¿Qué existe en el corazón de quienes cometen violencia contra sus semejantes? Seguro es que no hay paz. Un corazón no tiene paz por diferentes razones: falta de amor y de fe en Dios, está herido, guarda rencor, ira, rebeldía, resentimiento, miedos y sobre todo soledad.
En la última dos décadas diversas ciudades de Estados Unidos han sido escenario de cruentas matanzas de jóvenes, adolescentes y niños, cuyas vidas han sido cegadas en escuelas, institutos y universidades por individuos sin una razón aparente. Luego de cada incidente, autoridades y científicos han tratado de buscar explicaciones a estos sangrientos hechos, pero no encuentran razones específicas.
Sin duda, se trata de un fenómeno que deja muchas preguntas latentes: si en todo el mundo hay personas desequilibradas, ¿por qué suceden estas masacres con tanta frecuencia solo en Estados Unidos? En este país se registran más de la mitad de este tipo de masacres que ocurren en el mundo.
Por lo general, los protagonistas de estos crímenes son jóvenes que se sienten excluidos y encuentran en el fácil acceso a las armas una forma de descargar su ira contra la sociedad que los margina. Si a esto se le suman experiencias de maltrato y matoneo, y los desequilibrios mentales, estas personas, que, por lo general, son adolescentes o adultos jóvenes, no aguantan fácilmente presiones extremas y terminan desencadenando matanzas.
La desmedida cobertura de la prensa se convierte, además, en un incentivo para que estas personas pretendan buscar venganza y de paso, así sea de manera efímera, se convierten en ‘estrellas’ de los medios de comunicación.
Por lo general en las sociedades en las que se les da poca cobertura mediática se espacian los casos de masacres.
Mike Males, investigador del Centro para la Juventud y la Justicia Criminal de San Francisco, California, explica que "un individuo se siente alienado, irrespetado, rechazado, y explota masacrando gente inocente”.
El sicólogo Diego Castrillón señala, por su lado, que existen varias condiciones que hacen que en países como Estados Unidos se generen fácilmente desequilibrios en la psiquis de las personas. “Hay mucho aislamiento, las personas son muy solitarias y no hay un nivel de intimidad con los amigos vecinos y compañeros de trabajo, no hay conexiones afectivas y eso se toma como normal, pero en la realidad es algo nocivo”, explica.
A pesar de que muchas veces los criminales son personas inteligentes y con un alto desempeño, sus compañeros tienden a verlos como perdedores, poco atractivos, débiles y afeminados.
En una comunidad escolar que valora las proezas deportivas o los triunfos académicos, ellos se enfrentan con el rechazo. Desairados, después de tratar de juntarse con grupos de amistades, buscan maneras de llamar la atención, de revertir sus imágenes dañadas.
El ataque a mansalva es el último episodio de un drama extenso: una búsqueda de la aceptación y el reconocimiento. Los actos anteriores fallaron miserablemente. Pero una vez que el individuo empieza a hablar de matar gente, el aislamiento se puede convertir en una inclusión. De pronto, tiene la atención que ha deseado.
Hambrientos de autoestima
Por lo demás, el desarrollo y expansión de las nuevas tecnologías y la imparable aproximación a las redes sociales ha generado la aparición de un nuevo perfil en el que los criminales pueden ser catalogados como “buscadores de miradas y de reconocimiento”, según el psicólogo Bernando Stamateas.
El profesional señala que el problema surge cuando se comparte información sin ninguna utilidad social a través de la red y sólo se muestra la intimidad con el objetivo de acumular las miradas de los demás. Esta gente se convierte en buscadores compulsivos de autoestima, de deseabilidad social.
Esto genera la ilusión de que la estima viene de la mirada de fuera hacia dentro, cuando es justo lo contrario. Este tipo de perfil más moderno, comparte espacio con personas tóxicas que han sido más comunes a lo largo de la historia como el envidioso (le angustia los logros de los demás y lo único que calma su angustia es descalificar al otro), el quejoso o criticón (personas frustradas en una determinada área de su vida y que expresan ese sentimiento frustrando a los demás) o el triangulador (utilizan a otras personas de ariete para ir contra alguien al que no pueden ver, en lugar de enfrentarse ellos mismos con el problema).
La sociedad en descomposición
Pero detrás de este panorama existe otro componente del que poco se habla y que tiene gran repercusión en la repetición de estos eventos como tiroteos y masacres. La sociedad en general está en descomposición y hay una tendencia creciente a las cosas materiales, al libertinaje, dejando de lado lo espiritual, un rechazo creciente a los valores morales y un desapego a la enseñanza de la Palabra.
Un analista norteamericano comentó: “Los padres somos los culpables de este fenómeno de la violencia en la juventud. Temo por el mundo en estos tiempos de tanta libertad para accesar toda clase de diversión carnal que llena el corazón de la basura del mundo. Del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias”.
¿Cómo se llena el corazón de esta basura? Todo lo que vemos y oímos entra al corazón, se mezcla con nuestra manera de ver al mundo y reaccionar a lo que estamos experimentando en todo momento.
Estas matanzas, que originan el sufrimiento humano, son el resultado del pecado humano. El mundo actual no es de la manera como Dios lo creó y debido a eso, todos somos vulnerables a los efectos del pecado en el mundo. ¿Por qué sufre una persona y la otra no? ¿Por qué las catástrofes suceden a algunos y no a otros? Esto se debe a que el pecado está en el mundo.
Las más sangrientas
En las últimas dos décadas se han contabilizado más de 62 tragedias similares, con un balance de más de 80 víctimas mortales distribuidas a lo largo de 30 estados. Veinticinco de estos tiroteos masivos se han producido a partir de 2006. Las siguientes son las más sangrientas.
Masacre en Newtown.- El 14 de diciembre de 2012 el joven de 20 años Adam Lanza acabó la vida de 20 niños menores de seis años y seis profesores en el colegio de primaria de Sandy Hook, en Newtown, Connecticut. Horas antes, Lanza había disparado varios tiros contra su madre.
Tiroteo en un templo sij.- El cinco de agoto de 2012, el veterano del Ejército de EE UU, Michael Page, abrió fuego contra los asistentes al templo sij de Pak Creek, Wisconsin, acabando con la vida de seis personas e hiriendo a otros cuatro, antes de caer abatido por la policía.
Matanza en el cine.- En la madrugada del viernes 20 de julio de 2012, James Holmes, de 24 años, irrumpió en el preestreno de la última película de la saga Batman cubierto con un chaleco antibalas y una máscara de gas y empezó a disparar sobre los espectadores de un cine de Aurora, una localidad a las afueras de Colorado (Denver). El joven quitó la vida a 12 personas e hirió a otras 58.
Matanza en Fort Hood.- El 5 de noviembre de 2009, el psiquiatra del Ejército, Nidal Malik Hasan, disparó indiscriminadamente contra otros militares que hacían cola para vacunarse en la base texana antes de ser enviados a Afganistán. Hasan asesinó a 13 compañeros e hirió a 32.
Masacre en Virginia Tech.- El 16 de abril de 2007, Seung-Hui Cho, un estudiante de ese centro educativo, mató a 32 personas e hirió a otras 17 en dos tiroteos separados por unas dos horas de diferencia, antes de quitarse la vida. Pese a que Cho había sido diagnosticado con un desorden de ansiedad, no tuvo ningún problema en adquirir las armas que utilizó en la masacre.
Matanza de Columbine.- Probablemente la de Columbine (Colorado) sea la matanza de estudiantes que mayor impacto haya ocasionado en EE UU. El 20 de abril de 1999, Eric Harris y Dylan Klebold, de 17 y 18 años respectivamente, entraron en su Instituto y asesinaron a 12 alumnos y a un profesor antes de acabar con sus propias vidas. La masacre quedó registrada en las cámaras del circuito interno de seguridad del centro.
Tiroteo en la Universidad de Tejas.- La tercera tragedia más mortífera de EE UU tuvo lugar el 1 de agosto de 1966. Charles Whitman, un estudiante de la Universidad de Texas, se apostó en la torre del reloj del centro, provisto de tres pistolas y dos rifles de mira telescópica, y comenzó a disparar de manera indiscriminada. En los 90 minutos que duró el tiroteo, Whitman asesinó a 14 personas e hirió a otras 32. Previamente ya había quitado la vida a su mujer y a su madre. Un oficial abatió a Whitman de un tiro en la cabeza.
Lo que dice la Biblia
Jesús vino a este mundo a enseñarnos a vivir en paz. La mejor fórmula para vivir en paz unos con otros está escrita en Juan 15:12: "Y éste es mi mandamiento: que se amen los unos a los otros, como yo los he amado".
Ningún remedio contra la violencia puede ser más eficaz que el amor, el amor repele la violencia. Y no esperemos ser amados, ¡demos amor! Jesús fue el más grande pacificador, El no esperaba que lo amaran, El daba amor aunque recibiera ofensas. ¿Por qué toda la humanidad desea la paz y no la logra? ¡Cada individuo necesita dar más amor! El amor purifica el corazón, lo limpia de impurezas como el odio y el rencor, lo desinfecta de todos esos agentes patógenos morales y emocionales, que lo dañan. Jesús nos manda amar a nuestros enemigos. Jesús amó a sus enemigos, pidió perdón al Padre por ellos. Amar a quienes nos aman, no tiene ningún mérito, como dice la Palabra, así que comencemos el año proponiéndonos dar amor a ojos cerrado.
Fuente: http://impactoevangelistico.net/
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