viernes, 31 de julio de 2015

Desenmascarando al Enemigo - AELR






Por: Pr. Julio César Barreto

17Hermanos, sean imitadores míos, y observen a los que andan según el ejemplo que tienen en nosotros.18Porque muchos andan como les he dicho muchas veces, y ahora se lo digo aun llorando, que son enemigos de la cruz de Cristo, 19cuyo fin es perdición, cuyo dios es su apetito y cuya gloria está en su vergüenza, los cuales piensan sólo en las cosas terrenales. 20Porque nuestra ciudadanía (patria) está en los cielos, de donde también ansiosamente esperamos a un Salvador, el Señor Jesucristo, 21el cual transformará el cuerpo de nuestro estado de humillación en conformidad al cuerpo de Su gloria, por el ejercicio del poder que tiene aun para sujetar todas las cosas a El mismo.”                         (Filipenses 3:17-21)


  Un enemigo de la Cruz (del Evangelio de nuestro Señor Jesucristo y de su Obra Redentora en la Cruz), es todo aquel que predica un evangelio diferente al que nos ha sido entregado por Dios y que conocemos como las Sagradas Escrituras.


1:6Estoy maravillado de que tan pronto os hayáis alejado del que os llamó por la gracia de Cristo, para seguir un evangelio diferente.

1:7 No que haya otro, sino que hay algunos que os perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo.

1:8 Mas si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema.”
(Galatas 1: 6-8).


La Palabra de Dios nos da las claves para quitarles la máscara a estos falsos obreros:

1.- HAY QUE PROBARLOS

        El Apóstol Juan dijo: Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido por el mundo”.
(1 Juan 4:1).

     Esto es justamente lo que hacía la iglesia de Éfeso (probaba los espíritus):
Yo conozco tus obras, y tu arduo trabajo y paciencia; y que no puedes soportar a los malos, y has probado a los que se dicen ser apóstoles, y no lo son, y los has hallado mentirosos;”
                                                     (Apocalipsis 2:2)


2.- ¿Cómo probar a estos falsos ministros? ¿En qué consiste esta prueba?

    Tenemos que comparar lo que ellos afirman  y contrastarlo con “Las Sagradas Escrituras”. Este es el ejemplo que nos dejaron los creyentes de Berea:


Inmediatamente, los hermanos enviaron de noche a Pablo y a Silas hasta Berea. Y ellos, habiendo llegado, entraron en la sinagoga de los judíos. Y éstos eran más nobles que los que estaban en Tesalónica, pues recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran así. Así que creyeron muchos de ellos, y mujeres griegas de distinción, y no pocos hombres.” (Hechos 17: 10-12)



3.- Debemos tomar siempre en cuenta las advertencias de Jesús (y los Apóstoles) acerca de estos falsos obreros.

“Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos?”
(Mateo 7: 15-16)




En tal sentido, el Apóstol Pablo dijo lo siguiente (2Corintios 11: 13-15)

“Porque éstos son falsos apóstoles, obreros fraudulentos, que se disfrazan como apóstoles de Cristo. Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz. Así que, no es extraño si también sus ministros se disfrazan como ministros de justicia; cuyo fin será conforme a sus obras”.


Por su parte el Apóstol  Pedro también habló acerca de este tema: (2 Pedro 2: 1-3)

Pero hubo también falsos profetas entre el pueblo, como habrá entre vosotros falsos maestros, que introducirán encubiertamente herejías destructoras, y aun negarán al Señor que los rescató, atrayendo sobre sí mismos destrucción repentina. Y muchos seguirán sus disoluciones, por causa de los cuales el camino de la verdad será blasfemado, y por avaricia harán mercadería de vosotros con palabras fingidas. Sobre los tales ya de largo tiempo la condenación no se tarda, y su perdición no se duerme”.





Los obreros fraudulentos de esta actual generación alegan, que no importa que lo que ellos afirmen en sus herradas palabras, no esté en la Biblia; porque ellos son los (supuestos) “ungidos” de Dios, a los cuales El ha escogido para darles nuevas y exclusivas revelaciones para que hagan la Nueva Reforma de la Iglesia. ¡Tamaña mentira!. Es interesante y muy pertinente leer las Palabras del Apóstol San Pablo a la iglesia en Corinto (1 Cor. 2: 6-13):


   “2:6 Sin embargo, hablamos sabiduría entre los que han alcanzado madurez; y sabiduría, no de este siglo, ni de los príncipes de este siglo, que perecen.

2:7 Más hablamos sabiduría de Dios en misterio, la sabiduría oculta, la cual Dios predestinó antes de los siglos para nuestra gloria,

2:8 la que ninguno de los príncipes de este siglo conoció; porque si la hubieran conocido, nunca habrían crucificado al Señor de gloria.

2:9 Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, Ni han subido en corazón de hombre, Son las que Dios ha preparado para los que le aman.

2:10 Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios.

2:11 Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios.

2:12 Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido,

2:13 lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual”.


Pablo afirma que  “Dios no hace acepción de personas” (Gal. 2:6):
Pero de los que tenían reputación de ser algo (lo que hayan sido en otro tiempo nada me importa; Dios no hace acepción de personas), a mí, pues, los de reputación nada nuevo me comunicaron”.


Amados, debemos estar alerta, porque los tiempos son finales y muy malos. Pero la Iglesia del Señor tiene al Espíritu Santo y El nos guiará hacia toda verdad, y estamos en La Verdad. Dios (nuestro Padre) continúe añadiendo bendiciones sobre Ustedes.




                                                       

   

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