lunes, 3 de agosto de 2015

Cuando los Hilos se enredan - AELR



Por: Pr. Julio César Barreto

Porque él librará al menesteroso que clamare, Y al afligido que no tuviere quien le socorra. (Salmo 72:12)


Aconteció en una Empresa de Textiles  la cual poseía maquinarias de complicado manejo, que  con la finalidad de evitar accidentes, desperfectos, y pérdida de tiempo por causa de reparaciones; se impartieron instrucciones para todo el personal encargado de su manejo y en lugares estratégicos de la Fábrica se colocó la siguiente advertencia: “Si los hilos se enredan, llame al Supervisor”.

A uno de los empleados se le enredaron los hilos e hizo justamente lo contrario, comenzó a tratar de arreglarlo todo por su propia cuenta. Por más que lo intentó, lo único que logró fue complicarlo todo aun más. Cuando al fin llegó el Supervisor le preguntó: --¿Por qué no me llamó a mi inmediatamente que surgió el problema?—El empleado respondió: --Creí que podría arreglarlo yo mismo— El Técnico arregló todo el desperfecto y luego le dijo: --No olvide que usted debe obedecer lo que dicen los carteles colocados en toda la Fabrica: “Si los hilos se enredan, llame al Supervisor”. No trate de arreglarlo por usted mismo; llámeme a mí.


Entre tantas bendiciones que el Señor nos ha dado y que inmediatamente aprendemos, es que cuando surgen dificultades y todo parece enredarse (complicarse), no hay realmente algo mejor que confiar en nuestro Dios. Es entonces cuando se hace evidente ante nosotros, las palabras: “Clama a mí y yo te responderé” (Jer. 33:3).




 Para ello lo primero que debemos hacer es orar y dejarnos guiar por las instrucciones, que el Señor nos dará, cuando leyendo y meditando en Su Palabra; el Espíritu Santo hablará a nuestro corazón, y El proveerá de alguna manera, lo que exactamente debamos hacer.

No se nos ha prometido una vida sin dificultades, pero a cambio de eso, se nos ofrece la ayuda oportuna para cuando surjan los problemas. La Moraleja (enseñanza que sirve de lección) es: “Cuando surjan los problemas (los hilos se enreden), no trate de arreglarlos por su propia cuenta, llame (pida ayuda) al Señor”.




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