Esta es una de las preguntas más importantes que uno se puede hacer. Las implicaciones de esta contestación hacen eco en nuestras relaciones (TODAS nuestras relaciones). Interesantemente, no es difícil definir lo que es el Amor.
¿Qué es Amor?
En un sentido general, el amor se podría definir como “Buscar el bienestar máximo de la otra persona.” Es lo que Dios ha hecho con nosotros y es lo que hacemos con las personas que amamos: echar a un lado lo que queremos y buscar el bienestar máximo del otro; porque ese bienestar es, al final, lo que verdaderamente queremos.
Sin embargo, esta definición es para fines prácticos y sólo toca la superficie de todo lo que realmente implica amar.
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Empecemos con una premisa sencilla:
Dios es Amor. (1 Juan 4:8)
Ya. La definición de Amor ha sido establecida: Dios es amor. ¿Qué es amor? Dios.
Eso implica que los atributos del amor le aplican a Dios y vice versa. Veamos un ejemplo sencillo.
En el capítulo 13 de 1 Corintios, todo sabemos que hay una excelente descripción (a diferencia de “definición”) de lo que es amor:
“El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca deja de ser […]” (1 Corintios 13:4-8)
Si le cambiamos las palabras “el amor” por “Dios,” también tenemos una descripción certera de quién es Dios:
“[Dios] es sufrido, es benigno; [Dios] no tiene envidia, [Dios] no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. [Dios]nunca deja de ser […]”
Pero eso ya lo sabíamos.
Hay otra característica del Amor que, tal vez, no es tan obvia, pero se puede establecer a base de premisas lógicas con su conclusión:
Premisa #1: Los seres humanos tenemos libre albedrio.
Premisa #2: Todos podemos escoger servir a Dios o rechazarlo.
Premisa #3: Dios es una decisión personal. (por Premisa #1 y Premisa #2)
Premisa #4: Dios es amor (por definición Bíblica)
Premisa #5: Las características de Dios son las misma que las del amor. (Premisa #4)
Conclusión: El amor es una decisión personal. (por Premisa #3 y Premisa #5)
Esta conclusión tiene repercusiones enormes
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Es una decisión importante
Si el amor es una decisión, entonces enamorarse no es algo que sucede, sino que se decide. Por lo tanto, enamorarse de la persona incorrecta – por ejemplo – es algo que nunca tiene que suceder. Cuando nos dejamos llevar por cómo nos sentimos y no por decisiones correctas, entonces no estamos buscando amor – buscamos el romance. El romance no es algo malo en sí, pero es limitado y efímero: cuando se va el sentimiento, pensamos que “se acabó el amor,” cuando – por definición – el amor es eterno porque Dios es eterno y Dios es amor. Amar puede llevar al romance, pero el romance no necesariamente lleva al amor.
El amor no depende de cómo nos sentimos, porque es algo que se decide a pesar de nuestras emociones cambiantes. Si un hombre llega a su casa malhumorado de un horrible día de trabajo, eso no significa que no ama a su esposa. Su amor por ella no depende de cómo él se siente. Ahora, el hecho de que la ama significa que busca su beneficio máximo. Por lo tanto, si quiere agradarla, no puedo hacer las cosas que le gustan a él – tiene que hacer las cosas que le gustan a ella.
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¿Cómo pues, amamos a Dios?
Buscando Su beneficio máximo; buscando agradarle a Él. No como queramos nosotros, sino como Él quiere que lo agrademos.
Tenemos que decidir amar a Dios todos los días. Esa decisión conlleva otras decisiones que demuestran nuestra decisión de amar a Dios, así como amar a alguien conlleva acciones que demuestren tu amor por esa persona a esa persona, no a más nadie.
Por eso es que el amor es un ejercicio intelectual también. Se trata de tomar decisiones y decidir hacer las cosas que conocemos que le agradan al objeto de nuestro amor. Hacer las cosas que creemos que le agrandan no es suficiente. No es lo mismo salir del paso con algo que creemos que le va a agradar que demostrarle a esa persona que nos dedicamos a la tarea y nos esforzamos por conocerla lo suficiente como para saber qué cosas le agradarían.
¿Estamos haciendo un esfuerzo para conocer a Dios lo suficiente como para probarle que lo amamos o sencillamente nos conformamos con lo que creemos que a Dios le agrada?
Los dejamos con las palabras de Jesús:
“¿Quién es el que me ama? El que hace suyos mis mandamientos y los obedece. Y al que me ama, mi Padre lo amará, y yo también lo amaré y me manifestaré a él.” (Juan 14:21)
Fuente: verdadyfe.com
Reproducido por: AELR - agaperadiotv.blogspot.com
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