Epicenter, un nido de startups sueca, ofrece a sus trabajadores y a los miembros de dichas startups la oportunidad de inyectarse microchips en el cuerpo. La función de estos microchips es abrir las puertas de las instalaciones, utilizar sus impresoras o comprar golosinas con un simple movimiento de mano. De 2.000 trabajadores en Epicenter, divididos en 100 empresas, 150 ya tienen el chip de marras.
Los chips son biológicamente seguros. Aunque ese puede que no sea el problema principal que pase por tu mente. ¿Y si los jefes pudiesen controlar a sus empleados con estos chips? Por ejemplo, ¿podrían saber siempre a la hora exacta en la que llegan a las oficinas?
“No existe esa posibilidad”, ha aclarado Patrick Mesterton, co-fundador de Epicenter y promotor de esta iniciativa. “Funciona igual que tarjeta normal y corriente”. Se trata de un chip pasivo que no puede enviar señales de su posición. “Si a alguien le preocupa ser espiado, su teléfono móvil o un resultado de búsqueda en Internet son peores amenazas que el chip”.
Con este planteamiento, ¿te inyectarías el chip?
Fuente: epicenter
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