viernes, 2 de octubre de 2015

LA MIGRACIÓN Y EL JUICIO




La migración y el juicio



A todos nos gusta tener la razón. Cuando tomamos una decisión nos gusta pensar que hicimos la determinación correcta y hacemos lo posible para dejarle saber al mundo que nuestro criterio es el mejor.
Yo llevo 17 años viviendo en los Estados Unidos, me fui justo al terminar mi carrera universitaria en el Recinto Universitario de Mayagüez, Puerto Rico. Mi vida adulta la he vivido acá, mis hijos nacieron en un hospital donde se habla inglés.
Por muchos años, trate en mi mente de justificar la decisión de vivir fuera de mi patria con una actitud de arrogancia, que se reflejaba en buscar las faltas de mi País:
“Que si la gente guía mal”; “Que hay que esperar todo el día en los doctores”…
Esta es una actitud pecaminosa donde olvidaba la gracia común para nuestra la Isla. La bendición de vivir cerca de mis familiares; Lo hospitalarios y serviciales que son los boricuas.
Por otro lado, he visto una actitud similar de aquellos que deciden quedarse en la Isla, de criticar a los que se van:
“Que no están haciendo patria”; “Que son unos cobardes”…
Creo que los creyentes debemos de procesar bíblicamente la migración de muchos de nuestros hermanos puertorriqueños sin caer en juicio pecaminoso.
No juzgar pecaminosamente
Es de suma importancia, en decisiones que caen en la categoría de sabiduría, que no pensemos que lo que nosotros vemos como sabio otros deben entenderlo de la misma forma. La Biblia, no dice explícitamente si debes de quedarte en Puerto Rico o migrar a los Estados Unidos. Esa es una decisión de sabiduría que cada familia debe tomar delante de Dios. Los que deciden irse no pueden imponer su preferencia contra los que se quedan y viceversa. El tratar de manipular la conciencia de un creyente con argumentos que no son bíblicos es algo que debemos de tomar seriamente. Así que, si no sabemos las intenciones del corazón de una persona, debemos de cuidarnos de no hacer comentarios que pasan juicio:
“Esos se van porque lo único que les interesa es el dinero.”
Señalamientos como este, son ejemplo de comentarios que un creyente no debe hacer.
Somos ciudadanos de otro reino
Los boricuas somos muy patriotas. Creo que toda nuestra historia como Pueblo, ha hecho que, de cierta forma, resaltemos el amor por nuestro País. Hay algo bueno en este amor. Dios afirma las etnias y vemos que en la Nueva Jerusalén habrá gente de toda nación. A la misma ves, la realidad principal de los creyentes es que pertenecemos al Reino de los Cielos.
Efesios 1 y 2 nos muestra cual es nuestra realidad actual:
“que nos ha bendecido con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo” (Efesios 1:3)
“ y con El nos sentó en los lugares celestiales en Cristo Jesús” (Efesios 2:6)
La realidad de que estamos unidos con Cristo nos muestra que nuestra ciudadanía es una celestial. Aunque no negamos el hecho, que tenemos diferentes nacionalidades, para el creyente la nacionalidad principal es la de los cielos. Esto debe informarnos al momento de criticar a aquellos que se mudan o a los que se quedan. Nuestra motivación principal no es nuestra patria terrenal sino la celestial.
Tener la misión en mente
Esta ciudadanía celestial debe informar en gran manera nuestra decisión de mudarnos o quedarnos. Es importante considerar el bienestar de nuestra familia, pero para el creyente es mas importante que pertenecemos a una familia más grande. Tenemos que tener en cuenta como nuestras decisiones afectan a nuestra familia celestial, la Iglesia.
“Así pues, ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino que sois conciudadanos de los santos y sois de la familia de Dios”. (Efesios 2:19)
Dios esta edificando la Iglesia y nosotros como creyentes somos partes de esta familia. El Señor nos ha puesto en iglesias locales donde estamos llamados a ser parte de lo que Él esta haciendo para edificar su pueblo.
Antes de tomar la decisión de mudarte de lugar, considera lo siguiente:
  • Piensa en cómo esta decisión afectará a tu iglesia local.
  • Ora y busca la dirección de Dios.
  • No solo consideres el aspecto financiero.
  • Habla con tu pastor.
De la misma manera, los que se mudan deben considerar de antemano, como van a unirse a una iglesia local en el lugar a donde se dirigen. Por esta razón, debes considerar lo siguiente:
  • ¿Cómo te unirás a una iglesia local en el lugar a donde vas?
  • ¿Existe una iglesia local donde se predique el Evangelio y en donde puedas unirte?
No asumas que encontrar una congregación es algo fácil. Más importante que tu futuro económico es tu rol en el Reino. No estoy diciendo que es pecado mudarte, solo que tomes en cuenta los factores en el Reino de tu decisión para la gloria de Dios.


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