miércoles, 19 de octubre de 2016

¡Eso haré, No me preocuparé!




Por: Pr. Julio César Barreto


Dijo Pablo (inspirado por el Espíritu Santo): ¡Por nada estén afanosos! antes bien, en todo, mediante oración y súplica con acción de gracias, sean dadas a conocer vuestras peticiones delante de Dios.

                                                                                                                          (Filipenses  4: 6-7)

La ansiedad es uno de los problemas emocionales más frecuentes de nuestros días. Las estadísticas  revelan  que hasta un 30% ( y tal vez más) de personas sufre algún tipo de ansiedad patológica que requiere tratamiento: fobias, trastornos de pánico, ansiedad generalizada en forma de inseguridad y apren sión constantes, síntomas físicos como mareos, ahogos, dolores de cabeza, etc. ¿Cómo puede entenderse este incremento tan alarmante  en una sociedad  que ha alcanzado unos altos índices de progreso técnico y de riqueza?  Es una paradoja que el incremento del bienestar material tenga al afán y la ansiedad como sorprendentes compañeros de viaje.

Lo cierto es que (aunque algunos no lo creen) podemos confiar plenamente en  Dios. La cobertura que Él nos brinda es “Total”. Ningún seguro en esta tierra nos puede ofrecer algo semejante.  Este cuidado hacia nosotros comienza  aquí…


 “Mi embrión vieron tus ojos, y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas
Que fueron luego formadas, s
in faltar una de ellas” (Salmo 139:16)



Y…   


 No fue encubierto de ti mi cuerpo, bien que en oculto fui formado, y entretejido en lo más profundo de la tierra” (Salmo 139:15).


Luego…   


“Y le presentaban niños para que los tocase; y los discípulos reprendían a los que los presentaban. Viéndolo Jesús, se indignó, y les dijo: Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de Dios. De cierto os digo, que el que no reciba el reino de Dios como un niño, no entrará en él.  Y tomándolos en los brazos, poniendo las manos sobre ellos, los bendecía” (Marcos 10: 13-16)


En la adolescencia está pendiente de nosotros y nos dice…  



 “Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud, antes que vengan los días malos, y lleguen los años de los cuales digas: No tengo en ellos contentamiento” (Eclesiastés 12: 1).




En la adultez…   



Oh Dios, me enseñaste desde mi juventud,
Y hasta ahora he manifestado tus maravillas”.(Salmo 71:17)



Y en los años mayores…  



 “El justo florecerá como la palmera; crecerá como cedro en el Líbano. Plantados en la casa de Jehová, en los atrios de nuestro Dios florecerán.

Aun en la vejez fructificarán; estarán vigorosos y verdes, para anunciar que Jehová mi fortaleza es recto, y que en él no hay injusticia” (Salmo 92: 12-15)



Sí Dios tiene cuidado de estos hermosos ejemplares...


 ...de los cuales dijo…

”Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas? ¿Y quién de vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su estatura un codo?  Y por el vestido, ¿por qué os afanáis? Considerad los lirios del campo, cómo crecen: no trabajan ni hilan; pero os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió así como uno de ellos.

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 Y si la hierba del campo que hoy es, y mañana se echa en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más a vosotros, hombres de poca fe?  No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal”  (Mateo 6: 25-34).

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Esto no significa que hay que abstenerse de luchar legítimamente en la vida, sino que no debemos perder nuestras energías y nuestra salud, por dejarnos dominar por el afán y la ansiedad.  Tampoco estoy significando que todo vendrá esperando enchinchorrados (acostados en una hamaca, chinchorro), esperando que las cosas caigan del cielo. No confundamos la Amnesia  con la Magnesia. Se trata de caminar con seguridad, teniendo el control de la situación, porque nos movemos en esta vida, confiando plenamente en el Señor y actuando en consecuencia y no al revés.


Por todo esto y mucho más es que te digo: 
  ¡Eso haré, no me preocuparé!

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