Nosotros sabemos que hay que obedecer y adorar a Dios. Por eso tratamos de
convencer a los demás para que crean en él. Dios nos conoce muy bien, y espero
que también ustedes nos conozcan. (2 Cor. 5:11 TLA)
Me falta mucho que aprender, de hecho no alcanzaría toda una
vida para poder aprender tanto como debiera. Pero, estoy sinceramente agradecido del Señor,
porque me ha concedido el tener conocimiento de algunas verdades muy prácticas
y necesarias. Él me ha enseñado (por ejemplo), que no debe importarnos
realmente lo que hablen las personas de
nosotros; siempre y cuando lo hagan mintiendo:
“Dios los bendecirá a ustedes cuando, por causa mía, la
gente los maltrate y diga mentiras contra ustedes. ¡Alégrense! ¡Pónganse contentos!
Porque van a recibir un gran premio en el cielo. Así maltrataron también a los
profetas que vivieron antes que ustedes” (Mateo 5: 11-12 TLA).
No es fácil soportar las calumnias y/o las difamaciones;
entendiendo que hay una diferencia entre una cosa y la otra. La Calumnia
es una acusación o imputación falsa
hecha contra alguien con la intención de causarle daño o de perjudicarle.
Mientras que la Difamación tiene una connotación algo distinta. En este caso estamos ante una persona o personas que dicen en público o
escriben cosas negativas en contra del buen nombre, la fama y el honor de una
persona; en especial cuando lo dicho o
escrito es falso.
Cabe la posibilidad que la difamación esté basada en hechos ciertos, pero que las personas lo
comentan con la deliberada intención de perjudicar a su víctima. Cualquiera sea nuestra situación; bien que no hayamos dado
motivos para que comenten negativamente contra nosotros, como lo contrario; que
comenten en base a alguna falta cometida. Lo cierto es que (por sobre todo) lo
que en verdad, debe importarnos; es lo que Dios opine de ti y de mí.
Lo que
debemos a toda costa procurar es comportarnos de tal modo, que podamos decir
como el Apóstol Pablo: “Dios nos conoce muy bien”. Siempre habrá quien hable a favor o en contra
nuestra. Recuerda: Lo más importante es lo que Dios piensa de cada uno de
nosotros. Lo demás, como lo dice el titulo de este articulo: “Me importa un
Bledo”. ¿Si me entendiste, verdad?
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