Por: Julio César Bareto
“Tal vez no nos damos cuenta, pero Dios no deja de
hablarnos; algunas veces nos habla en
sueños, mientras dormimos profundamente; otras veces nos habla al oído;
claramente nos advierte”. (Job 33: 14-16 TLA).
Soy un convencido de (al menos) dos cosas: Uno - Dios habla a los seres humanos. Dos - Una de las maneras en que suele hacerlo es a
través de los sueños. Siempre ha sido así desde la antigüedad. Evidentemente
que no es la única manera en que Dios se dirige al hombre para comunicarse con
él. Dios puede hablarnos a través de la lectura de Las Sagradas Escrituras, por
medio de escuchar una predicación, mediante el Espíritu Santo que coloca en
nuestro corazón un sentir, acerca de algo de lo cual Dios quiere llamar nuestra
atención.
No pretendo hacer de
este tema una defensa a ultranza del método de los sueños, la idea es hablar
acerca del hecho altamente destacable, del interés que tiene Dios por su
Creación, y como no escatima recursos, para demostrarnos que él piensa en
nosotros. Veamos unos ejemplos que encontramos en las Sagradas
Escrituras y que nos muestran de forma contundente esta afirmación y
adicionalmente incluiré uno extra-bíblico, pero que también resulta asombroso.
Salomón: Y se le
apareció Jehová a Salomón en Gabaón una noche en sueños, y le dijo Dios: Pide
lo que quieras que yo te dé. Y Salomón dijo: Tú hiciste gran misericordia a tu
siervo David mi padre, porque él anduvo delante de ti en verdad, en justicia, y
con rectitud de corazón para contigo; y tú le has reservado esta tu gran
misericordia, en que le diste hijo que se sentase en su trono, como sucede en
este día.
Ahora pues, Jehová Dios mío, tú me has puesto a mí tu siervo
por rey en lugar de David mi padre; y yo soy joven, y no sé cómo entrar ni
salir. Y tu siervo está en medio de tu pueblo al cual tú escogiste; un pueblo
grande, que no se puede contar ni numerar por su multitud. Da, pues, a tu
siervo corazón entendido para juzgar a tu pueblo, y para discernir entre lo
bueno y lo malo; porque ¿quién podrá gobernar este tu pueblo tan grande?...
Y aun también te he dado las cosas que no pediste, riquezas
y gloria, de tal manera que entre los reyes ninguno haya como tú en todos tus
días.
(1
Reyes 3: 5-15).
Nabucodonosor: “En
el segundo año del reinado de Nabucodonosor, tuvo Nabucodonosor sueños, y se
perturbó su espíritu, y se le fue el sueño. Hizo llamar el rey a magos,
astrólogos, encantadores y caldeos, para que le explicasen sus sueños…” (Daniel
Cap. 2).
Tú, oh rey, veías, y he aquí una gran imagen.
Esta imagen, que era muy grande, y cuya gloria era muy sublime, estaba en pie
delante de ti, y su aspecto era terrible. Estabas mirando, hasta que una piedra fue
cortada, no con mano, e hirió a la imagen en sus pies de hierro y de barro
cocido, y los desmenuzó.
Y en los días de estos reyes el Dios del cielo levantará un
reino que no será jamás destruido, ni será el reino dejado a otro pueblo;
desmenuzará y consumirá a todos estos reinos, pero él permanecerá para
siempre,
de la manera que viste que del monte fue cortada una piedra, no con mano, la
cual desmenuzó el hierro, el bronce, el barro, la plata y el oro. El gran Dios
ha mostrado al rey lo que ha de acontecer en lo por venir; y el sueño es
verdadero, y fiel su interpretación. (Daniel Cap. 2)
José:
“Y soñó José un sueño, y lo contó a sus hermanos; y ellos legaron a
aborrecerle más todavía” (Gen. 37).
He aquí que atábamos manojos en medio del campo, y he aquí
que mi manojo se levantaba y estaba derecho, y que vuestros manojos estaban
alrededor y se inclinaban al mío. (Gen. 37:7)
Entonces sus hermanos
vinieron también y se postraron delante de él, y dijeron: He aquí, somos tus
siervos. (Gen. 50:18)
Abraham Lincoln:
Para muchos
uno de los mejores presidentes de los Estados Unidos, soñó con su propia
muerte. Unos días antes que fuera asesinado, le contó a su esposa: “Hace unos días,
estaba esperando comunicaciones importantes desde el frente. Estaba cansado,
pues había trabajado hasta muy tarde. Hacía poco que me había acostado y caí en
un estado de somnolencia ya que estaba exhausto.
Empecé
a soñar. En el sueño sentí como una extraña quietud mortal en el ambiente. De
pronto escuché sollozos, que aparentemente parecían ir disminuyendo. Tuve la
sensación que algunas personas estuviesen llorando. Creo que me levanté de la
cama y me fui recorrer al primer piso. De repente el silencio fue interrumpido
por los mismos sollozos abrumadores, que había oído antes, sin embargo, las
personas quienes lloraban eran invisibles.
Empecé
a deambular de habitación en habitación, no se veía a ningún ser humano cerca,
sin embargo, continué escuchando el mismo llanto de profunda tristeza. Cuando
iba en este recorrido, vi que todas las habitaciones estaban iluminadas y me
fijé en cada objeto, que me era conocido. Reflexioné: ¿Dónde estarán las
personas que están llorando con tanto pesar? ¿Qué podría significar todo esto?
Continúe andando hacia el Salón Este.
Allí
me encontré con una horrenda sorpresa. Delante de mí yacía un cuerpo con
vestimentas fúnebres. Había unos soldados de guardia custodiando el ataúd, una
multitud estaba aglomerada y plañía con un sentimiento de dolor. ¿Quién murió
en la Casa Blanca? Le pregunté a uno de los soldados: El presidente ha sido
asesinado fue su respuesta. Repentinamente, sentí como viniendo de la
muchedumbre una desazón inexplicable, tan fuerte que desperté y no conseguí
conciliar el sueño otra vez esa noche”
Abraham
Lincoln. El decimosexto Presidente de los Estados Unidos, fue asesinado,
durante la presentación de una obra teatral por un actor desconocido, diez días
después que contara este sueño a su esposa y a sus colaboradores más directos.
Lo más importante, no es el medio que Dios utilice para
comunicarse con nosotros, lo más relevante es nuestra obediencia a la Palabra que él nos revele.
“Los primeros en oír la buena noticia desobedecieron a Dios,
y por eso no pudieron recibir su descanso. Pero la promesa de Dios sigue en
pie, porque él nos dio una nueva
oportunidad, como lo dijo por medio de David en el pasaje de la Biblia, que ya
mencionamos: <<Si hoy escuchan la
voz de Dios, no sean tan tercos.>>” (Hebreos 4: 6-7 TLA).
No hay comentarios:
Publicar un comentario