5. EL DINERO Y LA INFLACIÓN
Pesas desiguales y medidas desiguales, ambas cosas son abominables al Señor. (Proverbios 20:10)
En la mayoría de las economías actuales, el dinero circulante no se respalda con cosas tangibles como oro o plata. En lugar de eso, tenemos «dinero fiat», así llamado porque el gobierno declara que el papel moneda es un medio oficial de pago, aun cuando, como simples papeles, los billetes mismos no tienen un valor intrínseco. Es dinero sólo porque el gobierno lo dice. Mientras la gente confíe en que el gobierno no se hundirá, el papel podrá cambiarse por artículos de valor aun cuando el papel mismo sea común y carezca de gran valor.
Los economistas debaten si fue sabio abandonar el estándar de oro y plata, pero es indiscutible que el dinero fiat hace más probable que haya inflación. Podemos ver cómo funciona la inflación a través del siguiente ejemplo. Supón que la economía de un pueblo vale cien dólares y el precio de todo se establece en comparación con ese estándar. En ningún momento el total de dinero circulante supera los cien dólares.
Un hombre de este pueblo le debe diez dólares al banco pero no puede devolver el préstamo y entonces hace un billete falso de diez dólares para pagar al banco con el dinero falso. Él acaba de incrementar las reservas de dinero en diez dólares. Sin embargo, con el tiempo, la gente empieza a notar que están circulando más dólares de los que se creía. Ahora el dinero vale menos porque es menos escaso, y los comerciantes suben los precios para ganarse la vida. El aumento de las reservas de dinero conduce parcialmente a la inflación.
La inflación tiene un fuerte impacto sobre los pobres y los ancianos. La gente mayor suele vivir de ingresos fijos, y su poder adquisitivo disminuye a medida que las reservas de dinero crecen porque el dinero de ellos pierde valor. En forma similar, el pobre pierde el escaso poder de compra que ya tenía.
La necesidad de pagar las obligaciones del gobierno es lo que habitualmente produce inflación. Enfrentado a un déficit, el gobierno puede cortar programas, subir los impuestos, o imprimir más dinero. Puesto que las primeras dos opciones no son populares y la tercera es más clandestina, los gobiernos, a menudo, eligen imprimir dinero extra. Como lo enseña el texto inicial, la Escritura prohíbe las pesas y medidas injustas y arbitrarias, y por lo tanto, condena los incrementos artificiales en las reservas de dinero. Deberíamos hacer todo lo que esté a nuestro alcance para fomentar la disciplina fiscal en el gobierno con el fin de proteger de la inflación a los vulnerables.
DE CARA A DIOS
Algunos han llamado a la inflación «el impuesto más cruel de todos». Un aumento artificial de las reservas de dinero es, en realidad, un tipo de opresión porque daña a los pobres y a los ancianos que viven de ingresos fijos. El mandato bíblico de satisfacer las necesidades de los huérfanos y las viudas es tanto más urgente cuando la inflación es galopante. Haz lo que esté a tu alcance para fomentar la disciplina fiscal en el gobierno y trabaja con los líderes de tu iglesia para ayudar a los necesitados de tu congregación.
Para continuar estudiando: Lv 19:35–37 • Dt 25:13–16 • Pr 20:23 • Hch 4:32-37
(Este es el quinto de 6 artículos sobre el tema de la economía bíblica)
Texto original: http://www.ligonier.org/learn/devotionals/money-and-inflation/
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