Respuesta: La pregunta del por qué Dios hace las cosas, cuando Él ya sabe de antemano el resultado, es una que puede ser formulada acerca de numerosas situaciones. ¿Por qué creó Dios a Satanás, sabiendo que se iba a revelar? ¿Por qué Dios les dijo a Adán y a Eva que no comieran del árbol, sabiendo que ellos desobedecerían? ¿Por qué creó Dios ángeles, sabiendo que muchos de ellos se volverían contra Él?
Una respuesta a todas estas preguntas, es la misma que la pregunta sobre Abraham e Isaac. La soberanía de Dios, el plan divino es perfecto y Él llevará a cabo Su plan de acuerdo a Su perfecta voluntad y tiempo, de tal manera que Él sea glorificado. “Jehová de los ejércitos juró diciendo: Ciertamente se hará de la manera que lo he pensado, y será confirmado como lo he determinado.” (Isaías 14:24) “Por mí, por amor de mí mismo lo haré, para que no sea amancillado mi nombre, y mi honra no la daré a otro.” (Isaías 48:11).
Abraham había obedecido a Dios muchas veces en su caminar con Él, pero ninguna prueba había sido más severa que la descrita en Génesis 22. Dios le ordenó, “Toma ahora tu hijo, tu único, Isaac, a quien amas, y vete a tierra de Moriah, y ofrécelo allí en holocausto sobre uno de los montes que yo te diré.” (Génesis 22:2). Esta era una petición sorprendente, porque Isaac era su hijo de la promesa.
¿Cómo respondería Abraham? Con obediencia inmediata; muy temprano a la mañana siguiente, Abraham se puso en marcha con dos sirvientes, un asno y su amado hijo Isaac, junto con la leña para la ofrenda. Su incuestionable obediencia al confuso mandato de Dios, le dio a Dios la gloria que Él merece y es un ejemplo para nosotros de cómo glorificar a Dios. Cuando obedecemos como lo hizo Abraham, confiando en que el plan de Dios es el mejor argumento posible, enaltecemos Sus atributos y lo alabamos por ellos. La obediencia de Abraham ante este aplastante mandato, exaltó el soberano amor de Dios, Su confiabilidad, y Su bondad, y nos proporcionó un ejemplo que debemos seguir. Su fe en el Dios que había llegado a conocer y su amor, colocaron a Abraham en la galería de los héroes de la fe descrita en Hebreos 11.
Dios usó la fe de Abraham con un ejemplo para todos los que lo siguen como la única forma de llegar a Él. Génesis 15:6 dice, “Y creyó a Jehová, y le fue contado por justicia.” Esta verdad es la base de la fe cristiana, como se reitera en Romanos 4:3 y Santiago 2:23. La justicia que le fue imputada a Abraham es la misma justicia acreditada a nosotros cuando recibimos por fe el sacrificio que Dios proveyó por nuestros pecados – Jesucristo. “Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en Él.” (2 Corintios 5:21).
La historia de Abraham en el Antiguo Testamento es la base de la enseñanza de la Expiación en el Nuevo Testamento, la ofrenda sacrificial del Señor Jesús en la cruz por el pecado de la humanidad. Jesús dijo, muchos siglos después, “Abraham vuestro padre se gozó de que había de ver mi día; y lo vio, y se gozó.” (Juan 8:56). Veamos en seguida algunos de los paralelos entre las dos narraciones bíblicas.
* “Toma ahora tu hijo, tu único, Isaac…” (v. 2); “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que a dado a su Hijo unigénito,…” (Juan 3:16).
* “…y vete a tierra de Moriha, y ofrécelo allí en holocausto…” (v. 2); se cree que esta área es donde fue construida muchos años después la ciudad de Jerusalén, donde Jesús fue crucificado fuera de los muros de esa ciudad (Hebreos 13:12).
* “… y ofrécelo allí en holocausto…” (v. 2) “… Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras.” (1 Corintios 15:3).
* “Y tomó Abraham la leña del holocausto, y la puso sobre Isaac su hijo..” (v. 6) “Y él, cargando su cruz,…” (Juan 19:17).
* “… ¿dónde está el cordero para el holocausto? (v. 7) “.. vio Juan a Jesús que venía a él y dijo: He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.” (Juan 1:29).
* Isaac, el hijo, actuó en obediencia a su padre, convirtiéndose en el sacrificio (v. 9); Jesús oró diciendo: “Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú.” (Mateo 26:39).
* Resurrección – Isaac como figura y Jesús como realidad: “Por la fe Abraham, cuando fue probado, ofreció a Isaac; y el que había recibido las promesas ofrecía su unigénito, habiéndosele dicho: En Isaac te será llamada descendencia; pensando que Dios es poderoso para levantar aun de entre los muertos, de donde, en sentido figurado, también le volvió a recibir.” (Hebreos 11:17-19); Jesús verdaderamente, “que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras.” (1 Corintios 15:4).
Fuente: devocionalescristianos.org
Edición y reproducción: ágape en la radio (AELR).
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