viernes, 29 de mayo de 2015

¿Dios quiere que yo sea feliz? (Una lección sobre el gozo) - AELR






Hay muchas personas que confunden lo que es gozo con lo que es felicidad. De hecho, muchos los hacen sinónimos. Sin embargo, lo que la Biblia nos presenta es algo diferente.
¿Qué es gozo? ¿Cuál es la diferencia entre gozo y felicidad? ¿Dios quiere que yo sea feliz?
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Dependiendo de la traducción bíblica que se utilice, la palabra “felicidad” aparece unas 30 veces en la Biblia, mientras que la palabra “gozo” sale más de 100. Claramente, el énfasis bíblico no es en nuestra felicidad, sino en nuestro gozo.
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¿Qué es Gozo?

La Teopedia define el gozo como:
“Estado mental y orientación del corazón. Un estado asentado de satisfacción, confianza y esperanza.”
El gozo va más allá de nuestras emociones – es un estado mental. Por lo cual, a diferencia de las emociones, no es alterado ni cambiado por circunstancias, posesiones, ni personas (Salmo 27:5-7). No se pierde porque es parte de nuestro carácter, que – a su vez – está anclado al carácter de Dios.
Esto es importante. El hecho de que el gozo no sea un estado emocional ni de ánimo, sino que es un estado mental significa que – tal como lo dice la Biblia – podemos tener gozo en medio de pruebas y tribulaciones. Esto es porque el gozo no depende de lo que podamos tener, con quién estamos ni las circunstancias en las cuales nos encontremos. Depende de la esperanza y la fe que tenemos en Dios y lo que ha hecho.
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¿Qué es felicidad?

No importa dónde busques la definición de felicidad,  la definición tiene que ver con:
“El estado de ánimo de la persona que se encuentra plenamente satisfecha al tener lo que desea o disfrutar de una cosa buena
La diferencia primordial entre el gozo y la felicidad es que una es un estado mental y la otra un estado de ánimo. Este estado de ánimo es efímero, ya que depende de bienes materiales, circunstancias o de personas que tengan que ver con lo anterior. Si se daña el bien material, si cambian las circunstancias o si alguien nos traiciona, nuestro estado de ánimo cambia y dejamos de ser felices.
Sin embargo, el gozo (que es parte de nuestro carácter) está basado en el carácter inmutable de Dios y lo que ha hecho.
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¿De dónde viene nuestro gozo?

La Biblia nos da algunas fuentes importantísimas de nuestro gozo:
  1. Nuestra Fe (Romanos 15:3; Filipenses 1:25)
  2. Nuestra Salvación (Salmo 9:14; Filipenses 4:4)
  3. La Vida Eterna (Salmo 16:11; Romanos 14:17)
Nota que ninguna de estas cosas dependen de nuestro estado de ánimo. Son cosas que dispone Dios. No sólo eso, sino que, al ser parte del Fruto del Espíritu, es un atributo que es parte del carácter de Dios – el cual pone en nosotros a medida que crecemos en Él.
Esto significa que nuestro gozo no viene de nada en la Tierra. Es por esto que nuestro gozo puede permanecer a pesar de nuestras circunstancias terrenales – porque no viene ni depende de nada aparte de Dios.
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¿Dios quiere que seamos felices?

El problema no está en que seamos felices. ¡No hay problema con ser feliz!
El problema llega cuando hacemos de la felicidad una meta que debemos y tenemos que alcanzar. Cuando esto sucede, entonces pensamos que Dios existe para que seamos felices – y esto es un pensamiento peligroso.
¿Por qué?
Primero, esto asume que Dios es tu empleado. Si te encuentras en una situación en la cual no tienes felicidad (o te produce tristeza), entonces ¿dónde está Dios? Dios no es un amuleto para usarse a conveniencia.
Segundo, muchas veces el obedecer a Dios no nos trae felicidad. Piensa en Jesús. Jesús no quería morir (Lucas 22:42). ¿Crees que Jesús estaba feliz cuando lo estaban matando? ¡Claro que no! Pero, ¿qué dice la Biblia? Dice que “[…] por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz […]” (Hebreos 12:2). ¡Jesús estaba gozoso y estaba sufriendo también! El gozo es lo que nos motiva a obedecer a Dios, aún cuando obedecerlo no nos hace feliz. Probablemente traería felicidad a tu vida matar el perro del vecino que ladra todas las noches a las 3 am. Pero, obedecer el mandato de amar al prójimo va por encima de lo que te haría feliz, por ejemplo.
Tercero, si tenemos la felicidad como una meta en nuestras vidas, inevitablemente se encontrará con nuestro deseo de obedecer y agradar a Dios. Si pensamos que Dios quiere que seamos felices y lo que nos hace feliz es algo contrario a la Biblia, entonces nos vamos a confundir. “¡¿Cómo es posible que Dios esté en contra de que yo esté feliz?!” No es que Dios no quiere que sea feliz – es que tu salvación le importa mucho más que tu felicidad.
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Cuando nuestra meta es agradar a Dios – sabiendo que Él es la fuente de nuestro gozo – creamos en nosotros una perspectiva divina. Empezamos a entender que se puede vivir una vida absolutamente llena de gozo sin un solo día de felicidad. Porque el gozo depende de las cosas que Dios nos ha dado (la salvación y la esperanza de una vida eterna, por ejemplo).
Lo más importante es entender que el gozo es muchísimo más y mejor que cualquier felicidad que podamos tener en este mundo. No hay problema con ser felices – pero el gozo sobrepasa cualquier expectativa que se tenga de la felicidad.
Aunque en ocasiones nuestro gozo produce felicidad, lo importante es que nuestra felicidad no sea nuestra meta.
Por esta razón, nuestra esperanza es que el gozo que viene de saber que somos salvos, de que hemos creído en lo correcto y de que tenemos una vida eterna segura en Cristo Jesús sea lo que nos mueva a obedecerlo – a pesar de nuestros ánimos cambiantes.

Fuente: verdadyfe.com
Reproducido por: AELR - (Agape en la radio) 

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