lunes, 25 de abril de 2016

EL PEREGRINO

John Bunyan, reconocido por ser uno de los personajes más emblemáticos de la literatura evangélica, fue uno de los cristianos de mayor trascendencia del Siglo XVII. Se constituyó en un predicador influyente del Reino Unido luego de un lucha espiritual.

  • El peregrino
George W. Latham
Miembro de una familia humilde, John Bunyan fue un predicador prominente de la Palabra de Dios quien contribuyó a ensalzar la gloria de Dios a través de la obra “El progreso del peregrino”, traducida a más de cien idiomas, y se alzó como uno de los paladines más destacados de la historia del cristianismo. Nacido el 28 de noviembre de 1628, en el pueblo inglés de Elstow, muy cerca de la ciudad de Bedford, Bunyan creció enfrentando una lucha severa contra la pobreza. Sin embargo, sus padres a través de una serie de esfuerzos pudieron enviarlo a la escuela donde con rapidez aprendió a leer y escribir.
Los primeros años de vida de John Bunyan no sólo estuvieron marcados por las carencias, sino también por la oscuridad. En medio del curso del mundo, entre juegos y otras actividades de niños, el demonio lo tuvo atrapado entre sus garras y lo obligó a maldecir, jurar, mentir y renegar de Dios. Esto ofendió tanto al Señor que incluso en su infancia le envió pavorosos sueños y visiones y con frecuencia, después de haber pasado un día en el pecado, era afligido de gran manera, cuando dormía, por el sentimiento de la presencia del demonio y de espíritus malignos que trataban de llevárselo con ellos.

Lucha espiritual

En su juventud, luego del fallecimiento de su madre, Bunyan sirvió en el ejército del parlamento de Inglaterra, en la ciudad de Newport Pagnell, desde 1644 hasta 1647. Además, bajo las órdenes de Oliver Cromwell, líder político y militar británico, participó en la guerra civil inglesa donde fue testigo de un hecho sorprendente. Al respecto, en su autobiografía espiritual publicada en 1666, John reveló que cuando era soldado fue enviado a un lugar para que hiciese guardia, pero cuando estaba dispuesto a ir, otro soldado solicitó tomar su lugar y mientras cumplía con la misión encomendada terminó muerto debido a un balazo en la cabeza.
Dos años después de salir del ejército, John se casó con una joven cristiana de Elstow, una muchacha muy pobre, quien lo acercó a Dios y ejerció una gran influencia espiritual sobre él. Ella, en compañía de Bunyan, leía con frecuencia los libros “El camino sencillo al cielo” y “La práctica de la piedad” que le había legado su padre. El resultado fue que John Bunyan sintió un vivo deseo de reformar la vida mundana que llevaba hasta ese momento, y así lo hizo; pero solamente en lo exterior. Su corazón no experimentó cambio alguno y su vida siguió por el mismo camino de pecado que hasta entonces había seguido.
Los siguientes cuatro años de su matrimonio fueron un período de intensa luchas espirituales para Bunyan. Sin embargo, una prédica que oyó acerca del día del Señor le impresionó de gran forma. La tarde del mismo día, mientras se divertía, se agolparon en su mente pensamientos acerca del juicio venidero. Quedó aterrado, imaginó oír una voz del cielo que le decía: “¿quieres dejar tus pecados e ir al cielo o prefieres retenerlos e ir al infierno?”. Entonces, cruzó por su conciencia, como un rayo, la convicción de que era un gran pecador; pero pensó que era ya tarde para buscar el perdón o el cielo y vio desesperado su existencia mundana.

Soldado de Dios

Tiempo después, comenzó a leer la Biblia y emprendió la reforma de su vida; pero confiado solamente en sus propias fuerzas e ignorando el amor y la gracia de Jesucristo. Empero, un día atrajo su atención la conversación que sostenían tres mujeres cristianas de la ciudad de Bedford. Se acercó, y oyéndolas hablar de las cosas de Dios, de su obra en los corazones y de la paz de la reconciliación, vio que el Evangelio ofrecía algo que él no había conocido ni experimentado aún. Las palabras de aquellas mujeres lo motivaron a cambiar y desde entonces abandonó los placeres del mundo y buscó la compañía de los que creían en Jesucristo.
Bunyan pronto se convirtió en uno de los cristianos más críticos de Inglaterra y comenzó a predicar unos encendidos mensajes en los que exponía, desde su posición de predicador laico, sus experiencias espirituales. En 1658 su esposa murió y lo dejó con cuatro hijos pequeños. Un año más tarde se casó con una joven evangélica llamada Elizabeth. Por aquel entonces, ya respetado como uno de los  siervos de Dios más conocidos de Inglaterra, comenzó a ser visto con recelo desde las altas instancias del clero oficial, que, ante la proliferación de un sinfín de predicadores faltos de ordenación, temía verse desplazado.
En 1660, tras la restauración de la monarquía inglesa, los creyentes británicos se vieron privados del derecho a la libertad de culto y se declaró ilegal cualquier forma de congregación que no siguiera las pautas establecidas por la iglesia anglicana. John Bunyan quien, confiado en su respaldo popular, seguía convocando a los seguidores de Dios a sus prédicas proscritas, fue acusado de promover reuniones ilegales y acabó encarcelado en la prisión de Bedford. Allí permaneció durante doce años, desde 1660 hasta 1672, tiempo en el que logró sacar adelante a su familia trenzando cordones de zapatos en la cárcel.

Poderosa obra

Este prolongado período de reclusión le sirvió a Bunyan para profundizar en su formación académica y espiritual. En su celda, John leyó de forma constante la Biblia y “El libro de los mártires”, escrito por el teólogo inglés John Foxe, y, tras haber analizado los contenidos y los rasgos de estas dos obras, comenzó a redactar sus primeros escritos doctrinales, que al principio tomaron la forma de folletos. Luego, en 1666, todavía recluido en prisión, concluyó su primer gran libro, una especie de autobiografía espiritual, que vio la luz bajo el título de “Gracia en abundancia para el mayor de los pecadores”.
En 1672 el largo encarcelamiento de Bunyan llegó a su fin. El rey Carlos II, en su afán de beneficiar a los cristianos, firmó la Declaración de Indulgencia, en la que suspendió todas las leyes que penalizaban a los disidentes religiosos. Entonces, John recibió la autorización para predicar y fue llamado a pastorear la iglesia de Bedford. Luego, bendecido por Dios, disfrutó de tres años de gratificante trabajo a favor de la propagación del Evangelio del Señor. Su labor pastoral, indesmayable y que no conocía de límites, lo llevo incluso hasta la ciudad de Londres donde miles de personas escucharon sus poderosos mensajes.
Sin embargo, en marzo de 1675, John Bunyan volvió a prisión luego que el rey dejó sin efecto la Declaración de Indulgencia que había refrendado. Fueron, según diversos historiadores cristianos, seis meses de nuevo encierro en la cárcel de Bedford. En el transcurso de este tiempo comenzó a escribir su famoso libro “El viaje del peregrino”, una alegoría de la peregrinación de un alma en busca de su salvación eterna. Publicada en dos partes, en 1678 y 1684, esta obra logró un éxito inmediato entre los lectores ingleses de la segunda mitad del siglo XVIII, hasta el punto de que mereció diez reediciones y se convirtió en el texto más leído en Inglaterra.
Además del éxito cosechado en Inglaterra, esta obra magna de su producción literaria tuvo una enorme difusión por toda Europa, lo que convirtió a John Bunyan en uno de los cristianos y escritores más renombrados de su época. Se lanzó, entonces, a un activo proceso de redacción que, sin descuidar por ello la atención pastoral hacia sus fieles, le permitió redactar numerosos tratados teológicos, sermones e, incluso, poemas. En todos sus trabajos dejó un impresionante testimonio autobiográfico de su búsqueda de Dios y de la verdad. Al final de su paso terrenal, víctima de una neumonía, falleció en Londres el 31 de agosto de 1688.

Fuente: impactoevangelistico.net

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