jueves, 19 de mayo de 2016

ESPERANZA EN LOS ANDES

Klaus-Dieter John soñaba con ser médico misionero en tierras lejanas y, a pesar de las dificultades, logró crear un hospital de primer nivel llamado Diospi-Suyana que atiende a los peruanos más pobres de la sierra.

  • Esperanza en los Andes
La panadería de la calle Rhein pertenecía a la familia John, y Klaus había vivido allí desde su nacimiento en 1960. Uno de sus primeros recuerdos de infancia era el día en que le subieron a un taburete situado junto al gran horno de la panadería, para que observase a su padre amasar la masa, enrollarla, cortarla y colocarla en bandejas untadas con grasa. Su madre solía decir que aquella mañana había empezado a hacerle preguntas a su padre y desde entonces ya no había parado. Era cierto. A Klaus todavía le gustaba sentarse en aquel taburete y charlar con su padre mientras lo veía trabajar.
Klaus-Dieter John creció devorando los libros del australiano Paul White, un médico cristiano que sirvió a la causa de Dios en África durante dos años, quien a mediados del siglo veinte publicó una larga serie de obras literarias en las que compartió su experiencia misionera. Fue un testimonio de gran impacto que caló tan hondo en el joven John que un buen día, guiado por el Todopoderoso, decidió emular a White y se trazó el objetivo de alcanzar la mejor formación médica y luego trabajar como médico misionero por el resto de su vida.
Klaus se quedó sentado en silencio mientras contemplaba desde la ventanilla a un soldado que apuntaba su arma hacia un anciano. El hombre cayó de rodillas con las manos levantadas en señal de rendición. Klaus estaba suficientemente cerca como para ver la expresión de pánico en sus ojos. El soldado le golpeó la espalda con la culata del fusil al tiempo que le gritaba algo. Klaus contuvo la respiración, orando para que no disparasen al viejo. -Continúen- les gruñó un soldado. El conductor hizo avanzar la furgoneta. Klaus miró hacia atrás. Se sintió aliviado al ver que el anciano se ponía de pie mientras el soldado se alejaba de él.
Esperanza en los Andes, obra de los esposos Janet y Geoff Benge presentada en la Feria Internacional del Libro de Lima el 24 de julio de 2014, constituye una valiosa prueba de fe en la que se reseña el sueño hecho realidad de Klaus-Dieter. Un ideal que llevó a John a alejarse de la vida material e introducirse por completo en los caminos del Señor. Un notable andar terrenal que en su tramo inicial llevó a Klaus, acompañado de su novia Tina, a recorrer hospitales de Ghana, Sudáfrica y la selva del Ecuador llevando la Palabra del Creador.
Una vez celebrada la boda, Klaus y Tina se mudaron a un pequeño apartamento tipo loft en el lado oeste de Wiesbaden. Klaus tenía ya veintiséis años y estaba camino de convertirse en un médico prestigioso. Había estudiado en seis diferentes universidades de Estados Unidos, y durante su estancia allí había conseguido nueve certificados de excelencia en diferentes ramas de la medicina. Sin embargo Klaus, que ahora deseaba ser cirujano, decidió realizar estudios adicionales de cirugía con el objetivo de conseguir un doctorado, mientras que Tina hizo lo mismo pero en su especialidad de pediatría.
En 1991, con la mochila al hombro, Klaus y Tina, casados en agosto de 1987, emprendieron un viaje turístico por Latinoamérica, concretamente por Perú, Bolivia y Ecuador, que marcó el rumbo de sus existencias. Consternados y conmovidos ante las terribles condiciones humanitarias y sociales en las que vivía la gente de los Andes peruanos, los esposos John tomaron la decisión de hacer algo al respecto. De esta forma surgió un sueño: construir un hospital moderno que ofreciera el mejor tratamiento médico, y a su vez amor y respeto, a los más pobres, a los que solo reciben desprecio y abuso por parte de la sociedad. El único capital con el que contaba la pareja era su fe.
Klaus y Tina se sentían muy emocionados ante la perspectiva del viaje, pero no todo el mundo compartía su entusiasmo, en gran parte por culpa de una organización llamada “Sendero Luminoso”. Al igual que cuando viajaron a Ghana, se disponían a introducirse en un medio político muy inflamable. Cuanto más leía Klaus acerca de Sendero Luminoso y la situación en Perú, más podía entender porque la gente estaba preocupada por ello. Sendero Luminoso era un grupo terrorista que luchaba para destruir la estructura de clases de la sociedad peruana y sustituirla por una sociedad utópica comunista.
Autor del libro “Dios es visible”, en el que narra la forma en que su convencimiento en Dios lo llevó a concretar la creación de un hospital imposible de construir para el mundo secular, John nunca deja de compartir el secreto de su victoria. Desde la sierra peruana, el galeno alemán afirma que: “necesitábamos diez millones de dólares para la construcción y el equipamiento, mil amigos fieles que apoyaran con donaciones periódicas y al menos treinta y cinco médicos voluntarios tan locos como nosotros. Sin fe, todo eso resultaba imposible. Pero todo lo conseguimos”.
Tenía la firme convicción de que el hospital misionero no solo podía construirse sino que sería construido. Era el hospital de Dios, y Él haría que sucediese. Era exactamente el mismo sentimiento que había tenido tres años antes al hablar con Wolfgang Hasselhuhn en el aeropuerto de Bogotá. Klaus estaba seguro de  que se aproximaba algo mucho más grande de lo que él hubiera podido hacer con sus propias fuerzas. Ahora veía su viaje de exploración a Perú y Bolivia con ojos totalmente nuevos. Oró y esperó a que Dios le mostrase las personas que pudieran ayudarle a superar el laberinto de obstáculos al que estaba a punto de enfrentarse.
El doctor Klaus, junto a su esposa Tina, tocó cientos, quizá miles de puertas, incansablemente para la construcción de un nosocomio de alta tecnología en las colinas de Curahuasi, en el sudeste del Perú, que uniera sanidad con espiritualidad. Su experiencia en el mundo y estudios de especialización como cirujano en las universidades de Harvard, Yale, Johannesburgo y Berlín, fueron aplicados para el diseño, construcción y funcionamiento del citado hospital que a la fecha ha recibido más de 21 millones dólares en donaciones por parte de alrededor de 180 empresas y particulares del mundo entero.
Cuando le llegó el momento de tomar la palabra, Klaus caminó hacia el micrófono y habló a la multitud el pasaje en el que Jesús, al principio de su ministerio público, había declarado: “el Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para anunciar buenas nuevas a los pobre. Me ha enviado a proclamar libertad a los cautivos y dar vista a los ciegos, a poner en libertad a los oprimidos”. A continuación explicó que, gracias a la labor del hospital, muchos serían sanados y curados y, lo que es más importante, muchos escucharían el evangelio y encontrarían libertad espiritual.
El gran anhelo de Klaus-Dieter John, el Hospital Diospi Suyana, que en quechua significa “Dios es nuestra esperanza”, fue inaugurado el 31 de agosto de 2007. En la actualidad, cuenta con cuatro quirófanos, unidad de cuidados intensivos, clínica dental, helipuerto para emergencias, paneles solares, tomógrafo, equipos de cirugía laparoscópica y otros implementos más que lo colocan a la altura de cualquier nosocomio del primer mundo. Además, dispone de médicos de nueve países que trabajan gratis para los más necesitados y olvidados de la sierra peruana.
Los edificios hospitalarios necesitan un mantenimiento constante y, además, aún no habían acabado del todo y ya se habían proyectado nuevas habitaciones y zonas de consulta. Pero lo más importante es que tampoco terminaría nunca su labor de transformar las vidas, tanto físicas como espirituales, de los habitantes de la región. El Diospi Suyana es un eslabón más de una larga cadena que en un extremo se extiende dos mil años hacia el pasado, hasta llegar a la resurrección de Jesucristo, y en el otro se proyecta hacia el futuro, hasta alcanzar las vidas de nuestros hijos, de nuestros nietos y de todos aquellos que no han nacido todavía.


Fuente: impactoevangelistico.net

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