viernes, 21 de abril de 2017

Dichosa la nación cuyo Dios es el "Señor"



¡Dios mío,
tú bendices al pueblo
que te reconoce como Dios!
¡Tú bendices a la nación 
que te acepta como dueño! (Salmo 33:12 TLA)




Por: Pr. Julio César Barreto

Comenzaré por decir a manera de pregunta; ¿Qué es lo que maldice a una nación?; responderé: ¡El Pecado!. Cuando Dios habló a Israel  a través de Moisés, esto fue lo que les dijo:

Bendiciones de la obediencia:

Acontecerá que si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, para guardar y poner por obra todos sus mandamientos que yo te prescribo hoy, también Jehová tu Dios te exaltará sobre todas las naciones de la tierra.
Y vendrán sobre ti todas estas bendiciones, y te alcanzarán, si oyeres la voz de Jehová tu Dios. (Deuteronomio 28 1-2).

Consecuencias de la desobediencia:

Pero acontecerá, si no oyeres la voz de Jehová tu Dios, para procurar cumplir todos sus mandamientos y sus estatutos que yo te intimo hoy, que vendrán sobre ti todas estas maldiciones, y te alcanzarán. (Levitico 26:15).

Ahora otra pregunta: ¿Estas instrucciones fueron solamente para la nación Israel o para todas las naciones? Aunque en su momento específico fueron dadas a la nación de Israel, no podemos negar que en otro contexto estas instrucciones son para todas las naciones. 

Siete preceptos de las naciones:


Consideremos (por ejemplo) este interesante artículo de "Wikipedia": *Según la tradición del judaísmo, los Siete preceptos de las naciones o Siete leyes de los hijos de Noé (en hebreo: שבע מצוות בני נח, Sheva Mitzvot Benei Noaj) son el número de mandamientos básicos y de origen divino entregados al primer hombre, Adán, y ratificados a Noé y a Moisés en el Monte Sinaí, a los cuales deben obedecer los hijos de Noé (toda la humanidad). Son citados en el Talmud (Sanhedrín 56a/b) como: un mandamiento positivo con respecto a establecer cortes de justicia y seis prohibiciones en contra de la idolatría, la blasfemia, el asesinato, la conducta sexual impropia, el robo, y el comer carne de un animal vivo.

1. Prohibida la idolatría
  • El precepto enseña que no se debe servir cosa creada alguna y que se es culpable de transgredir este precepto aun si después se retractase.
  • Están prohibidas la hechicería, adivinación, astrología, cartomancia, necromancia, consultar espíritus y fantasmas.



2. Prohibida la blasfemia
  • La blasfemia es el único medio por el cual se puede transgredir las Siete leyes de los hijos de Noé solo con la facultad de hablar por lo que es considerada como peor que la idolatría.

3. Prohibido el asesinato
  • Quien mata a un ser humano, aun dentro del vientre de su madre recibe la pena capital. 
  • Prohibida la eutanasia y el suicidio
  • La muerte por proteger a alguien está prohibida excepto si uno mismo es el agredido.
  • Está prohibido contratar a un sicario.

4. Prohibidas las relaciones sexuales ilícitas
  • Están prohibidas las relaciones entre: madre-hijo, padre-hija, tío-sobrina, tía-sobrino, madrastra-hijastro, padrastro-hijastra y hermano-hermana.
  • Están permitidas las relaciones con un pariente político solo después de la muerte del familiar que establece el nexo; esto incluye cuñados y nueras.
  • Están prohibidos el adulterio, las relaciones homosexuales y lésbicas así como también el bestialismo, la pederastia y la prostitución.

5. Prohibido el robo
  • Está establecido que el trasgresor de este precepto debe devolver hasta lo más mínimo que haya robado no importa su poco valor.
  • No importa si se roba en secreto o abiertamente es robo.

6. Prohibido el comer animales vivos
  • Solo está permitido tomar la vida de un animal con el fin de alimentarse; hay que cerciorarse de su muerte antes de comerlo, es decir que no exista ningún tipo de movimiento.
  • El hombre no tiene permitido ser rapaz.

7. Se permite el establecimiento de cortes de ley
  • Toda corte de ley debe estar acorde con los Siete Preceptos de los Hijos de Noé.

Otros mandamientos:


  • Honrar a padre y madre.
  • Ofrecer caridad a los necesitados.


Una nación grande y bendecida:

Sí una nación quiere ser realmente grande, bendecida, prosperada. Debe necesariamente dar cabida en toda su plenitud a Dios y a su Bendita Palabra. Cada ciudadano de esa nación debe portar dentro de su corazón el sello del Espíritu Santo, el cual Dios coloca a todo ser humano que se rinde voluntariamente al Señor y le invita a morar en su corazón. 

Un país que respeta la ley de Dios, es con toda seguridad una nación bendecida. Unos ciudadanos que aman y respetan al Rey de reyes y Señor de señores (Jesucristo), son ciudadanos felices. Pero, cabe preguntar ¿Cuántas son las naciones que cubren este importante requisito?. ¡Ojalá! que Venezuela entienda (y toda Latino América) la gran bienaventuranza que significa creer de todo corazón que Jesús es el Señor y vivir de acuerdo a Su Voluntad. Cuando eso acontezca, entonces Venezuela (y toda nación que se atreva a dar este vital paso), podrá exclamar:

¡Somos una nación dichosa porque nuestro Dios es el "Señor Jesús"!



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