La alabanza proviene de un espíritu de adoración, y tiene una expresión verbal, que no siempre es el cántico.
Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren … Así que, ofrezcamos siempre a Dios, por medio de él, sacrificio de alabanza, es decir, fruto de labios que confiesan su nombre … hablando entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones”.
– Jn. 4:24; Heb. 13:15; Ef. 5:19.
Hablando de manera simple, hay una diferencia que es necesario establecer primero: música, alabanza y adoración, son tres cosas. Vamos a comenzar desde la última, la adoración.
Una realidad espiritual
¿Qué es la adoración? Es una realidad espiritual. Si nosotros no entristecemos al Espíritu Santo, si él ha sido honrado en nuestras vidas, entonces, mantenemos ese espíritu de comunión con Dios. Dios es Espíritu, y sus adoradores le adoran en espíritu. Dios creó en nosotros un órgano, nuestro espíritu, para que tengamos comunión con él. Y eso incluye la adoración.
La adoración es un asunto espiritual. Veinticuatro horas al día, dependiendo de nuestra relación con el Señor, podemos decir que debemos vivir en un espíritu de adoración, así como debemos vivir en el Lugar Santísimo, en la presencia del Señor.
La adoración no depende de la música, ni de expresiones verbales. Podemos adorar al Señor en silencio, absolutamente quietos, porque es una relación espiritual con Dios. Dios, por su Espíritu, encuentra reposo en nuestros corazones. ¡Qué cosa maravillosa es la adoración! La intención de Dios es hallar reposo en la iglesia. Y, ¿en qué sentido él halla reposo? En su satisfacción en nuestras vidas. Y eso es la adoración.
Alabanza
Ahora, hablemos de la alabanza. «Ofrezcamos siempre… sacrificio de alabanza» (Heb. 13:15). La alabanza proviene de un espíritu de adoración, y tiene una expresión verbal, que no siempre es el cántico. Cuando nosotros declaramos: «Jesucristo es nuestra paz; él es nuestro Señor», eso es alabanza, es «fruto de labios que confiesan su nombre».
La música
Y luego está la música. Y ahora tenemos un problema, porque, cuando vamos a Génesis 4, vemos cómo empezó la música. Tengamos cuidado aquí; no tenemos en absoluto nada contra la música, sino contra la prioridad de las cosas. En los cielos, hay una música eterna, pero veamos la historia sobre la tierra.
¿Cómo empezó la música en la tierra? Cuando Caín fue expulsado de la presencia del Señor (Gén. 4:17), él fue a habitar a la tierra llamada Nod. Allí, Caín edificó una ciudad.
Ese no era el proyecto de Dios. Pero Caín construyó aquella ciudad, porque él perdió la seguridad. Y le dio a aquella ciudad el nombre de su hijo Enoc. Éste no es el Enoc que anduvo con Dios, sino Enoc hijo de Caín.
«Y a Enoc le nació Irad, e Irad engendró a Mehujael, y Mehujael engendró a Metusael, y Metusael engendró a Lamec» (Gén. 4:18). Lamec es el séptimo después de Adán en el linaje de Caín, y representa la cima de la impiedad.
«Y Lamec tomó para sí dos mujeres; el nombre de la una fue Ada, y el nombre de la otra, Zila. Y Ada dio a luz a Jabal, el cual fue padre de los que habitan en tiendas y crían ganados. Y el nombre de su hermano fue Jubal, el cual fue padre de todos los que tocan arpa y flauta. Y Zila también dio a luz a Tubal-caín, artífice de toda obra de bronce y de hierro» (v. 19-22).
Los tres hijos de Lamec hablan de tres formas de provisión para sí mismos. El primero, Jabal, es «padre de los que habitan en tiendas y crían ganados», proveyendo para su propio sustento (autopreservación).
Jubal fue «padre de todos los que tocan arpa y flauta». Cuando esa generación fue expulsada de la presencia del Señor, perdió el gozo de la presencia del Señor. Entonces crearon instrumentos musicales, para su autosatisfacción.
Y Tubal-caín se preocupó de los instrumentos de bronce y de hierro, no solo como algo necesario para su vida, sino como armas para su propia protección. Aquí vemos auto-preservación, autosatisfacción y au-todefensa. Todo lo que Dios había sido antes para ellos, ahora ellos lo crearon por sí mismos.
Un peligro
Ese es el peligro de la música. La música, en sí misma, tiene capacidad de involucrar el corazón, agitar el alma, y aun apagar la voz del Espíritu.
No es difícil descubrirlo. Basta mirar lo que la música hace con el mundo y, en forma lamentable, lo que la música, en sí, ha sido en la cristiandad. Entonces, necesitamos ser muy cuidadosos al respecto...leer más aquí =>http://www.aguasvivas.cl/multimedia-archive/musica-alabanza-y-adoracion/
Fuente: http://www.aguasvivas.cl/
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