Por: Julio César Barreto
Que las cosas cambian, de eso no hay duda. Unas cambian para
bien y otras a veces para lo contrario. Hay cambios inducidos, como hay otros que sobrevienen por
factores ajenos a nuestra real voluntad. Los seres humanos no solemos
adaptarnos fácilmente a nuevas situaciones, pero si algo nos debe quedar claro,
es que cuando la Mano de Dios está en el asunto, todo será para nuestro bien, y
para el beneficio (inclusive) de muchos (“Sabemos que Dios va preparando todo para
el bien de los que lo aman, es decir, de lo que él ha llamado de acuerdo con su
plan”. Rom. 8:28 TLA)
Podemos ver un ejemplo práctico en el relato del libro de
Ester. Una joven hebrea que contrajo matrimonio con el rey Asuero (Jerjes I).
Este poseía 127 provincias que se extendían desde la India hasta Etiopía.
Asuero se había divorciado de su esposa anterior, Vasti, quien lo había dejado
en ridículo frente a varios embajadores. Aparentemente Asuero tenía además
varias concubinas; sin embargo, de acuerdo con la narración del libro que lleva
el nombre de su mujer, Ester fue la reina principal y –su esposo- el rey
Asuero, la amó más que cualquiera de sus otras mujeres (Ester 2: 17-18,22) |1|
Un cambio de reina: La reina Vasti no quiso
comparecer ante el rey Asuero, quien quería
mostrarla a sus importantes invitados presentes en su agasajo:
“El séptimo día, estando
el corazón del rey alegre del vino, mandó a Mehumán, Bizta, Harbona, Bigta, Abagta,
Zetar y Carcas, siete eunucos que servían delante del rey Asuero, que trajesen
a la reina Vasti a la presencia del rey con la corona regia, para mostrar a los
pueblos y a los príncipes su belleza; porque era hermosa.
Más la reina Vasti no quiso comparecer a la orden del rey
enviada por medio de los eunucos; y el rey se enojó mucho, y se encendió en
ira. Preguntó entonces el rey a los sabios que conocían los tiempos (porque
así acostumbraba el rey con todos los
que sabían la ley y el derecho…les preguntó qué se había de hacer con la reina
Vasti según la ley, por cuanto no había cumplido la orden del rey Asuero
enviada por medio de los eunucos).
Y dijo Memucán delante del rey y de los príncipes: … Si
parece bien al rey, salga un decreto real de vuestra majestad y se escriba
entre las leyes de Persia y de Media, para que no sea quebrantado: Que Vasti no
venga más delante del rey Asuero; y el rey haga reina a otra que sea mejor que
ella.
Ester es la nueva reina: Ester vivió dentro del centro políticamente
peligroso del Imperio Persa. Su misión la involucró en una serie de asombrosos
contrastes. Huérfana, parte de una minoría étnica y religiosa, llegó a ser la
esposa del rey persa.
Pero, no fue un simple “cuento de hadas”. Más bien, al
tiempo que aumentó su estatus, ella fue preparada para cumplir una misión muy
especializada.
Esta requería, al comienzo, la arriesgada estrategia de vivir de
“Incógnita” manteniendo su origen en secreto. Más tarde, tuvo que hacer una
peligrosa revelación de su país de origen y su fe.
“Fue, pues, Ester llevada al rey Asuero a su casa real en el
mes décimo, que es el mes de Tebet, en el año séptimo de su reinado. Y el rey amó
a Ester más que a todas las otras mujeres, y halló gracia y benevolencia
delante de él más que todas las demás vírgenes: y puso la corona real en su
cabeza, y la hizo reina en lugar de Vasti”.
A veces, cuando menos lo piensas acontece algo que modifica significativamente el curso de
nuestra vida. El caso de Ester es un
ejemplo de ello. Pero, lo más importante es reconocer que las cosas cambian no
solo para nuestro provecho, sino también para ayudar a otros.
“Entonces dijo Mardoqueo que respondiesen a Ester: No
pienses que escaparás en la casa del rey más que cualquier otro judío. Porque
si callas absolutamente en este tiempo, respiro y liberación vendrá de alguna
otra parte para los judíos; mas tú y la casa de tu padre pereceréis. ¿Y quién
sabe si para esta hora has llegado al reino?"
Como podemos darnos cuenta en el caso de Ester, el cambio
fue para la salvación de toda una Nación. Ester resultó favorecida, y desde su nueva posición de influencia fue un
instrumento valioso para la preservación
de su pueblo (Israel).
Que vengan todos los cambios que Dios quiera para nuestra
vida. Pidamos en oración entenderlos, saber aprovecharlos y convertirlos en un
motivo de alabanza y gloria para nuestro Creador.
Qué bueno es cuando
la bendición que Dios nos concede, es para compartirla con otras personas,
porque así en lugar de ser uno solo el que de Gloria a Dios, serán (más bien) muchos los que elevarán su voz y alabarán al Creador.
Fuentes: Libro de Ester (Las Sagradas Escrituras).
|1| Wikipedia
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