Diario de Jonathan Edwards)

“Desde que vine a Northampton, he tenido frecuentemente, una dulce complacencia en Dios, en la visión de su gloriosa perfección, y de la excelencia de Jesucristo. Dios se me ha manifestado como un glorioso y amoroso Ser, principalmente en cuanto a su libertad. La santidad de Dios siempre me ha parecido el más hermoso de todos sus atributos. Las doctrinas de Dios, una absoluta soberanía y gracia gratuita al mostrar misericordia a quién El desea mostrarla; y la absoluta dependencia del hombre, para sus obras, del Espíritu Santo de Dios me han parecido muy frecuentemente, unas dulces y gloriosas doctrinas. Estas doctrinas han sido en gran manera mi delicia. La soberanía de Dios siempre me ha parecido como una gran parte de su gloria. Ha sido mi deleite el acercarme a Dios y adorarlo como a un Dios soberano, y pedirle de su soberana misericordia.”     (Diario de Jonathan Edwards)

“He amado las doctrinas del Evangelio; ellas han sido para mi alma como pastos verdes. El evangelio me ha parecido el más rico tesoro; el tesoro que he deseado y anhelado que pueda morar ricamente en mí. El camino de salvación por Cristo ha sido para mí, de una manera general, glorioso y excelente, el más agradable y más hermoso.”     (Diario de Jonathan Edwards)

“Muy a menudo me ha parecido a mí, delicioso el estar unido a Cristo; tenerlo a Él por mi Cabeza, y ser un miembro de su cuerpo; también tener a Cristo por mi Maestro y Profeta. Yo de seguido pienso, con dulzura y anhelos y palpitaciones del alma, el ser un niño pequeño agarrándose de Cristo para ser conducido por el a través del desierto de este mundo. Ese texto de Mateo 18:3 “De cierto os digo, que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos”, ha sido muy dulce frecuentemente para mí. El recibir la salvación de él, siendo yo pobre en espíritu, y estando bastante vacío en mi ser, humildemente exaltarlo a Él únicamente; cortado completamente de mi propia raíz, cambiar de dirección para crecer por dentro y fuera en Cristo; tener a Dios en Cristo para que sea el todo en todo; y vivir por fe en el Hijo de Dios una vida de humildad, teniendo una genuina confianza en El. Esa escritura ha sido frecuentemente dulce para mí: Salmo 115:1 “No a nosotros oh Jehová, no a nosotros, sino a tu Nombre da gloria por tu misericordia, por tu verdad”. Y esas palabras de Cristo que aparecen en Lucas 10:21 “En aquella misma hora Jesús se regocijó en el Espíritu y dijo: Yo te alabo oh Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y entendidos, y las has revelado a los niños. Sí, Padre, porque así te agradó. Esa soberanía de Dios, en la cual Cristo se regocija, me parece digna de tal gozo; y ese regocijarse me muestra la excelencia de Cristo y de qué Espíritu Él era.”         (Diario de Jonathan Edwards)

“Algunas veces, el solo mencionar una simple palabra hace que mi corazón arda dentro de mí; o solamente con ver el nombre de Cristo, o el nombre de alguno de los atributos de Dios. Y Dios se me ha manifestado glorioso en cuanto a la Trinidad. Él ha ocasionado en mí el tener pensamientos de exaltación a Dios, al pensar que Él existe en tres personas: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.  Los más dulces gozos y deleites que yo he experimentado no han sido aquellos provenientes de una esperanza en mi propia condición, sino por la visión directa de las gloriosas cosas del evangelio. Cuando disfruto esta dulzura, parece como si me llevara más arriba de los pensamientos de mi propia condición o estado, me parece, en tales ocasiones, una pérdida que no puedo soportar el quitar mis ojos del objeto que estoy contemplando y colocar mis ojos sobre mí mismo y sobre mi buena condición. Mi corazón está muy pendiente del progreso del reino de Cristo en el mundo. Las historias del progreso en tiempos pasados, del reino de Cristo, han sido dulces para mí. Cuando he estado leyendo historias de las épocas pasadas, las cosas placenteras en todas mis lecturas, han sido, el leer que el reino de Cristo ha estado siendo anunciado. Y estando expectante en mi lectura, de encontrarme con tal cosa, me he regocijado con esa perspectiva durante todo el tiempo de mi lectura. Y mi mente ha estado muy entretenida y deleitada con las promesas y profecías que aparecen en las Escrituras, y que relatan sobre el futuro glorioso del progreso del reino de Cristo sobre la tierra. He tenido en algunas ocasiones, una percepción de la excelente llenura de Cristo y de su aptitud y conveniencia como Salvador en donde Él se ha manifestado a mí, por encima de todo, como el Capitán de diez mil. Su sangre y propiciación han sido dulces, y su justicia también dulce la cual estuvo siempre acompañada con ardor de espíritu; y de luchas interiores y suspiros, y gemidos que no se pueden describir, para ser vaciado de mí mismo, y absorbido en Cristo.”     (Diario de Jonathan Edwards)

 “Una vez, en 1737, mientras yo cabalgaba por los bosques debido a mi salud, habiéndome bajado de mi caballo en un lugar apartado, así como era mi costumbre, de caminar en divina contemplación y oración, tuve una visión, que para mí fue extraordinaria, de la gloria del Hijo de Dios, como Mediador entre Dios y los hombres, y su hermosura, grandeza, plenitud, pura y dulce gracia y amor, y mansedumbre y gentil condescendencia. Esta gracia que se veía tan llena de paz y dulzura, aparecía también grande arriba de los cielos. La persona de Cristo parecía inefablemente excelente, con una excelencia suficientemente grande como para absorber todo pensamiento e imagen, la cual continuó tanto como yo puedo juzgar, por cerca de una hora, que me mantuvo la mayor parte del tiempo en un diluvio de lágrimas, y sollozando en voz alta. Yo sentía un anhelo en mi alma de ser, yo no sé otra forma de expresarlo, vaciado y aniquilado; postrado en el polvo, y estar lleno únicamente de Cristo; amarlo con un amor santo y puro; vivir para Él; servirle y seguirle a Él; y ser completamente santificado y hecho puro, con una pureza divina y celestial. En varias ocasiones tuve visiones de la misma naturaleza, y las cuales han tenido también los mismos efectos.”  (Diario de Jonathan Edwards)

“He tenido muchas veces la visión de la gloria de la Tercera Persona de la Trinidad, y su oficio como Santificador, en sus santas operaciones, comunicando la luz divina y la vida al alma. Dios en los tratos de su Santo Espíritu, se ha manifestado como una infinita fuente de divina gloria y dulzura; estando lleno y siendo suficiente para satisfacer el alma; derramándose así mismo en dulces tratos, como el sol en su gloria, dulce y placenteramente difundiendo su luz y su vida. Y he tenido algunas veces una percepción de la excelencia de la Palabra de Dios como una palabra de vida; como la luz de vida, una dulce, excelente, palabra dadora de vida, acompañada por una sed, después de que ha sido leída, de que ella more en abundancia en mi corazón.”           (Diario de Jonathan Edwards)

La doctrina expuesta con lógica y argumentos razonables:

Jonathan Edwards era profundamente espiritual y profundamente intelectual, demostrando en su vida que una cosa no está reñida con la otra, espíritu y letra, conocimiento y vivencia, razón y fe, estudio y oración. Con lógica aplastante expresaba realidades espirituales.

“Por cuanto Él es Dios, es un ser absoluta e infinitamente perfecto, siendo imposible que pudiera incurrir en error o maldad. Y como es eterno y no debe su existencia a ningún otro, no puede en medida alguna tener limitaciones en su ser ni en ninguno de sus atributos. Si algo tiene límites en su naturaleza, debe haber alguna causa o razón por la que esos límites están allí. De lo cual se deduce que toda cosa limitada debe tener alguna causa. Por lo tanto, aquello que no tenga causa tiene que ser ilimitado. Las obras de Dios demuestran con toda evidencia que su sabiduría y su poder son infinitos, pues quien hizo todas las cosas de la nada, que las sustenta, gobierna y maneja en todo momento y en todas las edades, sin cansarse, tiene que poseer un poder infinito. Tiene asimismo que ser infinito en el conocimiento; porque si Él hizo todas las cosas, y sin cesar las sustenta y gobierna todas, se sigue que él, continuamente y de una sola mirada, ve y conoce a la perfección todas las cosas, así las grandes como las pequeñas. Lo cual no es posible sin un conocimiento infinito. Siendo, pues, infinito en conocimiento y poder, Dios tiene que ser también perfectamente santo. La falta de santidad supone siempre defecto y pobreza de visión. Donde no hay oscuridad ni engaño, no puede faltar la santidad.

Es imposible que la maldad pueda coexistir con la infinita luz. Dios, siendo infinito en poder y conocimiento, tiene que ser totalmente autosuficiente. Es por lo tanto imposible que Él pueda caer en cualquier tentación o cometer alguna falta. No hay motivo por el cual pueda incurrir en nada semejante. Siempre que alguien es tentado a ceder a lo incorrecto, es por fines egoístas.

Entonces, ¿cómo podría un Ser todopoderoso, que no necesita de nada, ser tentado a hacer algo malo por fines egoístas? Es, pues, imposible que Dios, que es esencialmente santo, pudiera en ningún sentido incurrir en el mal.

Por el hecho de ser Dios, Él es tan grande que está infinitamente más allá de toda comprensión. Por tanto, es irrazonable de nuestra parte pretender juzgar sus decisiones, ya que las mismas son misteriosas. Si fuera un ser al cual nosotros pudiéramos comprender, no sería Dios. Sería irrazonable suponer nada más allá del hecho de que hay muchas cosas en la naturaleza de Dios, así como en sus obras y gobierno, que son para nosotros un misterio que jamás podremos discernir.

¿Qué somos y qué idea tenemos de nosotros mismos si esperamos que Dios y sus designios puedan estar al nivel de nuestro entendimiento? Somos infinitamente incapaces de tal cosa como comprender a Dios. Para nosotros sería menos irrazonable concebir que una cáscara de nuez pudiera contener al océano. Dice en Job 11.7ss: “¿Descubrirás tú las profundidades de Dios? ¿Alcanzarás el límite de la perfección del Todopoderoso? Es más alta que los cielos; ¿qué harás? Es más profunda que el Seol; ¿cómo la conocerás? Su dimensión es más extensa que la tierra, y más ancha que el mar” Si pudiéramos tener sentido de la distancia que existe entre Dios y nosotros, entenderíamos lo razonable de la interrogación del apóstol Pablo en Romanos 9.20: …oh, hombre, ¿quién eres tú para que alterques con Dios?” (Del Sermón “Estad quietos y reconoced que Yo soy Dios” – Jonathan Edwards)

“Las cosas de la vida espiritual son de suma importancia para nosotros: Si Dios existe o no; si las Escrituras son la palabra de Dios o no; si Cristo es el Hijo de Dios o no; si existe la conversión o no. Esto hace una diferencia infinita en nuestra vida. Por tanto estamos bajo la más grande obligación de resolver en nuestras mentes si estas cosas son verdad o no. El que permanece indeterminado, y no investiga en estas cosas, actúa de manera muy insensata.

En vez de buscar e investigar acerca de los argumentos a favor y en contra, ocupan sus mentes con cosas infinitamente menos importantes; y actúan como si no les importara si existe la eternidad. Ningún hombre sabio se quedaría insatisfecho en esta pregunta; porque si la eternidad existe como las Escrituras aseguran, entonces cada uno de nosotros tiene su parte allí, o en el lugar de la recompensa eterna, o en el lugar del castigo eterno. Entonces no podemos quedarnos indiferentes hacia estos asuntos, se trata de estados opuestos, no solo por algunos días en este mundo, sino por toda la eternidad. Es una locura infinita no llegar a una determinación.

Dios nos creó como criaturas razonables, capaces de determinar de manera racional. Dios hizo al hombre capaz de descubrir la verdad en los asuntos de la vida espiritual. La solución de estas preguntas no es más allá de nuestras capacidades. Dios dio al hombre suficiente entendimiento para que pueda determinar qué es lo mejor, llevar una vida de negarse a sí mismo y disfrutar de la felicidad eterna, o disfrutar del pecado y quemarse en el infierno para siempre. La pregunta no es difícil, la razón de un niño sería suficiente para determinarla. Por tanto, los hombres que permanecen indeterminados, actúan no como criaturas razonables, sino “como el caballo y el mulo, que no tienen entendimiento” (Sal.32:9).    (Sermón: La Insensatez de la Indeterminación en la Religión – Jonathan Edwards)

“La paz de Cristo es una paz razonable y descanso del alma, tiene su fundamento en la luz y en el conocimiento, en los ejercicios propios de la razón, y en una visión correcta de las cosas. Mientras que la paz del mundo está fundada en la ceguera y en la vana ilusión o engaño. La paz que la gente de Cristo tiene, emerge de tener los ojos abiertos y ver las cosas tal y como son. Cuanto más lo consideran y más conocen de la verdad y de la realidad de las cosas, también conocen más lo que es verdad en lo que concierne a ellos mismos, el estado y condición en la que están. Cuanto más conocen de Dios, y de su manera de ser, también están más seguros de la existencia de otro mundo y de un juicio venidero, así como de la verdad acerca de las amenazas y promesas de Dios. Cuanto más despiertas e iluminadas están sus conciencias y cuanto más luminosas y más ansiosas de la búsqueda de luz, más se establece su paz.” (Del Sermón “La Paz que Cristo da a sus verdaderos seguidores – Jonathan Edwards – Traducción Ana Martínez)

Fuente: diariosdeavivamientos.wordpress.com

Dichosa la nación cuyo Dios es el "Señor"



¡Dios mío,
tú bendices al pueblo
que te reconoce como Dios!
¡Tú bendices a la nación 
que te acepta como dueño! (Salmo 33:12 TLA)




Por: Pr. Julio César Barreto

Comenzaré por decir a manera de pregunta; ¿Qué es lo que maldice a una nación?; responderé: ¡El Pecado!. Cuando Dios habló a Israel  a través de Moisés, esto fue lo que les dijo:

Bendiciones de la obediencia:

Acontecerá que si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, para guardar y poner por obra todos sus mandamientos que yo te prescribo hoy, también Jehová tu Dios te exaltará sobre todas las naciones de la tierra.
Y vendrán sobre ti todas estas bendiciones, y te alcanzarán, si oyeres la voz de Jehová tu Dios. (Deuteronomio 28 1-2).

Consecuencias de la desobediencia:

Pero acontecerá, si no oyeres la voz de Jehová tu Dios, para procurar cumplir todos sus mandamientos y sus estatutos que yo te intimo hoy, que vendrán sobre ti todas estas maldiciones, y te alcanzarán. (Levitico 26:15).

Ahora otra pregunta: ¿Estas instrucciones fueron solamente para la nación Israel o para todas las naciones? Aunque en su momento específico fueron dadas a la nación de Israel, no podemos negar que en otro contexto estas instrucciones son para todas las naciones. 

Siete preceptos de las naciones:


Consideremos (por ejemplo) este interesante artículo de "Wikipedia": *Según la tradición del judaísmo, los Siete preceptos de las naciones o Siete leyes de los hijos de Noé (en hebreo: שבע מצוות בני נח, Sheva Mitzvot Benei Noaj) son el número de mandamientos básicos y de origen divino entregados al primer hombre, Adán, y ratificados a Noé y a Moisés en el Monte Sinaí, a los cuales deben obedecer los hijos de Noé (toda la humanidad). Son citados en el Talmud (Sanhedrín 56a/b) como: un mandamiento positivo con respecto a establecer cortes de justicia y seis prohibiciones en contra de la idolatría, la blasfemia, el asesinato, la conducta sexual impropia, el robo, y el comer carne de un animal vivo.

1. Prohibida la idolatría
  • El precepto enseña que no se debe servir cosa creada alguna y que se es culpable de transgredir este precepto aun si después se retractase.
  • Están prohibidas la hechicería, adivinación, astrología, cartomancia, necromancia, consultar espíritus y fantasmas.



2. Prohibida la blasfemia
  • La blasfemia es el único medio por el cual se puede transgredir las Siete leyes de los hijos de Noé solo con la facultad de hablar por lo que es considerada como peor que la idolatría.

3. Prohibido el asesinato
  • Quien mata a un ser humano, aun dentro del vientre de su madre recibe la pena capital. 
  • Prohibida la eutanasia y el suicidio
  • La muerte por proteger a alguien está prohibida excepto si uno mismo es el agredido.
  • Está prohibido contratar a un sicario.

4. Prohibidas las relaciones sexuales ilícitas
  • Están prohibidas las relaciones entre: madre-hijo, padre-hija, tío-sobrina, tía-sobrino, madrastra-hijastro, padrastro-hijastra y hermano-hermana.
  • Están permitidas las relaciones con un pariente político solo después de la muerte del familiar que establece el nexo; esto incluye cuñados y nueras.
  • Están prohibidos el adulterio, las relaciones homosexuales y lésbicas así como también el bestialismo, la pederastia y la prostitución.

5. Prohibido el robo
  • Está establecido que el trasgresor de este precepto debe devolver hasta lo más mínimo que haya robado no importa su poco valor.
  • No importa si se roba en secreto o abiertamente es robo.

6. Prohibido el comer animales vivos
  • Solo está permitido tomar la vida de un animal con el fin de alimentarse; hay que cerciorarse de su muerte antes de comerlo, es decir que no exista ningún tipo de movimiento.
  • El hombre no tiene permitido ser rapaz.

7. Se permite el establecimiento de cortes de ley
  • Toda corte de ley debe estar acorde con los Siete Preceptos de los Hijos de Noé.

Otros mandamientos:


  • Honrar a padre y madre.
  • Ofrecer caridad a los necesitados.


Una nación grande y bendecida:

Sí una nación quiere ser realmente grande, bendecida, prosperada. Debe necesariamente dar cabida en toda su plenitud a Dios y a su Bendita Palabra. Cada ciudadano de esa nación debe portar dentro de su corazón el sello del Espíritu Santo, el cual Dios coloca a todo ser humano que se rinde voluntariamente al Señor y le invita a morar en su corazón. 

Un país que respeta la ley de Dios, es con toda seguridad una nación bendecida. Unos ciudadanos que aman y respetan al Rey de reyes y Señor de señores (Jesucristo), son ciudadanos felices. Pero, cabe preguntar ¿Cuántas son las naciones que cubren este importante requisito?. ¡Ojalá! que Venezuela entienda (y toda Latino América) la gran bienaventuranza que significa creer de todo corazón que Jesús es el Señor y vivir de acuerdo a Su Voluntad. Cuando eso acontezca, entonces Venezuela (y toda nación que se atreva a dar este vital paso), podrá exclamar:

¡Somos una nación dichosa porque nuestro Dios es el "Señor Jesús"!



Libres de la aflicción