jueves, 4 de agosto de 2016

Cada Lágrima es Única




Vuelve y di a Ezequías, príncipe de mi pueblo: ``Así dice el SEÑOR, Dios de tu padre David: `He escuchado tu oración y he visto tus lágrimas; he aquí, te sanaré. Al tercer día subirás a la casa del SEÑOR.   (2 Reyes 20:5)



Por: Julio César Barreto

Sí tuviésemos que describir qué son las lágrimas, por qué se producen, qué significan. La respuesta tiene su lado científico, también el sentimental y el espiritual (pueden haber otros aspectos a considerar). Podemos decir biológicamente que las lágrimas son un líquido producido por el proceso corporal de la lagrimación para limpiar y lubricar el ojo. Intervienen fundamentalmente en la óptica ocular y en el normal funcionamiento del globo ocular y de sus estructuras. Cualquier alteración de la lágrima influye en la agudeza visual. La glándula lagrimal es el principal secretor de la lágrima.

No todas las lágrimas son iguales. Existen tres tipos de lágrimas: las basales, que son las que producimos constantemente para mantener el ojo humedecido y lubricado; las lágrimas de “defensa”, que limpian los ojos de las irritaciones; y las lágrimas emocionales, que se producen por diferentes causas. El llorar con lágrimas emocionales es una de las cosas que nos distinguen de los demás seres vivos. Lloramos  por variadas causas, tales como: daños físicos, o daños psicológicos, cuando ocurre algo que nos hace muy felices, cuando reímos, cuando estamos tristes… Y es por ello que no todas las lágrimas son iguales.

La parte espiritual de este tema, es el que tiene que ver con el hecho de que Dios conoce a cada ser humano  hasta en los detalles más mínimos, (Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá? Yo Jehová, que escudriño la mente, que pruebo el corazón, para dar a cada uno según su camino, según el fruto de sus obras. -  Jeremías  17:9-10). Por esa razón inferimos que Él conoce la motivación de cada lágrima, a saber; cuando son sinceras, falsas, por alegría, por tristeza, por ira, etc.

En el caso de Ezequías vemos que al recibir la infausta noticia de su pronta muerte, éste lloró mucho y oró a Dios, pidiendo la prolongación de sus días.  Oró que el Señor le sanara, y Dios oyó su oración. El Señor había visto las lágrimas de Ezequías. Y estamos seguros que Él ha visto las lágrimas suyas, y las mías. Y el Señor le informó al rey que sería sanado y que su vida sería prolongada durante unos quince años más. 


 

Ahora, cuando vemos en las Escrituras lo que hizo  el rey Ezequías en esos quince años que el Señor le concedió adicionalmente, pensamos que quizás hubiera sido mejor que hubiera muerto en el tiempo señalado. Pues vemos, que después de su mejoría, Ezequías cometió tres hechos insensatos, y fueron los siguientes. Primero, permitió que los embajadores de Babilonia, vieran todos sus tesoros. En segundo lugar, engendró a Manasés, quien llegó a ser el peor de todos los reyes. Y en tercer lugar, el corazón de Ezequías se llenó de soberbia. Tengamos en cuenta que Ezequías fue un rey extraordinario. Después de David, no hubo otro como él. Hizo lo recto ante los ojos del Señor conforme a todo lo que David su padre hizo.

 


La Ciencia ha logrado actualmente analizar las lágrimas, observarlas detalladamente en el Microscopio, y para su admiración (y la nuestra también) han constatado que cada lágrima es única y poseedora de una belleza elogiosa. Cuánto más el Creador conoce cada una de nuestras lágrimas, las motivaciones, y las recogerá en su redoma, para darnos la respuesta adecuada, cuando estas brotan en medio de nuestras oraciones sinceras.



¡Ya estoy cansado de llorar! Por las noches lloro tanto que mis lágrimas empapan mi almohada. (Salmo 6:6 TLA)


Anota en tu libro todas las veces que he huido; tú bien sabes las veces que he llorado. (Salmo 56:8 TLA)




Fuentes consultadas:
1. escuelabiblica.com
2. wikipedia.org

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