martes, 4 de agosto de 2015

Cambiemos nosotros o nada cambiará



"Yo crearé nuevos cielos y nueva tierra..." Isaias 65:17



Por: Pr. Julio César Barreto


Asistimos con cierto temor (algunos), otros con asombro a los grandes cambios que se han suscitado en el mundo. Algunos ejemplos lo constituyen;  el naufragio de los poderes existentes en las naciones del mundo. La caída del Muro de Berlín (Alemania) marcó quizás  más puntualmente este fenómeno mundial. La construcción del mismo y especialmente su caída, han formado parte de los momentos más importantes de la historia del siglo XX. Este muro dividió Berlín en dos partes durante 28 años, separando a familias y amigos.

Otro cambio histórico de indudable trascendencia fue, la Perestroika en Rusia ("reestructuración") es conocida como la reforma económica destinada a desarrollar una nueva estructura de la economía interna de la UNION SOVIETICA y fue llevada a la práctica en todo el territorio de la Unión Soviética por Mijaíl Gorbachov  un mes después de que tomara el poder).

 El Apartheid de Sudáfrica; Nelson Mandela logró vencer el poder blanco, y el reconocimiento de la igualdad entre los hombres independientemente del color de la piel. El Apartheid se daba en todos los niveles: habitacional, educativo, recreación y un largo etc. y era ejercido por una minoría blanca. Todo esto fue cambiado por Mandela venciendo al poder de una minoría que había explotado su país por décadas. 

Luchó por la defensa de Los Derechos Humanos y sufrió prisión por 27 años. Pese a ello logró su objetivo. 
Le aguardan a nuestro mundo aún más cambios, no solo a nivel político, sino también social, económico y en todos los órdenes. Hay Grandes Olas de transformación  llegando al mundo. Serán diferentes a cualquier cosa que la humanidad en su conjunto haya tenido que enfrentar antes.

Son cambios definitivamente dramáticos pues involucran a todo nuestro planeta, sin excepción, de raza, país, clase social o ingresos monetarios, creencias o cultura, etc. Solo varía en la forma o intensidad en que influye en el futuro de nuestra existencia.





Pero el más espectacular de los cambios que se avecinan, lo constituirá el surgimiento de un Nuevo Orden Mundial. El N.O.M. se refiere a un nuevo periodo en la historia donde hay evidencias de cambios dramáticos en el orden de las ideologías políticas y en el equilibrio de poderes.  Prácticamente podría decirse que la expresión  Nuevo Orden Mundial, fue utilizada por primera vez en el “Documento de los catorce puntos” del Presidente Wilson haciendo un llamado después de la primera guerra mundial para la creación de la Liga de Naciones, antecesora de las Naciones Unidas. 

 Posteriormente la frase fue usada con cierta reserva al final de la segunda guerra mundial cuando se preparaban los planes para la creación de las Naciones Unidas y los Acuerdos de Bretton Woods debido al  fracaso de la Liga de Naciones. 

El uso más amplio y reciente de esta expresión se origina del final de la Guerra Fría. Los presidentes Mikhail Gorbachev y George  W. Bush usaron el término para tratar de definir la naturaleza de la Pos guerra fría y el espíritu de cooperación que se buscaba materializar entre las grandes potencias.

Entre tanto, el cambio más importante debería llevarse a cabo dentro de la personalidad de cada ser humano. Porque lo que resulta conclusivo y determinante, es que todos los cambios habidos y por haber en la historia pasada y presente de la humanidad, no han redundado en beneficio de un legítimo cambio interior de los seres humanos. Para ser completamente sincero, no conozco una autentica transformación de los seres humanos, fuera de aquella que ofrece Dios en su Palabra, y me parece muy convincente lo expresado en la carta del  Apóstol San Pablo a los Corintios (2da carta) en donde afirmó lo siguiente: “Esto significa que todo el que pertenece a Cristo se ha convertido en una persona nueva. La vida antigua ha pasado; ¡una nueva vida ha comenzado!”.




En realidad, deberíamos reconocer que nada será verdaderamente transformado, sin que primero los seres humanos lo seamos.  Así que la recomendación que le hago a todos mis lectores es esta: ¡Cambiemos nosotros, o nada cambiará!





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