viernes, 20 de mayo de 2016

Las 3 convocaciones santas más prominentes de Israel

   


“Tres veces cada año aparecerá todo varón tuyo delante de Jehová tu Dios en el lugar que él escogiere: en la fiesta solemne de los panes sin levadura, y en la fiesta solemne de las semanas, y en la fiesta solemne de los tabernáculos. Y ninguno se presentará delante de Jehová con las manos vacías”  Deut. 16:16


Por: Julio César Barreto

Las fiestas de Jehová y que fueron instituidas bajo la ley dada por Moisés, tenían un carácter  de conmemoraciones, para que Israel siempre tuviese  presente los tratos  especiales  del Señor, y por lo tanto celebrara las dispensaciones  propiciadas por el Señor en la historia de su pueblo.
Estas tres fiestas solemnes  fueron:

La pascua en Marzo - Abril (Abib).
El pentecostés en Mayo - Junio (Siván)
Los tabernáculos en Septiembre - Octubre (Tisri).

I. La Fiesta De La Pascua.



"Y cuando entréis en la tierra que Jehová os dará, como prometió, guardaréis este rito. Y
cuando os dijeren vuestros hijos: ¿Qué es este rito vuestro?, vosotros responderéis: Es la
víctima de la pascua de Jehová, el cual pasó por encima de las casas de los hijos de Israel
en Egipto, cuando hirió a los egipcios, y libró nuestras casas. Entonces el pueblo se inclinó y adoró” (Éxodo 12:25-27).


Dios hizo el calendario sagrado para el pueblo hebreo, y este principia con su liberación de Egipto, cuando se estaban haciendo los preparativos para la décima plaga y la celebración de la primera pascua. En el Capítulo 12 del libro del Éxodo se nos  habla del propósito de Dios de castigar con muerte a todos los primogénitos de Egipto. Dios no necesitaba una exhibición de sangre en cada casa  para saber cuál de ellas estaba habitada por una familia hebrea, esto debe haber sido más bien para probar la obediencia de todos ellos, él les instruyó a preparar y comer un cordero con pan sin levadura y hierbas amargas dentro del lugar donde habían puesto la sangre del cordero. Se cumplió la promesa de que vivirían todos los Primogénitos de las casas dondequiera que se encontrara.

Es muy importante observar que la palabra "pascua" en ocasiones se usaba para referirsea ese breve período de tiempo en el que el cordero era sacrificado y comido; mientras que en otras ocasiones se usaba con respecto a toda la fiesta en sí; No obstante hay que tomar debida nota que en otras ocasiones, sólo se refiere al cordero mismo. 

Antitipo: Cristo Es Nuestro Cordero Pascual.

1ª a los Corintios 5:7 dice:

"...porque nuestra pascua, que es Cristo, ya fue sacrificada por nosotros."

¡Qué apropiado! Todos los que estuvieron bajo la sangre del cordero pascual en Egipto fueron salvos.  Por otra parte todos los que no se protegieron bajo ella fueron destruidos. He aquí que todos los que se cubren con la sangre de Jesús tienen la salvación; todos los que no están bajo esa sangre serán destruidos. El Cordero pascual murió en lugar de los primogénitos, es decir, cualquier familia que no hubiera sacrificado un cordero habría perdido a su primogénito. Realmente Jesús murió en nuestro lugar. De allí en adelante Dios consideró suyo a cada primogénito. Así mismo, los que hemos sido redimidos del pecado por la sangre de Jesús somos propiedad de Dios (Hechos 20:28; 1ª a los Corintios 6:19-20).

Fijémonos en esta hermosa enseñanza: Así como los hebreos tuvieron que sacar de sus hogares toda cosa leudada para poder participar dignamente de la fiesta de la pascua, así mismo nosotros para poder participar de la fiesta de Cristo (nuestra pascua), estamos en el deber de desechar la levadura del pecado y de toda malicia.

“Limpiaos, pues, de la vieja levadura, para que seáis nueva masa, sin levadura como sois; porque nuestra pascua, que es Cristo, ya fue sacrificada por nosotros. Así que celebremos la fiesta, no con la vieja levadura, ni con la levadura de malicia y de maldad, sino con panes sin levadura, de sinceridad y de verdad”. 1 Cor. 5: 7-8.




II. La Fiesta De Pentecostés (las semanas).

El Contexto de los días de esta fiesta.

Los primeros frutos de sus cultivos estaban empezando a madurar en los días de pascua. Cuando el pueblo acudía a la fiesta de la pascua, ellos debían traer algo de los primeros granos maduros. Durante la semana de la pascua, evidentemente  habría un día de reposo. Levítico 23:11-13 nos dice  que al día siguiente de ese día de reposo, el sacerdote debía mecer aquellos primeros frutos  delante de Jehová, que todavía estaban en sus gavillas; debía ofrecerse en holocausto un cordero; se debía ofrecer una ofrenda de harina
y también una ofrenda de bebida o libación. En Levítico 23:15-16 se dice:




"Y contaréis desde el día que sigue al día de reposo, desde el día en que ofrecisteis la
gavilla de la ofrenda mecida; siete semanas cumplidas serán. Hasta el día siguiente del
séptimo día de reposo contaréis cincuenta días; entonces ofreceréis el nuevo grano a
Jehová."

Antitipo: Fue la resurrección de Jesús la que realmente obtuvo en forma permanente y por la
eternidad los primeros frutos de creyentes. Entre estas primicias se encontrarían las mujeres que fueron a ver al sepulcro, los dos hombres a quienes se apareció Jesús en el camino a Emaús y los apóstoles. Estos fueron "los primeros frutos maduros" profetizados de la verdadera cosecha que muy pronto sería recogida. Luego, cincuenta días después, cuando los judíos estuvieron trayendo sus primeros granos segados a Jehová, los verdaderos primeros frutos de la cosecha del evangelio (como tres mil personas - Hechos 2:41) estuvieron siendo presentadas a Dios. Si este razonamiento es correcto, tenemos ante nosotros un evidente y maravilloso antitipo entre la fiesta de pentecostés y el comienzo del cristianismo. La fiesta del Pentecostés duraba 50 días. Esa era una fiesta de tipo profético porque apuntaba hacia la venida del Espíritu Santo quien descendió sobre los creyentes (como 120) que se encontraban orando en el aposento alto (Hechos 2:1).

III. La Fiesta De Los Tabernáculos.

Se celebrara entre los meses de Septiembre y Octubre (Tisri). Se llamaba también  la cosecha y la vendimia. Duraba 7 días, y era una celebración solemne destinada a ser perpetua y con acciones de gracias. A la larga todas las naciones conmemorarán esta fiesta (Zacarías 14:16);

Y todos los que sobrevivieren de las naciones que vinieron contra Jerusalén, subirán de año en año para adorar al Rey, a Jehová de los ejércitos, y a celebrar la fiesta de los tabernáculos.




El propósito de esta fiesta.

El propósito de esta fiesta era doble. Fue una fiesta de acción de gracias por las cosechas del año y
también conmemoraba los años que sus ancestros pasaron en el desierto viviendo en tiendas o
tabernáculos. Puede representar las acciones de gracias de los cristianos, porque sólo Dios nos fortalece en nuestro peregrinaje y vicisitudes en este mundo (Hebreos 11:13; 1ª de Pedro 2:11; Apocalipsis 112:6).

Como esta fiesta se celebraba en otoño, ya habían recogido para ese entonces  las uvas, los higos, ya se había procesado la aceituna y los granos y habían sido almacenados. Es por esa razón que se llamaba la "fiesta de la cosecha" a la salida del año (Éxodo 23:16). En Deuteronomio 16:13-15 está implícito el elemento de acción de gracias:

"La fiesta solemne de los tabernáculos harás por siete días, cuando hayas hecho la
cosecha de tu era y de tu lagar. Y te alegrarás en tus fiestas solemnes, tú, tu hijo, tu hija,
tu siervo, tu sierva, y el levita, el extranjero, el huérfano y la viuda que viven en tus
poblaciones. Siete días celebrarás fiesta solemne a Jehová tu Dios en el lugar que Jehová
escogiere; porque te habrá bendecido Jehová tu Dios en todos tus frutos, y en toda la obra
de tus manos, y estarás verdaderamente alegre."

En conmemoración del peregrinaje de sus antepasados por el desierto, ellos habitaron en chozas o
cabañas  por esa razón el nombre: "fiesta de los tabernáculos" durante la fiesta…

"Y tomaréis el primer día ramas con fruto de árbol hermoso, ramas de palmeras, ramas de
árboles frondosos, y sauces de los arroyos, y os regocijaréis delante de Jehová vuestro
Dios por siete días...En tabernáculos habitaréis siete días; todo natural de Israel habitará
en tabernáculos, para que sepan vuestros descendientes que en tabernáculos hice yo
habitar a los hijos de Israel cuando los saqué de la tierra de Egipto. Yo Jehová vuestro
Dios” (Levítico 23:40, 42-43).

Nota Importante: Al estudiar detenidamente el Nuevo Testamento, en varias ocasiones nos encontramos con las tres fiestas arriba mencionadas.  Los padres de Jesús iban todos los años a la pascua (Lucas 2:41). Fue precisamente en pascua que Jesús (a la edad de doce años), estando en el templo en Jerusalén, dejó  maravillados a los doctores de la ley y afirmó en esa ocasión que en los negocios de su Padre le era necesario estar (Lucas 2:41-49). En la primera pascua de su ministerio, purificó el templo y con eso enfureció a los líderes judíos (Juan 2:13-18). En otra sanó a un paralítico que tenía muchos años esperando un milagro en el estanque de Betesda y por haberlo hecho en día de reposo, surgió una controversia con los judíos (Juan 5:1-16). Juan capítulo 7 de su evangelio nos habla de Jesús y sus discípulos asistiendo a la fiesta de los tabernáculos. Fue precisamente en una pascua cuando Jesús fue crucificado (Lucas 22:1- - 23:33). Fue durante la fiesta de pentecostés, cuando judíos de todo el mundo conocido en ese entonces se encontraban en Jerusalén y el apóstol Pedro proclamó el evangelio, predicando en esa oportunidad un poderoso mensaje que dejó como resultado la conversión de unas 3 mil personas, quienes compungidas de corazón le preguntaron a los discípulos: ¿Varones hermanos: ¿qué haremos? (Hechos 2:1-47).

La Iglesia de Cristo no celebra ninguna de estas fiestas estatuidas para Israel, sin embargo tenemos una constante fiesta en nuestro corazón. Nos reunimos cada Domingo en el día del Señor y como pueblo de Dios nos alegramos en su Presencia con gran regocijo y le alabamos por la grandeza de Su Nombre.


La Cena del Señor y el reunirnos en los templos  en el día del Señor para compartir la oración, los ayunos y vigilias, son nuestras Convocaciones Santas de siempre en esta Dispensación de la Gracia. Exhortémonos los unos a los otros a no faltar a ellas. 


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