Por: Julio César Barreto
Calzados hay de mucha
variedad, estilos, colores. Ellos complementan la indumentaria que la persona
se ponga, bien que sea casual, deportiva, formal. Lo cierto es que el calzado
es una parte importante de nuestra indumentaria. En el libro de Dios no quedaron por fuera los
zapatos. Se les menciona en relación con
la “Armadura de Dios”
“Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis
resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes…y calzados los
pies con el apresto del evangelio de la paz”. (Efesios 6: 13-17).
Los zapatos son necesarios para la actitud, la
postura, para la estabilidad. Nos hablan del fundamento. Necesitamos un
fundamento bueno y sólido, y la preparación es esencial para el fundamento. Aquellos que han recibido
instrucción militar han sido enseñados que en un combate cuerpo a cuerpo los
pies deben estar bien afianzados en tierra.
Ahora, resulta evidente que el tipo de calzado que usamos
depende del tipo de actividad que haremos. En el caso de un soldado, resultaría completamente ridículo y fuera de
lugar que este se aparezca a su cuartel, con toda su indumentaria correctamente
ceñida, pero con unos “Guachicones”.
De igual manera trasladando esto al tema
de lo espiritual, entendemos que nuestro calzado (entiéndase también nuestro
andar), debe corresponderse con nuestra posición como “Soldados de Jesús”.
“Tú, pues, hijo mío, esfuérzate en la gracia que es en
Cristo Jesús.
Lo que has oído de mí ante muchos testigos,
esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a
otros. Tú, pues, sufre penalidades como buen soldado
de Jesucristo. Ninguno que milita se enreda en los negocios de la vida, a fin de agradar a
aquel que lo tomó por soldado”
(2
Tim. 2: 1-4).
¿Cuál es la Metáfora?
Está clara la enseñanza. Ningún creyente, debe pensar que
servirá al Señor, sin una correcta posición, una clara perspectiva, de cuál es
ahora su condición como un miembro activo del Ejercito de Dios, de ahí que la
indumentaria tiene que ser la adecuada, la que ordenó el Señor. Ahora el
Evangelio nos proporciona un nuevo andar, una enseñanza que rompe nuestros
viejos e inadecuados (por obsoletos) paradigmas.
Quitémonos el calzado antiguo, aquel que usábamos cuando no éramos
luz, y calcémonos las Botas (calzados los pies con el apresto del Evangelio de
la paz) que protegerán nuestros pasos, nuestro andar, porque es determinante que entendamos ésta
inspirada Escritura: “Lámpara es a mis pies tu Palabra, y lumbrera a mi camino”
(Salmo 119: 105).
¿Si me entendiste,
verdad?
*Guachicones: Calzado especial que se usa para
practicar ciertos deportes; suele ser de material flexible, tener la suela de
goma y llevar cordones.
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