Por: Jairo Namnún
“Creo en el Espíritu Santo,
Señor y dador de vida,
que procede del Padre y del Hijo,
que con el Padre y el Hijo
recibe una misma adoración y gloria,
y que habló por los profetas”, Credo de Nicea
La fe cristiana es una fe trinitaria. Creemos en un solo Dios, que existe en tres personas. En cuanto a la tercera persona de la trinidad, sin embargo, han habido diferentes discusiones desde el inicio de nuestra fe. Su Deidad, su “procedencia” (por decirle de alguna forma) y, de mayor importancia para esta conversación, su accionar hoy en día. De manera particular, grandes discusiones existen hoy entre la vigencia o cesación de ciertos dones del Espíritu, específicamente el don de lenguas, don de profecía y don de sanidad.
Para esta ocasión, José Mercado, Otto Sánchez y Salvador Gómez sostuvieron un tiempo de discusión sobre el Continuismo y el Cesacionismo. Brevemente, Salvador pudo presentar su postura como cesacionista y Joselo como continuista, y luego poder presentar contraargumentos y debilidades de cada posición. Por la gracia de Dios, estos hermanos pudieron modelar el hecho de que aquellos que creemos en el evangelio y las principales doctrinas de la fe cristiana podemos estar en desacuerdo en asuntos como este sin necesariamente considerar al otro como inferior. Después de todo, es el mismo Espíritu Santo quien nos da unidad:
“Esforzándose por preservar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz. Hay un solo cuerpo y un solo Espíritu, así como también ustedes fueron llamados en una misma esperanza de su vocación; un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo, un solo Dios y Padre de todos, que está sobre todos, por todos y en todos”, Efesios 4:3-5.
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