Por: Pr. Julio César Barreto
El que halla su vida, la
perderá; y el que pierde su vida por causa de mí, la hallará. (Mateo 10:39)
La afirmación hecha en el titulo de este articulo, puede parecer una paradoja. ¿Cómo es que perdiendo alguien la vida, pueda hallarla? Por extraño que parezca, estas fueron las palabras de Jesús y tienen un gran valor y mucho asidero.
Todo dependerá del ego de
cada individuo en particular. Hay personas que se afanan por preservar para sí
mismos su propia existencia, y (a veces) tardíamente se aperciben que están
luchando contra la corriente, al final descubren que la vida (por entero) se
les ha ido de las manos.
En la acera del frente
podemos observar a personas de un distinto nivel de pensamiento y acción; les
mueve el vivo deseo de servir a su prójimo y están dispuestos (si fuere
necesario) a entregar lo más valioso de ellos, para beneficiar de algún modo a
la otra persona. Estos descubren que en
la misma medida que están dispuestos a ofrendar sus vidas por los demás,
recíprocamente ellos mismos sienten y experimentan que son enriquecidos
diariamente, con aquellas cosas (no necesariamente materiales) que satisfacen
por completo a todo ser humano.
La vida pareciera bifurcarse
en dos caminos, que corren paralelamente, pero con destinos completamente
desiguales; para algunos su existencia se les torna tediosa, y es como que
estuviesen esperando tan solo su final. La característica común en este
segmento de personas, es que viven sin amor, y sin este ingrediente vital, la
vida no es vida. En el camino contiguo transitan individuos que su mayor
satisfacción es darse a sí mismos por los demás. Su andar es un continuo placer,
bienestar, alegría y todos los sinónimos posibles.
James Calvert |
James Calvert y sus
compañeros se dirigían a las islas Fiji con el propósito de llevarles el
mensaje del evangelio a sus moradores, el capitán del barco en que viajaban
trató de disuadirlos: --Exponen sus vidas yendo a vivir entre esos salvajes que
comen carne humana –les dijo. La respuesta de Calvert fue: --Morimos antes de
venir aquí—
La realidad es que el número de los que
quieren vivir para sí mismos y no para los demás, es infinitamente mayor. Sin
embargo, el mundo sigue esperando que surjan mas seres humanos (hombres,
mujeres) que deseen (al igual que los apóstoles Pablo, Pedro, Esteban, el
misionero Calvert entre muchos) “PERDER LA VIDA Y HALLARLA”.
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