Por: Steven Morales
¿Quién escribió Levítico? Moisés
¿Para quién fue escrito Levítico? Para el pueblo de Israel que ya había sido liberado de la esclavitud en Egipto. Levítico fue escrito para enseñarle a israelitas libres cómo ser israelitas santos.
Cuéntame un poco acerca de Levítico. Levítico tiene 27 capítulos y 859 versículos, y es la continuación de la historia de Éxodo. Su contenido fue escrito menos de un mes después de la construcción del tabernáculo.
Para muchas personas, leer el libro de Levítico es como hacer mandados, comer vegetales, o visitar a los suegros; sabes que es importante, pero no lo disfrutas. Los temas centrales de este libro son claros: la santidad de Dios y la pureza de Su pueblo. Sin embargo, a muchos de nosotros nos cuesta leer este libro por la distancia cultural que existe entre el mundo de sacrificios de animales, rituales de pureza, y tabernáculos, y el mundo del siglo XXI.
A pesar de eso, Levítico nos enseña bastante sobre el carácter de Dios, principalmente que Dios no solamente nos salva de algo (la muerte) pero también para algo (la santidad).
¿De qué se trata Levítico? El libro de Éxodo concluyó con la construcción del tabernáculo, pero había un problema: Moisés no podía entrar a la presencia de Dios. De hecho, esta era el problema de todo Israel. Su pecado —particularmente, el adorar a un ídolo (Ex. 32)— había fracturado la relación. Entonces, ¿cómo puede un pueblo pecaminoso estar en buena relación con un Dios santo? Levítico es la respuesta antiguo-testamentaria a esa pregunta.
El libro de Levítico tiene una estructura simétrica que destaca tres soluciones a la rotura entre Dios e Israel. Las tres soluciones: Rituales (Lv. 1-7, 23-27); Sacerdotes (Lv. 8-10, 21-22), y; Leyes de pureza (Lv. 11-15, 18-20).
Rituales (1-7, 23-27)
Los rituales eran ceremonias simbólicas con significado teológicos, particularmente en cuanto a la justificación del israelita pecador. Estos rituales se expresaban a través de sacrificios de animales y días sagrados para recordar lo que Dios había hecho por ellos.
Los primeros siete capítulos introducen cinco diferentes tipos de sacrificios: las ofrendas de cereal (Lv. 2), las ofrendas de paz (Lv. 3), la ley de los holocaustos (Lv.1), ofrendas por el pecado (Lv. 4-5), y ofrendas por culpa (Lv. 5-6). Las ofrendas de cereal y las ofrendas de paz eran rituales que mostraban agradecimiento a Dios a través de ofrendas del fruto que Dios había producido para ellos. La ley de los holocaustos, las ofrendas por el pecado, y las ofrendas por culpa eran rituales en los cuales los israelitas pedían perdón a Dios por su pecados cometidos contra Él y otras personas. Estos rituales expiaban los pecados de los israelitas para que pudieran ser perdonados (Lv. 4:20, 26, 31, 35; 5:10, 13,16, 18; 6:7).
Los últimos capítulos describen el calendario de días sagrados para los israelitas, diseñado para ayudarles a recordar quién era Dios y lo que Dios había hecho por ellos. Estos días sagrados incluían la Pascua (Lv. 23:4-8), la Fiesta de los Panes Sin Levadura (Lv. 23:4-8), la Fiesta de Semanas (Lv. 23:15-22), la Fiesta de Tabernáculos (Lv. 23:33-43), la Fiesta de Primicias (Lv. 23:9-14), el Día de Expiación (Lv. 23:16-32), y la Fiesta de Trompetas (Lv. 23:23-25). También habían otras celebraciones como el Año de Reposo de la Tierra, que solo celebraban cada siete años (Lv. 25:1-7), el Año de Jubileo, una celebración cada 49 años donde cancelaban todas las deudas y restauraban propiedad a sus dueños originales (Lv. 25:8-55), el holocausto que celebraban cada mes (Nu. 10:10; 28:11-14), y las fiestas solemnes (o día de reposo) que celebraban cada semana (Lv. 23:1-3).
Sacerdotes (8-10, 21-22)
Los sacerdotes eran personas apartadas para representar a Israel delante de Dios. Ya que el pueblo había demostrado ser incapaz de mantener su pacto con Dios, ellos necesitaban un mediador para representarles delante de Dios. Entonces, Dios designó a la familia de Aarón, el hermano de Moisés, a ser una tribu de sacerdotes, un grupo especial que entrarían en la presencia de Dios de parte del pueblo de Dios.
En los capítulos 8 al 10 Aarón y sus hijos son ordenados como sacerdotes en una ceremonia en la cual son marcados como santos. Esta posición es única y Dios lo toma muy en serio, algo que se muestra en la historia de dos sacerdotes que violan las leyes de santidad de Dios y son destruidos por ella (Lv. 10). Esta historia nos recuerda de la gravedad del pecado delante de un Dios perfectamente Santo.
Los capítulos 21-22 detallan las cualificaciones y requisitos de un sacerdote, destacando su integridad y pureza moral. A Dios no solamente le importa que los sacerdotes cumplan con ceremonias de purificación, sino también que vivan vidas puras que reflejen la importancia de Su papel en el pueblo de Dios.
Leyes de pureza (11-15, 18-20)
Las leyes de pureza eran reglas simbólicas y morales que apartaban a Israel para los propósitos de Dios. Porque Dios es santo, Su pueblo también lo sería, y seguir estas reglas eran la manera de mostrarlo (Lv. 11:45).
En los capítulos 11-15 vemos una lista de rituales de purificación. Estos son rituales simbólicos que recuerdan a Israel que toda su vida debe ser marcada por la presencia santa de Dios. Como Dios es el autor de la vida, entrar en contacto con cosas muertas (o relacionadas con la muerte) ensucia a una persona y no permite que entren a Su presencia. Estar en un estado de impureza en sí no es un pecado, pero sí es una violación simbólica de la santidad de Dios, y por ende, no puedes entrar a Su presencia.
Los capítulos 18-20 describen las leyes sobre la pureza moral. Israel había sido llamado a ser santos como Dios es santo (Lv. 11:45). Para cumplir con esto, Dios les dio leyes para mantener su integridad moral en cuanto a su sexualidad, la justicia social, y las relaciones entre familias y comunidades.
Día de la Expiación (16-17)
En el centro del libro de Levítico encontramos un día sagrado, un ritual central a la vida del israelita que trataba con su problema principal: la rotura relacional entre Dios y Su pueblo. En este día, conocido como el Día de la Expiación, el sacerdote tomaba dos cabríos, ponía su mano sobre ellos, y confesaba todos los pecados de Israel (Lv. 16:1-19). En este acto el sacerdote simbólicamente colocaba los pecados de Israel sobre estos animales.
Luego mataban a una de las cabríos y traían su sangre a la presencia de Dios. Este acto representaba que el pecado de Israel es tan ofensivo a la santidad de Dios que merece una consecuencia (Lv. 17:11-12). Sin embargo, Dios provee un sustituto para pagar el precio de esa consecuencia: la muerte. Después, el segundo cabrío es enviado al desierto para representar cómo Dios quita el pecado de Israel (Lv. 16:20-22). Es importante recordar que estos no son sacrificios para apaciguar la ira de Dios, sino actos simbólicos que muestran la gravedad del pecado y el amor de un Dios que quiere salvarles y restaurar la relación con ellos.
El evangelio en Levítico
Levítico es uno de esos libros en la Biblia que muchos cristianos rápidamente descartan por la cantidad de leyes que contiene y que, por medio del sacrificio de Jesús, ya no se aplican al cuerpo de Cristo. ¿Para qué vamos a leer un libro lleno de leyes cuando vivimos bajo la gracia?
Irónicamente, hay varias maneras en que el libro de Levítico nos apunta hacia un evangelio de gracia. El libro de Hebreos nos revela que Jesús es el Sumo Sacerdote quien nos representa delante de Dios (He. 4:14; 10:21), que no tiene pecado (He. 9:14), y quien se ofrece como el último sacrifico que expía toda nuestra culpa (He. 1:3; 7:26–27; 9:12, 14, 26, 28; 10:10, 12, 14; 13:11–12) para que podamos acercarnos a Dios (He. 10:19-22).
Sin embargo, muchos todavía evitan leer este libro por temor a la ley y su incapacidad de poder cumplirla. Lo que olvidan es que aunque Levítico es una colección de leyes, ¡estás leyes no eran una carga, sino un deleite para el israelita! El Salmo 119 es una celebración de la ley de Dios. Esto no nos debe sorprender porque la ley no fue dada para que pudieran ganar su salvación, sino que siendo ya salvos, Dios le dio la ley a los israelitas como un acto de gracia para que pudieran ser santos como Él es santo (Lv. 11:45). Levítico es un guía para enseñarles cómo ser un reino de sacerdotes y una nación santa (Ex. 19:5–6). Debemos recordar que la ley les fue dada después de haber sido liberados de Egipto, no antes.
Todos los rituales, las ceremonias, los días sagrados, y los festivales tenían un doble propósito: (1) recordarles cómo Dios los había salvado en el pasado, y (2) cómo Dios lo iba a salvar en el futuro por medio de Cristo Jesús. ¿Qué debemos pensar cuando leemos versículos como Levítico 17:11? ¿Deberíamos de pensar sobre el sacrificio levítico de los israelitas del Antiguo Testamento o el sacrificio de Cristo en la cruz por nosotros? La respuesta siempre ha sido “sí”.
El libro en una oración: Enseñando a israelitas libres a cómo ser israelitas santos.
Nota del autor: Debo agradecer a Join The Bible Project por su bosquejo muy útil del libro de Levítico. Hay varias maneras en que se podría dividir el libro, y JBP ha hecho un grande trabajo de acercarse a un libro tan pesado para comunicarlo de una manera tan simple.
Fuente: http://blogs-es.thegospelcoalition.org/
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