En Filipenses 1:21, Pablo declara: "Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia." Él tiene una comprensión simple de la vida; si despertamos y aun tenemos aliento, es porque el Señor nos regala un día más para traer su gloria a este mundo. Esto es exactamente lo que la iglesia perseguida vive.
Mostrar la gloria de Dios (cuáles sean las circunstancias), es un gran honor y responsabilidad. Por esta razón los creyentes perseguidos encuentran la satisfacción del deber cumplido, en la tristeza, la tortura e incluso la muerte. Ya sea llegar a sobrevivir o partir a su presencia, ellos verán su gloria y exclamarán ¡Alabado sea el Señor!
La alegría que se encuentra en la persecución a menudo es invisible. Para el mundo exterior, sus vidas están llegando a su fin. Pero para el pueblo de Dios, estos creyentes, alcanzarán una victoria grande en el cielo.
Su esperanza va más allá de la tumba. Ellos son capaces de renunciar a todo y aún así tener todo lo que necesitan. Tienen una verdadera comprensión de la vida y del evangelio - el Evangelio de Jesús - que ha salvado sus almas . Debido a la fe en la obra de Dios, nada puede separarlos de su amado Redentor.
Fuente: Open Doors
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