Por: Julio César Barreto
Hoy les compartiré una anécdota acerca del día en que clamé
al Señor para decirle: ¡Tengo mis zapatos rotos! Exclamé suplicante. No todo el tiempo he tenido
suplidas completamente mis necesidades. Han existido momentos de
carencias, de dificultades. Creo que esto le sucede a un gran porcentaje de
entre los 7 millardos (y un poco más) de la población mundial actual.
Y justamente me encontraba pasando por uno de esos túneles
oscuros. Pero me acordé que hay promesas de Dios para los que creen en Él, que
tienen que ver con proveer aquellas cosas que nos son necesarias, y tener un
buen par de calzado ¡Vaya si lo es! (Mateo 6: 25-34 TLA)
“No vivan pensando en qué van a comer, qué van a beber o qué ropa se van a
poner. La vida no consiste solamente en comer, ni Dios creó el cuerpo solo para
que lo vistan.
Miren los pajaritos que vuelan por el aire. Ellos no
siembran ni cosechan, ni guardan semillas en graneros. Sin embargo, Dios, el
Padre que está en el cielo, les da todo lo que necesitan. ¡Y ustedes son más importantes
que ellos!
¿Creen ustedes que por preocuparse vivirán un día más?
Aprendan de las flores que están en el campo.
Ellas no trabajan para hacerse sus vestidos.
Sin embargo, les aseguro que ni el rey Salomón
se vistió tan bien como ellas, aunque tuvo muchas riquezas.
Si Dios hace tan hermosas a las flores, que viven tan poco
tiempo, ¿acaso no hará más por ustedes? ¡Veo que todavía no han aprendido a
confiar en Dios!
Ya no se preocupen por lo que van a comer, o lo que van a
beber, o por la ropa que se van a poner.
Sólo los que no conocen a Dios se preocupan por eso. Ustedes
tienen como padre a Dios que está en el cielo, y él sabe lo que ustedes
necesitan.
Lo más importante es que reconozcan a Dios como único rey, y
que hagan lo que él les pide. Dios les dará a su tiempo todo lo que necesiten.
Así que no se preocupen por lo que pasará mañana. Ya tendrán
tiempo para eso. Recuerden que ya tenemos bastante con los problemas de cada
día”.
Lo cierto es, que a los pocos días de haber hecho esa
petición a mi Dios, tenía luego a mi disposición siete (7) pares de zapatos. Ha
sido algo inolvidable para mí. He contado esto muchas veces para la gloria de
Dios.
Por cierto que recientemente, estando reunido en el hogar de una familia cristiana;
donde acudimos un día a la semana para compartir la lectura bíblica, la oración
y cantos espirituales. Hablé de nuevo acerca de esta provisión milagrosa que
hizo Dios conmigo en aquella ocasión.
Había entre los
presentes, un hombre que me escuchaba atentamente. Resulta que ese hombre tenía
una carencia; necesitaba 2 neumáticos para su vehículo, y no tenía recursos
económicos para comprarlos. Él cuenta que dijo: Bueno, Dios le dio zapatos a
ese hermano. Yo necesito dos neumáticos. No pasó mucho tiempo, cuando se
apareció en su casa un familiar de él. Después del saludo de rigor, este
familiar le preguntó por el vehículo. El hombre le respondió: Ahí está. Todo
bien; excepto que le faltan dos neumáticos y no tengo dinero para comprarlos,
aparte de que no se consiguen.
El familiar le dijo: Yo tengo dos en mi casa, ven a
buscarlos. ¿Qué les parece? Los dos neumáticos eran del número (medida) que le
servía al vehículo de este hombre. Además para que la bendición fuese mayor, no
se los vendió, sino que se los obsequió. Fueron dos (2), tal como el hombre le
pidió a Dios. ¡Después dicen algunos que Dios no existe!
Yo, en lo particular, cada día estoy más convencido de que
mi Dios es real, que Él existe, y que Él es bueno. Sí confías en el Creador, te
aseguro que te ayudará en todo. Yo lo sé muy bien, porque he visto su gloria en
todo momento de mi vida. Entre los muchos beneficios de los que Él me ha hecho
objeto, se encuentra este que les he compartido, cuando Él cambió mis “Zapatos
rotos” por 7 pares en perfectas condiciones.
Si me entendiste ¿verdad?
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