jueves, 17 de mayo de 2018

De una leve tribulación momentánea a un eterno peso de gloria

  



“Porque convenía a aquel por cuya causa son todas las cosas, y por quien todas las cosas subsisten, que habiendo de llevar muchos hijos a la gloria, perfeccionase por aflicciones al autor de la salvación de ellos.” Hebreos 2:10.

Es bienaventurado y consolador saber que Cristo se ha hecho cargo de nosotros, y que ahora Él nos guía a la gloria con mano poderosa.

Por naturaleza, no tenemos ninguna gloria en sí mismos, así que si vamos a participar de una vida gloriosa, desde ahora en adelante, entonces la naturaleza de Dios debe manifestarse en nosotros. Sin embargo, para que podamos recibir parte de su vida y su naturaleza, tiene que guiarnos por extraños caminos a través de todo tipo de circunstancias. Él nos doblega a través de los padecimientos y nos purifica en el horno de la humillación, y a través de todo esto aprendemos a conocer sus buenos caminos y su buena voluntad para con nosotros.

Si somos plenamente conscientes que estamos bajo su buena y poderosa guía en el camino a la gloria en todas las cosas que enfrentamos, entonces sucede lo que está escrito, que son leves tribulaciones momentáneas que producen en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria. (2 Corintios 4:17)

Cuando Cristo venga y lleve a su esposa a la gloria, será esta una multitud que de ante mano la condujo a su propia vida de gloria en medio de la oscuridad y maldad del mundo. Estos fueron formados a través de los padecimientos en las diferentes pruebas de la vida de la misma forma que el autor de la salvación de ellos.

Si cada uno de ellos relatara en detalles su camino por la vida, hablarían de muchas experiencias asombrosas, y ninguno de ellos hubiera querido prescindir de nada de lo que Dios en su sabiduría les hizo atravesar en el camino a la gloria. Aquellos orgullosos y obstinados por naturaleza podrán contar todas las cosas que tuvieron que experimentar para ser quebrantados según la carne, de modo que la humildad y la bondad pudieran irradiar de ellos. Ellos darán alabanza y gracias a Dios por toda la eternidad en agradecimiento por este grande y glorioso resultado. Piensa, ¡cuál hubiera sido el resultado si solo hubieran tenido la dicha de mantener su rigidez y orgullo por el resto de sus vidas!

¡Podemos participar de la gloria de Dios como estos héroes!

 

José fue lanzado al pozo y a la cárcel en el camino para convertirse en gobernante. David estuvo en exilio y fue perseguido por hombres envidiosos en el camino para convertirse en rey. Sus salmos proféticos y llenos de bendición nacieron a través de padecimientos, tribulaciones, batallas y resistencia.

Jesús fue tentado y probado al igual que nosotros ya que tenía la misma carne que nosotros. Él padeció en la tentación, y aprendió obediencia según lo que padecía, y así creció en sabiduría. Nuestro autor de la salvación fue perfeccionado a través de los padecimientos. Nadie ha sido tan obediente y fiel como Él. Él soportó todas las pruebas de la vida sin pecar. Él es verdaderamente un Príncipe digno entre sus hermanos. (Hebreos 2:14-18, Hebreos 5:7-8, Hebreos 2:10)

Necesitamos tener la sabiduría de Dios para que Él nos pueda utilizar, y esta sólo la podemos recibir a través de los padecimientos y la fidelidad en las pruebas de la vida.

¡Que podamos, al igual que Jesús, ver la alegría que nos espera, y alabar a Dios por todas las cosas en el camino hacia la gloria!




Este artículo fue publicado originalmente con el título “En el camino hacia la gloria” en la revista de la iglesia de BCC “Skjulte Skatter” (“Tesoros Escondidos”) en junio de 1953.
© Copyright Editorial Stiftelsen Skjulte Skatters
Publicado en Edificación

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