lunes, 1 de agosto de 2016

Los Sepulcros más Hermosos



Por: Julio César Barreto


Cementerios existen en el mundo entero. Cada ciudad, cada pueblo, cuenta con uno o varios de ellos.  Ya sabemos lo que yace bajo tierra en esos lugares: una gran cantidad de sepulcros; en cada una de ellos reposan los restos mortales de quienes fueron: unos pobres, otros adinerados, unos intelectuales muy famosos, o personas con escasa instrucción académica, unos cuerdos, otros no lo fueron tanto. Todos fueron a dar al mismo lugar. Algunos le llaman: “El Lugar del Olvido”.


Sin embargo, no todos los cementerios son lugares olvidados.  Algunos se han convertido en lugares de peregrinación muy  concurridos. Esto  porque en su suelo  descansan los restos de algunos notables.  Un ejemplo entre muchos lo encontramos en Europa, concretamente en España, donde hay algunos camposantos  que son auténticos lugares de concentración de patrimonio histórico y artístico (se encuentran allí tumbas modernistas, arquitectura moderna, restos romanos, etc.). Existe inclusive una ruta Europea que concentra los más bellos cementerios, con reconocimiento de la Organización Mundial del Turismo.



Algo es digno de destacar, y es que los cementerios pueden ser muy bonitos, muy concurridos, pero todos tienen un común denominador; en ellos yacen los cuerpos de los que un día vivieron.  Pero conozco un Sepulcro fuera de serie, en realidad podría llamarse “El Sepulcro más Hermoso”. Está en Jerusalén y jamás será olvidado.  ¿Qué lo hace sin igual? ¡Está vacío! Y por increíble que parezca, aunque no hay contenido de algún cuerpo en él. Es famoso porque albergó por 3 días y 3 noches el cuerpo del Mesías (Jesús de Nazaret).




“El primer día de la semana, muy de mañana, vinieron al sepulcro, trayendo las especias aromáticas que habían preparado, y algunas otras mujeres con ellas. 

Y hallaron removida la piedra del sepulcro; y entrando, no hallaron el cuerpo del Señor Jesús. 


Aconteció que estando ellas perplejas por esto, he aquí se pararon junto a ellas dos varones con vestiduras resplandecientes; y como tuvieron temor, y bajaron el rostro a tierra, les dijeron: ¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive? 


No está aquí, sino que ha resucitado. Acordaos de lo que os habló, cuando aún estaba en Galilea, 

diciendo: Es necesario que el Hijo del Hombre sea entregado en manos de hombres pecadores, y que sea crucificado, y resucite al tercer día (Lucas 24: 1-7).

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