¿Pero qué sucede cuando a una pareja le dan el más nauseabundo informe imaginable: la noticia de que el diminuto bebé que crece en el vientre de su madre viene con un problema médico?
Por: Daniel Ritchie
“¡Ustedes tendrán un varoncito saludable!”.
Esas son las palabras que toda pareja que está esperando desea escuchar. ¿Pero qué sucede cuando a una pareja le dan el más nauseabundo informe imaginable: la noticia de que el diminuto bebé que crece en el vientre de su madre viene con un problema médico? Los padres empiezan a hacerse preguntas. ”¿Va a estar bien mi bebé? ¿Cómo será la vida de nuestro pequeño hijo? ¿Cómo afectará nuestra vida la salud de este bebé que viene en camino? ¿Valdrá la pena el luchar tanto?”.
Esas mismas preguntas corrían por las mentes de unos padres a quienes conozco. Ellos trajeron al mundo a un bebecito que nació sin brazos. En medio de todos sus temores, a estos padres se les dijo que el niño crecería indefenso y totalmente dependiente de un cuidado especial durante toda su vida. La noticia era desalentadora, ya que los médicos pintaban un cuadro laborioso y lleno de frustración para la vida de este pequeño.
El miedo y la ansiedad inundaron sus corazones. Pero a pesar de las malas noticias, estos padres descansaban en otras buenas noticias. Dios amaba a su bebé. Dios había formado maravillosamente sus entrañas. Dios tenía un plan para este pequeño varón. Ellos echaron fuera el temor y la duda, y recibieron con brazos y corazones abiertos al hijito que Dios les había dado.
Paternidad y maternidad con el evangelio en mente
En el libro de Romanos, la realidad del evangelio es embriagadora. En los versículos 5 y 6, Pablo escribe: “Porque Cristo, cuando aún éramos débiles, a su tiempo murió por los impíos”. Cristo murió por nosotros cuando éramos espiritualmente incapacitados. Él nos toma indefensos y destrozados para redimirnos. Pero Él no solo rescata a los desamparados espirituales, Él también regenera a quienes están físicamente desvalidos.
Mientras que el evangelio revela a un Salvador que da Su vida por aquellos quienes han huido de Él, el aborto revela una agenda humana, que extingue la vida de aquellos que se supone que deberíamos proteger y amar. Al ojear las páginas de la Escritura, es claro que el aborto es el anti-evangelio.
El aborto dice:
- Los bebés por nacer son valorados como si fuesen productos desechables.
- Cada bebé no es más que una aglomeración de tejido, desprovisto de algún propósito o vida.
- Dentro de mis planes, en estos momentos no hay lugar para ti.
- La discapacidad limita la oportunidad de que pueda haber calidad de vida.
Mas el evangelio dice:
- Tenemos un enorme valor como portadores de la imagen de Dios (Génesis 1:27).
- Cada uno de nosotros ha sido creado “formidable y maravillosamente” (Salmo 139:14).
- Por amor hemos “recibido el espíritu de adopción como hijos, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre!” (Romanos 8:15).
- La gloria y la gracia de Dios brilla igual, o tal vez mas aún, en aquellas personas con limitaciones o debilidades físicas (2 Corintios 12:9).
El aborto es un asalto a la imagen, carácter, gracia, evangelio, y gloria de Dios. Para el cristiano que lo vea como algo menos, estaría rechazando la visión bíblica del evangelio y la gloria de Dios. Juan 9:1-3 nos muestra cómo Dios mismo, en la persona de Cristo, ve la vida humana al caminar entre nosotros como uno de nosotros.
Mientras caminaba, él vio a un hombre ciego de nacimiento. Y sus discípulos le preguntaron: “Rabí, ¿quién pecó, éste o sus padres, para que haya nacido ciego?”. Jesús les respondió: “No es que pecó éste, ni sus padres, sino para que las obras de Dios se manifiesten en él”.
Mientras los discípulos vieron la ceguera del hombre como resultado directo del pecado, Jesús en cambio, lo vio como un recipiente de la gracia y gloria de Dios. Cada vida es creada por Dios de forma única, para ser poderosamente rescatada y redimida en Cristo, para la gloria del Padre. Cada niño en el vientre es una obra maestra que está siendo tejida por el Gran Artesano.
La vida humana, a través del lente del evangelio
Ese bebé nacido sin brazos soy yo. Treinta y un año después, Dios
destruyó las opiniones escépticas de los médicos y profesionales. He estado en el ministerio de estudiantes durante casi una década, tengo una esposa maravillosa, casados ya por nueve años, y tenemos un hermoso niño de tres años de edad, con una niña en camino.
Yo le doy gracias a Dios por mis padres, quienes gozosamente me aceptaron con todos los retos que acarrea el tener un niño con discapacidad. Ellos pudieron haber escogido el haberme dado en adopción o haberme dejado bajo los cuidados del estado, o pudieron haberme abortado. Para mis padres, el aborto nunca habría sido una opción. La realidad de que yo había sido creado a la imagen de Dios y que había sido formado maravillosamente por el Padre ocupaba un lugar de prominencia en sus mentes.
La vida humana es una obra de las manos de Dios creada a Su imagen, para Su gloria. Todo hombre o mujer que ha sido formado por las manos de nuestro fiel Padre Celestial tiene valor, propósito y gracia. Nunca determines el valor, la calidad o la santidad de la vida basado en antecedentes socioeconómicos, estructura familiar, origen étnico, o cualquier tipo de discapacidad. Vé la vida humana a través del lente del evangelio —que la obra de Dios pueda ser manifestada en la vida de cada individuo —.
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