viernes, 3 de junio de 2016

LA GUERRA DEL VOLUMEN EN LA IGLESIA: EPISODIO 1


Semanas atrás he estado preguntando con varios equipos de alabanza que he tenido el honor de estar en sus iglesias y les preguntaba respecto a cuantos decibeles (dB) suenan las bocinas para que la gente escuche.
  • El 70% de las iglesias dicen que están en el rango de 90-95 dB.
  • El 20% de las iglesias clasifican que están en la gama de los 95-100 dB.
  • Mientras el 10% permanece en 80-85 dB.
En un libro que estoy leyendo sobre audio, que sus temas son referente a las aplicaciones en vivo y en estudio de grabación de acuerdo a los espectros en señales acústicas. Tiene varios tópicos que menciona la preocupación del volumen. Uno de estos era en el estudio de grabación, es decir lo que implica para hacer grabaciones en un estudio para una producción musical o discos. Menciona que los ingenieros de sonido que determinaron los volúmenes de los master para estos discos son drásticamente inferiores, hablando de 10 o 15 años atrás el volumen estaba en 0.0.
Al día de hoy estamos en la gama de +2.0 a +5.0 dB encima de la norma. Ahora, NO ESTAMOS HABLANDO de sonido en vivo. Estamos hablando de lo que sucede en el estudio de grabación y en los audífonos. Es decir de lo que escuchamos en nuestros reproductores de mp3 o servicio de streaming de audio.

Me gustaría que hiciéramos el siguiente ejercicio.
Escucha cualquier canción que haya sido grabada el año pasado, una del 2010, ahora una del 2005 y por último escucha cualquier canción del 2000.
Te darás cuenta de las enormes caídas de volumen entre estas 4 grabaciones. Y en las grabaciones del 2005, 2000 y si escuchas algunas canciones más viejitas tendrás que subirle un poco de volumen.
Este es al punto que quiero llegar.
A medida que nuestros oídos se van acostumbrando a los volúmenes más fuertes, volvemos nuestra referencia auditiva en algo relativo. Pensemos y analicemos todas las fuentes de sonido que nos rodean, por ejemplo: en la oficina, la gente hablando, por teléfono, en la parada del camión, el tráfico o los regaños de la novia o esposa.
Estoy bastante seguro que la música en la iglesia donde asistes es al menos es tan fuerte como el ruido exterior. De hecho, podría asegurar que el sonido es de 5 a 10 dB por encima de lo que era hace 10 años.
Los cambios conforme a los volúmenes no es solo por el que opera el sonido, sino también la adición de los instrumentos, amplificadores, o cualquier fuente de sonido desde el escenario y en el auditorio. Tenemos más elementos cuando empezamos a hablar de nuestra configuración y equipo en vivo y hay veces que tenemos más de lo que necesitamos.
Veamos… Guitarristas y bateristas, levanten la mano ¿Si te gusta que se escuche alto? Venga! sin pena.
Cantantes ¿Cuantos de ustedes les gusta su voz arriba de los instrumentos? Me lo imaginaba… El triunfo de las bandas o grupo de alabanza.
A los músicos les diré una verdad; Les gusta que los volúmenes cada vez sean más fuertes. Sin embargo, no podemos cumplirle los deseos de todos músicos por encima de la salud de la iglesia.
A mi particularmente me gusta la batería definida, acompañado con el bajo y el rugir de las guitarras microfoneadas. Algunos pueden disfrutar y compartir el mismo gusto que su servidor. Pero para otros, esto podría ser una molestia y podría dar armas a las personas para que abandonen la reunión.
Y aquí me dirijo a el líder de alabanza o música y lider de audio: ¿Quien es la prioridad?
¿Debemos satisfacer nuestras necesidades artísticas? o ¿Facilitamos las necesidades de los demás para la reunión?
Ahora por encima de todo ¿Estamos dando honor al Señor a través de servirnos unos a los otros?
Hay una diferencia enorme de un concierto de jóvenes el viernes en la noche a una reunión general del domingo por la mañana.

GUERRA EN LA BANDA.

Recuerdo que hace tiempo una vez el líder de la alabanza tuvo dificultades con el guitarrista principal para que él le bajara el volumen a su amplificador. Este guitarrista era verdaderamente bueno musicalmente, asistió a todos los ensayos, pero mostró poco respeto al líder de alabanza. La historia nos dice que el guitarrista fue persistente en no bajarle a su amplificador aunque el líder de audio y de alabanza repetidas veces se lo pidieron y pidieron que le bajara. Incluso el líder de alabanza hizo varias citas con el guitarrista para trabajar personalmente. Tras un ensayo, se le pidió una vez mas al guitarrista que bajara el volumen, el se levantó, recogió sus cosas y se fue en pleno ensayo.
Ahora que lo pienso, analizo y medito es que en estas situaciones lo ultimo que el equipo de alabanza, audio y la congregación es que se impida al Espíritu Santo fluir libremente. Mi preocupación es que hay demasiados músicos, cantantes, técnicos e ingenieros que creen que la alabanza no puede seguir sin ellos. La verdad es que Dios no depende de nuestra capacidad de alabarle. De hecho, la grandeza de Dios procede de si mismo. Es por la gracia de Dios. Y Él mismo nos llama a una relación personal y al mismo tiempo esto es un alto privilegio poder adorarlo y llevar a su pueblo a la adoración.
Estamos todos infectados por el pecado y somos impuros. Cuando mostramos nuestros actos de justicia, no son más que trapos sucios. Como las hojas del otoño, nos marchitamos y caemos, y nuestros pecados nos arrasan como el viento.
Isaías 64:6 NTV
No creo que Dios está llamando a cualquiera para audiciones para ser integrante de la alabanza. Realmente es una invitación única y humilde (no un derecho) por Dios para servirle a través de la música. Ahí está la clave de todo esto, que es LA ADORACIÓN.
Nuestro verdadero objetivo es ser como Cristo en ser usado por el Espíritu Santo para dejarlo obrar y la gente pueda ser tocado por El. Se que puede sonar muy de seminario, pero esto que les digo es la única y auténtica verdad. Al menos esto es lo que podremos aplicar cuando Pablo dice:
Así como nuestro cuerpo tiene muchas partes y cada parte tiene una función específica, el cuerpo de Cristo también. Nosotros somos las diversas partes de un solo cuerpo y nos pertenecemos unos a otros.
Romanos 12:4-5 NTV

LA GUERRA DEL RANGO DEL VOLUMEN.

Ahora desde lo espiritual vamos a relacionarlo con nuestra logística técnica. Cuando nuestros volumen están fuera de control, eso hace que el trabajo del ingeniero de audio sea mas difícil y frustrante. Al igual que tu, yo he visto y he sido parte de las discusiones entre los integrantes musicales de la alabanza y el equipo de audio. Los guitarristas y bateristas se molestan por que no pueden oírse a si mismo al nivel que les gusta, mientras que los ingenieros están tratando de equilibrar la mezcla de audio que escucha la congregación.
Los guitarristas consiguen una sensación diferente para el sonido y el ambiente cuando sus niveles están fuertes y arriba. Especialmente cuando usan amplificadores de bulbos, cuando estos bulbos llevan tiempo encendidos y trabajando, toman un tono más agradable dinámicamente. Pero cuando estos bulbos están inactivos las guitarras no tienen vida y el impacto del sonido es muy pobre. Esto explica la frustración de los guitarristas y a su vez el del ingeniero de audio. Entonces ¿Puede co-existir realmente la opción de amplificadores y un sonido controlado? Si, pero para conseguirlo debemos analizar nuestro entorno y saber con que estamos luchando realmente. Una vez determinada la elección correcta dependiendo de la prioridad para el bien común. Hay una solución técnica y se llama monitoreo personal (IEM) de eso hablaré en la siguiente publicación, así que espérala y no te la pierdas. Regresando al tema, a toda costa debemos evitar enfrentamientos y descarrilamientos de control de volumen. Esto nunca debe de ocurriese en cualquier reunión. Una situación horrible es cuando los argumentos llegan a ser no verbales y eso no debe tomar parte de ningún servicio o reunión. Y si llega a ser así, entonces hemos perdido la compresión del servicio y el lugar como el pueblo de Dios.
Tengo otro ejemplo de cómo empiezan las guerras de volumen. Cuando los amplificadores de guitarra superan el monitoreo de suelo de la plataforma o escenario, la batería no puede oír lo que él toca y entonces empieza tocar más fuerte. El bajo comienza a perder foco del matiz de su instrumento llevando sus niveles cada vez más alto ocasionando una bola de graves gigante. La guitarra acústica y teclados empiezan a tocar igual sin matizar y probablemente a descuadrar. Y los demás, como instrumentos de cuerda, de viento e incluso las voces se vuelven inexistentes. En este punto el ingeniero de audio ha perdido el control totalmente. Literal puede silenciar todos los canales y el volumen del escenario puede hacerse cargo de la sala.
Ahora vamos a entender exactamente el trabajo del ingeniero de audio. El o ella no es una niñera de control de volumen. Los ingenieros son tan importantes como el grupo musical y la dirección del mismo. Ellos proporcionan forma y el control dinámico de la mezcla global, su trabajo en esa mezcladora es hacer sonido audible (no amplificado) para la congregación; también son de ayuda para los músicos y cantantes en hacerles y darles un buen monitoreo.
Una frase que aplico y me gusta decir mucho es que el equipo de audio debe de ser invisible. Explico con este ejemplo, si no hay comentarios u observaciones negativas hechas por cualquier un miembro de la congregación después de una reunión o servicio de alabanza, entonces el equipo de audio hizo su trabajo (en la mayoría de los casos). Siguiendo esta linea, el trabajo del grupo de alabanza es mantener un buen nivel, saber usar los dinámicos mientras controlan el volumen de su instrumento es decir saber matizar, cuando tocar y cuando no.
Es muy cierto que un músico tiene que desarrollar un buen oído, para que pueda colocar con éxito el control de su volumen individual. Es más, puedo asegurar que si lo llega a hacer podrá enfocar y dar ese brillo a su instrumento y maximizar su capacidad al tocar. Y con ese ajuste ayuda solidificando su parte en la mezcla general. Y si se logra que todo el equipo de alabanza hagan ese ajuste, la mezcla mejorará un 80%.
Y si se logra, dos cosas se harán muy notorias:
  1. Los ingeniero podrá hacer una muy buena mezcla y se notara un enorme mejora en el sonido.
  2. La congregación va poder escuchar equilibradamente a las voces e instrumentos, y lo más importante, la gente con eso podrá disfrutar la alabanza para danzar libremente, la adoración y poder recibir ese toque que el Espíritu Santo tiene para ellos.
Y por ultimo quiero que entendamos que el volumen es una herramienta compartida por todos, y como somos un cuerpo, todos debemos saber como cuidar ese volumen siendo músicos, cantantes o técnicos e ingeniero de audio.
Y tu. ¿Haz tenido guerra del volumen?

Fuente: tecnoiglesia.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Al Maestro con cariño