El doctor Matthew Harrison, un médico cristiano de Carolina del Norte hizo un descubrimiento asombroso cuando tuvo que enfrentarse a una urgencia. En 2006 recibió una llamada de un centro de atención al embarazo alertando de una joven que había tomado la píldora abortiva RU-486 y que inmediatamente después se había arrepentido. ¿Cómo ayudarla? Hizo una oración y a continuación investigó llegando a la conclusión de que la clave era la progesterona.
El feto podría salvarse si la joven recibía un extra de esta hormona que contrarrestase los efectos de la píldora. Sin embargo, no sabía qué efectos podía tener esto en la chica. Ella aceptó, a la semana empezó a sangrar pero, a pesar de ello, detectaron que había un bebé en su interior y que había un latido. Hasta el sexto mes de embarazo recibió dos inyecciones semanales hasta que finalmente su organismo consiguió a producir la suficiente progesterona.
El bebé estaba a salvo y finalmente nació sano, gracias a Dios y a la perseverancia de Harrison. “Esto da una segunda oportunidad a las madres”, afirma el ginecólogo. Y agrega que muchas mujeres podrían estar tomando esta píldora “mediante coacción y mucha presión de familiares, amigos, novios o maridos. Sienten que no tienen otra opción y deciden abortar y de inmediato lo lamentan y se dan cuenta de lo que han hecho”.
Cientos de médicos de todo el país e incluso del extranjero le han llamado para conocer cómo había actuado con esta joven. Y de esta manera poco a poco se ha ido expandiendo esta práctica. Hasta la fecha, gracias a su descubrimiento han conseguido que 175 bebés hayan nacido sanos y salvos después de que sus madres se arrepintieran de haber tomado la píldora.
Fuente: lifesitenews
No hay comentarios:
Publicar un comentario