jueves, 4 de agosto de 2016

3 Sueños 3 Enseñanzas




“Tal vez no nos damos cuenta, pero Dios no deja de hablarnos. Algunas veces nos habla en sueños, mientras dormimos profundamente; otras veces nos habla al oído; claramente nos advierte que ya no hagamos lo malo ni sigamos siendo orgullosos; así nos libra de la muerte”. (Job 33: 15-18 TLA)


Por: Pr. Julio César Barreto

Por supuesto que cuando llegamos a ser cristianos, el estilo de vida que ahora somos llamados a llevar es muy diferente al que teníamos antes muy arraigado en nosotros. Entonces Dios comienza a trabajar pacientemente en nuestra vida, para efectuar los cambios necesarios.  Esto se tomará un tiempo indeterminado (sólo Dios sabe cuánto durará), pero lo cierto es que los cambios se llevarán a cabo. ¿Por qué estoy tan seguro de esto? ¡Muy sencillo! Porque Dios lo dice:

“De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas”. (2 Cor. 5:17)

En mi caso no ha sido diferente, ni tenía por qué serlo. Recuerdo que con escasos días (meses) de convertido, el Señor  comenzó a hablarme, a darme instrucciones.  A partir de entonces, la lectura acompañada de meditación y estudio de la Palabra de Dios se arraigó en mí. Me gustaba (y aún me gusta) escuchar predicaciones, estudios bíblicos. Esto me nutría mi deseo por conocer más de la Palabra. Pero hay algo que quiero compartirles en este articulo.

 En algunos momentos específicos de mi nueva vida, tuve algunos sueños que para mí eran un claro mensaje del Señor, y recuerdo varios de ellos. Cada uno de ellos me dejó una y hasta varias enseñanzas en particular. He titulado este tema: “3 Sueños, 3 Mensajes”, y por supuesto me referiré a 3 solamente, a sabiendas que el número de sueños-enseñanzas en mi experiencia personal, han sido muchos más que ese número. Sólo espero que al compartírselos; mis lectores sean  bendecidos y por la gracia del Espíritu Santo, puedan también recibir alguna enseñanza aunque ya conocida, aún así les confirme  en su Fe.


Primer sueño – Primera enseñanza: No pierdan de vista que estamos hablando (al momento de estas revelaciones) de un principiante en la Fe. Esto fue lo que soñé: Una mujer  poseída por espíritus de maldad, llegó hasta la puerta principal de mi hogar. Golpeó con su puño la puerta y era tal su fuerza que abrió un boquete, por el que introdujo su mano y quitó el pasador (el seguro). Abrió la puerta y entró a mi casa. Yo me enfrenté a ella y la tomé con mis manos, sujetándole por las muñecas de los brazos. Ella sintió dolor y emitió un quejido que acompañó con las siguientes palabras: ¡Ayyy! ¡Ahora vas a conocer todas las cosas! Me desperté.

¿Qué aprendí de esta revelación? Bueno, en primer lugar me di cuenta que pude dominar a la mujer que estaba poseída y que tenía fuerza extraordinaria. La fuerza que estaba en mí superó a la de ella. Eso era una confirmación de Lucas 10:19 – “He aquí os doy potestad de hollar serpientes y escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo, y nada os dañará”. En cuanto a su lamento: … ¡Ahora vas a conocer todas las cosas! Busqué diligentemente en mi Biblia y encontré la respuesta en 1 Juan 2:20 – “Mas vosotros tenéis la unción del Santo, y conocéis todas las cosas.”


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Velódromo Teo Capriles
Segundo sueño con su respectiva enseñanza: Me encontraba sentado en las gradas del Velódromo Teo Capriles (Caracas), abajo en la pista, habían varias personas, entre ellas destacó un hombre en silla de ruedas. Comenzaron a anunciar por el sistema de parlantes: ¡Que pase el joven! E insistían ¡Que pase el joven!. Yo permanecía sentado en las gradas, pero yo intuí que el asunto era conmigo, pero a su vez me daba pena bajar a la pista, porque mis zapatos estaban rotos. De repente se me acercó una persona y con autoridad me dijo: ¡Julio, es a ti al que están llamando, para que bajes y ores por los enfermos!

Después que esta persona me habló con tanta firmeza, descendí a la pista y oré por el hombre que estaba en la silla de ruedas, y éste se levantó y comenzó a correr con toda su fuerza por la pista, con una alegría inmensa y sin ningún tipo de parálisis. ¡Desperté!.


Aprendí lo siguiente: El calzado roto era mi antiguo andar, ahora el Señor me entregaba “Calzado nuevo”  según Efesios 6:15 – “Y calzados los pies con el apresto del Evangelio de la paz”.

En cuanto a orar por los enfermos (ya ustedes lo saben) Marcos 16: 15-18 – “Vayan por el mundo y prediquen el Evangelio  a toda criatura…y estas señales seguirán a los que creen… sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán”.


Tercer sueño y su enseñanza: Pero antes tengo que decirles que mis pastores, en esos días me habían comisionado para que iniciara una nueva congregación en una localidad algo distante de mi lugar de residencia. El cargo que me asignaron fue el de “Obrero a prueba”. Recuerdo claramente que cuestioné en mi corazón el nombre del cargo. ¿Obrero? ¿Por qué no más bien, Ministro? En una de esas noches el Señor me tenía preparada una nueva enseñanza para mí. Soñé esto: Viajé a Puerto Rico y me encontraba hospedado en la habitación de un hotel de la ciudad. Descolgué el auricular del teléfono para llamar a mi hermano Yiye Avila. Repicó…respondió una voz de hombre y este fue el corto intercambio de palabras entre mi interlocutor y mi persona:



Me dijo la voz: ¡Aló!

Pregunté: ¿Con quién hablo por favor?

Me respondió: Con un Obrero.

Pregunté: ¿Se encuentra el hermano Yiye?

Respuesta: ¡Soy yo!

Desperté.




Lo que aprendí (sin mucho esfuerzo) fue esto: - “Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad.” (2 Tim. 2:15).

“Entonces dijo a sus discípulos: A la verdad la mies es mucha, mas los obreros pocos. Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies.” (Mateo 9:38)


Conclusión: Este tema que he compartido con ustedes, no es una defensa a ultranza acerca de los sueños. Dios (como ya lo he dicho al principio) nos ha hablado desde la antigüedad por múltiples formas. Lo que he querido destacar es (al menos) dos cosas muy puntuales. Número Uno: Dios (nuestro amado Padre) se interesa por sus hijos y nos habla para impartírnos su consejo. Número Dos: Sea cual sea la manera que Él escoja para hablarnos, lo que si importa realmente (y mucho) es que obedezcamos a su voz. 

  “Si hoy escuchan la voz de Dios, no sean tercos, como aquellos israelitas que no quisieron obedecerlo” (Hebreos 3:15 TLA)



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Al Maestro con cariño