Pensemos un poco sobre lo que Jesús quiso decir cuando habló a sus seguidores sobre la necesidad de ser siervos. ¿Qué caracteriza a un siervo? Afortunadamente en la actualidad poca gente sabe por propia experiencia lo que es ser o tener un esclavo. Pensemos, por lo tanto, mejor en el trabajo más bajo que se pueda conseguir en nuestra cultura y en una persona que ejecute un trabajo que otros desprecian. ¿Qué caracteriza a un siervo?
El siervo reconoce la autoridad
El siervo sabe que no está edificando su propio reino sino ayudando a otro. No replica a la persona en autoridad porque está consciente de la baja posición que ocupa. Sabe, por ejemplo, que al supervisor se le obedece y que si se niega a reconocer su autoridad pronto tendrá que buscarse otro trabajo.
El siervo sabe que no está edificando su propio reino sino ayudando a otro. No replica a la persona en autoridad porque está consciente de la baja posición que ocupa. Sabe, por ejemplo, que al supervisor se le obedece y que si se niega a reconocer su autoridad pronto tendrá que buscarse otro trabajo.
En nuestro liderazgo también necesitamos reconocer la autoridad que está sobre nosotros. No estamos edificando nuestro propio reino sino el de Dios.
El siervo no tiene derechos
El siervo no exige sus derechos porque no los tiene. Existe para hacer la voluntad de su patrón. Los siervos no hacen huelgas. Muchos trabajadores se organizan para ir a una huelga exigiendo mejores salarios o mejores condiciones de trabajo. Pero los siervos, no. ¿Por qué no? Porque no tienen (o no se dan cuenta que los tienen) derechos. Sus quejas raramente son atendidas. Se les dice: «¡Si no te gusta, puedes irte!».
El siervo no exige sus derechos porque no los tiene. Existe para hacer la voluntad de su patrón. Los siervos no hacen huelgas. Muchos trabajadores se organizan para ir a una huelga exigiendo mejores salarios o mejores condiciones de trabajo. Pero los siervos, no. ¿Por qué no? Porque no tienen (o no se dan cuenta que los tienen) derechos. Sus quejas raramente son atendidas. Se les dice: «¡Si no te gusta, puedes irte!».
Nosotros no somos líderes para obtener algo de los demás; necesitamos renunciar a nuestros derechos y dedicarnos a servir. ¿Esperamos algo de quienes están bajo nosotros? ¿Nos enojamos cuando no se nos trata con respeto?
El siervo espera un trabajo duro
El siervo no está esperando descansar y sentirse cómodo. Espera trabajar, y trabajar duro. Desde temprano en la mañana hasta entrada la noche el siervo trabaja diligentemente. Jesús dijo:
El siervo no está esperando descansar y sentirse cómodo. Espera trabajar, y trabajar duro. Desde temprano en la mañana hasta entrada la noche el siervo trabaja diligentemente. Jesús dijo:
¿Quién de vosotros, teniendo un siervo que ara o apacienta ganado, al volver él del campo, luego le dice: Pasa, siéntate a la mesa? ¿No le dice más bien: Prepárame la cena, cíñete, y sírveme hasta que haya comido y bebido; y después de esto, come y bebe tú? (Lucas 17.7–8).
Nadie solicita un trabajo de siervo esperando que todo le sea fácil. El trabajo de servir es duro y eso es lo que debe esperar un siervo. Servir como líder es un trabajo DURO. Si usted no está listo para este tipo de trabajo entonces se encuentra en el lugar equivocado.
El siervo no espera que se le reconozca
El siervo no espera que se le agradezca ni que se le aplauda porque hizo un magnífico trabajo. Él simplemente hace lo que tiene que hacer. Jesús continuó su enseñanza sobre servir con estas palabras:«¿Acaso da gracias al siervo porque hizo lo que se le había mandado? Pienso que no. Así también vosotros, cuando hayáis hecho todo lo que os ha sido ordenado, decid: Siervos inútiles somos, pues lo que debíamos hacer, hicimos» (Lucas 17.9–10).
El siervo no espera que se le agradezca ni que se le aplauda porque hizo un magnífico trabajo. Él simplemente hace lo que tiene que hacer. Jesús continuó su enseñanza sobre servir con estas palabras:«¿Acaso da gracias al siervo porque hizo lo que se le había mandado? Pienso que no. Así también vosotros, cuando hayáis hecho todo lo que os ha sido ordenado, decid: Siervos inútiles somos, pues lo que debíamos hacer, hicimos» (Lucas 17.9–10).
¿Decimos «gracias» al final del día a aquellos que nos han servido? Casi nunca. Los siervos trabajan duro sin esperar ningún tipo de reconocimiento.
¿Cómo reacciona usted cuando no le reconocen lo que ha hecho?
¿Está dispuesto a seguir trabajando aun cuando nadie pareciera percatarse de ello? Piense en cómo se aplican al liderazgo de servicio estas cuatro características. Si usted dirige siguiendo las instrucciones dadas por Jesús, tendrá que reconocer la autoridad del Señor sobre usted. No va a exigir sus derechos ni va a tratar de conseguir mejores beneficios o una mejor forma en que lo traten. Reconocerá que ser líder demanda un trabajo duro y, como resultado, estará siempre dispuesto a trabajar más tiempo y más duro que los demás. No esperará ningún tipo de reconocimiento. Examine su vida para ver si realmente refleja la función de siervo.
Fuente: http://lidervision.com/
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