Papúa Nueva Guinea se considera el fin del mundo habitado. En este Estado insular del Pacífico apenas hay calles, las distancias son enormes. De sus siete millones de habitantes, la mayoría no tiene acceso a la educación o a la atención médica. Allí, dependen completamente de la madre naturaleza. Martin Köhler trabaja en el altiplano de Papúa Nueva Guinea. Nació en Núremberg y arriesga su vida como piloto en una de las áreas más complicadas del mundo para volar. A menudo, tiene que aterrizar sobre caminos pedregosos en medio de la selva, arriesgando su vida para evacuar a heridos y enfermos.
Pero, para Martin, lo que hace es más que un trabajo atractivo por su componente de riesgo. Este piloto se ve a sí mismo como un misionero cristiano perteneciente a una nueva generación. Él y su mujer pagan un precio muy alto por cumplir su sueño: emigrar a una tierra exótica. Papúa Nueva Guinea es uno de los países más peligrosos del mundo. Por eso, la vida de esta familia transcurre casi siempre entre vallas de varios metros de altura.
Cuando se pone el sol, nadie sale solo a la calle. Pese a todo, al piloto y a su mujer no les importa vivir con estas limitaciones; que estén aquí, explica Claudia, es la voluntad de Dios, de eso están convencidos. ¿Amor al prójimo, sed de aventura o una llamada a encontrarse con uno mismo? ¿Qué es lo que impulsa a Martin y Claudia Köhler a adentrarse en este viaje? Norbert Lübbers, reportero de televisión, acompaña a la familia en una de sus insólitas misiones en nombre del Señor.
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