miércoles, 11 de mayo de 2016

EL PODER DE LA SANGRE DE CRISTO

  • El poder de la sangre de Cristo
Después de desdoblar su espíritu que lo hizo viajar por todo el universo astral, Rodolfo retornó a su cuerpo y al instante sintió que unas presencias invisibles lo sujetaban fuertemente de sus extremidades y lo inmovilizaron. De pronto apareció un hombre cubierto de oscuridad de pies a cabeza, que se puso frente a él, y estirando sus enormes brazos, le dijo: “Tú eres mío”.
Al escuchar esta afirmación, seguida por una espeluznante carcajada, Rodolfo se llenó de pavor, pero no se inmutó y respondió que él no practicaba brujería, ni hizo pacto con él. Al instante, la entidad demoniaca lo miró con más ferocidad y volvió a increparle: “Tú, eres mío, porque todo lo que practicas es mío, y todo lo que tienes yo te lo he dado”.
Rodolfo siguió negándolo todo, y antes que pudiese formular más fundamento, fue alzado en los aires. Al momento reconoció que estaba levitando, pero el demonio le reveló que todo ello era obra suya y no de él. “Tú, eres mío”, le repetía una y otra vez.
Al verse suspendido y sin movilidad, se le cruzaron miles de pensamientos por la mente. A duras penas recordó el Padrenuestro y lo repitió con más fervor que nunca, hasta que esa entidad desapareció de su vista y él se quedó dormido. Al otro día, y aun confuso por la experiencia, decidió hacer un pacto con el Diablo, con el único propósito de obtener fama y fortuna, así como repetir esos poderes que lo hicieron sentirse único.
Una vez que se devoró el libro: “Cómo hacer un Pacto con el Diablo”, fue hacia las montañas de la provincia de Manabí en el Ecuador, acompañado con unos parientes, que le consiguieron una comadreja para el sacrificio. Al llegar la medianoche, desgarraron al animal, tomaron su sangre y su corazón, y se lo engulleron sin repulsión. En pleno acto, Rodolfo sintió que decenas de sombras negras se introducían en él y que lo hacían más fuerte y poderoso.
-          Sentí que me volvería un hombre famoso y con mucho dinero, y que daría rienda suelta a todos mis malos deseos, revela.
Al cabo de un mes, hizo y deshizo conforme el maligno le permitió hacer. Consiguió todo lo que quiso sin el menor esfuerzo posible, sin sospechar que sus días se acabarían y que el Altísimo lo llamaría y le ofrecería lo que el Diablo nunca le ofreció: la vida eterna.
Un paso a lo oculto
Desde su nacimiento, el 16 de mayo de 1,963 en la ciudad de Guayaquil, Ecuador; Ángel Rodolfo Cabrera Cárdenas, siempre sintió afinidad por el ocultismo; principalmente desde los once años de edad, en que leyó un libro y descubrió todo un mundo regido por fuerzas sobrenaturales.
El libro titulado: “Un paso a lo oculto”, lo llevó a iniciarse en todo tipo de rituales, consagraciones y meditaciones trascendentales, que le aseguró alcanzar la plenitud espiritual. Esto también lo motivó a involucrarse en otras ciencias como: la Metafísica y la Astrología.
-          Ese libro fue la mecha que encendió mi inquietud, comenta.
A sus doce años de edad, su espíritu navegaba por espacios estratosféricos; mientras tanto en la tierra, sus padres tomaban la fatal decisión de separarse y disputarse la patria potestad de él y sus dos hermanos menores. Entretanto, Rodolfo esperaba los procedimientos judiciales, se camufló entre fragancias y los talismanes para echar la mala suerte y los malos espíritus que dividían su hogar.
Al cabo de los meses, la suerte lo abandonó y toda la familia se dispersó por varios lugares. En esos momentos, Rodolfo se convirtió un asiduo lector de literatura referente al ocultismo, fenómenos paranormales, desdoblamiento de espíritu, levitación, sanidades psíquicas, entre otros misterios.
A los catorce años, se especializó en muchas de estos fenómenos, hasta el punto de trasladarse espiritualmente al hogar de una amiga suya, donde recorrió todos los interiores de su casa, y hasta la llamó por su nombre.
-          Cuando regresé a mi cuerpo en mi habitación, no sabía si era parte de un sueño o una realidad, confiesa.
Al otro día, comentó a su compañera lo sucedido, y esta quedó maravillada por su habilidad. Este hecho fue la confirmación que Rodolfo necesitaba para sentirse una persona con poderes superiores al común de la gente. No obstante, esta fuerza espiritual venía acompañada de fuerzas extrañas que lo inmovilizaban y que le quitaban el sueño por las noches. Al principio le generaron tal pánico que recurría al auxilio de sus tutores; pero sus ansias por destacar vencieron los miedos.
Ante tanto desbordamiento de fuerza sobrenatural, consultó con uno de sus tíos, y este le reveló que era un elegido, con muchas potencialidades para desarrollar el don que los espíritus le habían concedido. Además de eso, le recomendó armarse con todo tipo de amuletos y conjuros; así como leer publicaciones acerca de la reencarnación para que entienda los orígenes y el futuro de ellos.
La reencarnación
A fines de la década del setenta, Rodolfo con 16 años, junto a sus hermanos, retornó a los brazos de su madre. En ese tiempo, experimentó una de las sesiones espirituales más aterradoras que haya experimentado antes. Todo ocurrió dentro de la casa de campo de su abuelo, donde la inquietud por saber quién fue en su vida anterior lo abordó. Para ello, se colocó frente a un espejo para empezar con los rituales de iniciación. Minutos después, Rodolfo siente que su cuerpo empezó a desaparecer del cristal, para dar paso a unos espectros con apariencia de animales monstruosos. No se inmutó y guardó la calma, pues los libros y revistas ya le habían advertido acerca de estas presencias fantasmales.
De pronto, notó la silueta de un hombre con abundante barba, con un cinto sobre su larga cabellera y vestido con varias pieles de cabras. En ese instante, una voz salió del interior del espejo y le dijo: “Ese fuiste tú, en tu vida anterior”. Rodolfo preguntó cuál era el nombre de aquel personaje y la voz le respondió: “Fuiste, Juan el Bautista”. Aunque al principio no dio mucho crédito a tal revelación, siguió investigando y adentrándose más en el ocultismo, hasta pretender quitarse la vida, para comprobar los mitos y verdades de la reencarnación.
Sin embargo, mucho tiempo antes de experimentar estos fenómenos paranormales que trastocaron su vida, Rodolfo pudo sentir la presencia y el poder de Dios, aunque en un primer momento no lo entendió. Este hecho sucedió cuando aún era un infante y cuando una creyente impuso sus manos sobre él, sus dos hermanos y sus padres. Él sintió algo muy especial que lo maravilló y posteriormente se lo contó a su progenitor, quien lo ignoró.
Más de cuarenta años después, Rodolfo asegura que fue la misma presencia de Dios que lo tocó.
-          Ahora entiendo la experiencia que tuve. Lamentablemente el Diablo me llevó a buscar ese poder por medio de libros de ocultismo, recuerda.
Pacto con Dios
Treinta días después de realizar el pacto satánico en aquel monte, donde se le otorgó suficiente poder para realizar todo tipo de actos sobrenaturales que la ciencia no puede explicar; Rodolfo empezó a ser frecuentado por un creyente del Movimiento Misionero Mundial, que lo invitaba insistentemente a las reuniones evangelísticas. Pese a sus prácticas contrarias, aceptó asistir a unos de los servicios, sin imaginar lo que le esperaba.
Rodolfo se sentó en una de las bancas del recinto cristiano, escuchó todo el mensaje del predicador e increíblemente repitió la oración del penitente, a vista y paciencia de todos los creyentes, que desconocían la procedencia del satanista.
Dos semanas después de asistir regularmente a la casa de Dios, Rodolfo fue invitado a pasar delante del altar; pero sin presagiar que aquellas fuerzas demoniacas que se habían apoderado de él se manifestarían soltando un sinfín de improperios y aullidos. Una escena que escarapeló a todos los asistentes.
Con varias manos puestas sobre su cabeza, Rodolfo escuchó las infernales voces que le incitaban a quitase la vida, cogiendo cualquier objeto con que pudiera golpearse. Minutos después, las oraciones se incrementaron y los entes demoniacos fueron sofocados, cuando empezó a repetir la frase que lo liberó: “La Sangre de Cristo tiene poder”. Una vez que logró mencionarlo, la fuerza del Todopoderoso actuó y los espectros salieron despavoridamente de su cuerpo, sin dejar de soltar esos escalofriantes aullidos que resonaron en todo el templo.
Varios minutos después, Rodolfo se halló tendido sobre el suelo y llorando como un recién nacido. Al otro día, juntó todos sus libros, revistas y amuletos que por varios años había adquirido y leído, y los quemó a plena luz del día. Desde ese momento, la Biblia ha sido su única guía y alimento espiritual.
A pesar que un tiempo después, ingresó a la armada de su país y fue tentado por el mismo Diablo para abandonar el Evangelio, Rodolfo nunca se apartó de sus convicciones cristianas, hasta el 17 de agosto de 1,983, en que se entregó definitivamente a la obra del Señor. A partir de allí, ha sido pastor en varias iglesias del Movimiento Misionero Mundial en la República del Ecuador, acompañado de su esposa Verónica Guerra y sus dos hijos.

Fuente: impactoevangelistico.net

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Al Maestro con cariño