sábado, 14 de mayo de 2016

Los culpables de que el sonido de la iglesia suene mal son mis ojos.

 
 
La oración también nos ayuda a que podamos hacer sonar bien el sonido de la iglesia.
Cierra los ojos y escucha; Lo que VES afecta lo que crees que debes estar
  • No puedo oír el teclado.
  • No puedo oír el bajo.
  • No puedo oír a mi novia.
Ah, comentarios que oigo semanalmente:
“No puedo oír el teclado”, dijo alguien que pasó a lado de mí. Confié en sus ojos. Realmente quien habló fue su subconscientemente diciendo: “No puedo oír el teclado tan fuerte como los otros instrumentos”.
 
Por alguna razón, nuestros ojos transmiten la idea, “Si lo veo entonces yo debería escuchar claramente”. Pero nuestros oídos y en general escuchan música desde hace años. Ya sea canciones del radio, iTunes Music, Spotify o el toca discos del abuelo… El punto es que nuestros oídos están acostumbrados a escuchar música producida o sonido RMS, o sea, que ya pasó el proceso de estar en un estudio de grabación y/o producción donde se detallan matices de la mezcla y masterización, es decir ecualización, volumen individual y general y ajustes de dinámicos, efectos y muchísimos procesos más.
 
A lo que quiero llegar es que nuestros oídos escuchen la música y nuestros ojos al ver personas individualmente, ya sea a un músico; cantante o corista no se enfoque sólo en su instrumento o voz, claro, esto en el tiempo de alabanza y adoración.
Tampoco estoy diciendo “Mantén tus ojos cerrados todo el tiempo”. Lo que quiero decir es que revises tu mezcla de una manera nueva.
 
El grupo de alabanza se muestra visualmente a la congregación generalmente, si, es imagen pero nuestro trabajo en audio es presentar la música. La congregación escucha en su totalidad la mezcla, no sólo a músicos individuales.
 
El comentario “No puedo oír a mi novia”, no se debe a una mala mezcla, generalmente es porque no están escuchando la canción conjuntamente. Regularmente quien hace este tipo de comentarios está escuchando a la persona que menciona, que en este caso es una corista. Él tenía la expectativa de que debía escucharse por encima de los demás. Y no es porque la mezcla lo requiera, sino por su expectativa.
 
Cuando yo cierro los ojos, me hago las siguientes preguntas:
  • ¿Puedo escuchar todos los instrumentos?
  • ¿Tiene profundidad y definición la mezcla?
  • ¿Cuál es el instrumento base armónico?
  • ¿La voz principal y coros suenan bien?
  • ¿Suena parecido a la grabación original? (Dado por el equipo y el tipo de auditorio en el que estés situado)
  • ¿La mezcla permite que fluya la presencia de Dios para que la gente reciba?
Deja que los oídos hagan lo que mejor hacen. Escuchar. Y tus manos también como subir, bajar y mover faders y botones.
 
Mi último consejo para terminar esta publicación es: Escucha, cierra los ojos y escucha. La congregación lo va agradecer.
 


Fuente: tecnoiglesia.com

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