Por: Cole Brown
Los cristianos dejan las iglesias. En ocasiones es por razones buenas y piadosas; otras veces, se van por motivos cuestionables. Desafortunadamente, puede ser muy difícil ver la diferencia entre ambas situaciones. Es por esto que los cristianos deben procurar salir de una congregación de la manera correcta. Aún así, la Biblia no incluye una sección de “cómo dejar una iglesia”, ya que en la Biblia solo encontramos a cristianos dejando su iglesia local para ser enviados en una misión por esa iglesia. Sin embargo, la Biblia sí nos da un vistazo de la naturaleza de Dios, la naturaleza del cristiano, y la naturaleza de la iglesia local que nos ayuda a saber cómo no dejar la iglesia. Entonces, aquí hay cuatro maneras incorrectas de salir de una iglesia.
1. Con relaciones tensas sin resolver
Las relaciones tensas son un factor principal por el cual muchos están pensando abandonar su iglesia. En ocasiones, la tensión con un hermano o hermana es la razón fundamental para una ruptura. Entre menos armonía tengas con tus pastores o con los congregantes de la iglesia, más tienes que perder si abandonas la iglesia.
Jesús explica:
Por tanto, si traes tu ofrenda al altar, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda delante del altar, y anda, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda (Mt. 5:23-24).
En otras palabras, la unidad cristiana es tan importante para Jesús que Él no tiene interés en recibir tu adoración hasta que te hayas reconciliado con tus hermanos. Si dejas la congregación con relaciones tensas no resueltas, estás desobedeciendo a Jesús activamente, quien te manda a “reconciliarte primero con tu hermano”. También estarás ofreciendo adoración que no agrada a Jesús en tu nueva iglesia, porque lo estarás adorando de la manera que tú quieres, no en la manera que Él quiere. Las relaciones tensas pueden hacerte sentir como si no perdieras nada si abandonas tu iglesia, pero en realidad te costará todo lo que verdaderamente importa.
2. Con pecado impenitente
Ser una parte activa de la iglesia local provee muchas oportunidades para actitudes, afectos y comportamientos pecaminosos. Podríamos responder a las fallas de un hermano o hermana con juicio. Podríamos sentir que hemos sido personalmente heridos u ofendidos por miembros de la iglesia y volvernos resentidos e implacables. Podríamos estar descontentos con las decisiones tomadas por los líderes de la iglesia y ser críticos, no someternos o llenarnos de ira. Cada una de estas respuestas son respuestas pecaminosas, y nuestras respuestas pecaminosas son causadas por nuestros corazones pecaminosos —no por nuestra iglesia—. Esto significa que el problema no se irá cuando abandonemos nuestra congregación actual. Nos seguirá a la siguiente.
Las Escrituras nos dicen que tratemos con nuestro pecado impenitente en el contexto de la iglesia local en la que tenemos comunión (Stg. 5:16). Se nos ordena a confesar nuestros pecados unos a otros, perdonarnos unos a otros, y a hablar la verdad en amor (Co. 3:13; Ef. 4:15). También se nos dice que nuestra iglesia local es el laboratorio que Dios usa para hacernos más como a Jesús. Si dejas tu iglesia sin arrepentimiento, te robas a ti mismo del crecimiento espiritual que Dios tiene para ti, le robas a tu congregación la oportunidad de ver tu crecimiento, y le robas a Dios la gloria de cuando un cristiano se aparta de su pecado y se vuelve a Él en obediencia llena de adoración.
3. Sin hablar con tu familia
Tomar la decisión de comprometernos con una iglesia, o separarnos del compromiso con una iglesia, es una de las decisiones más importantes que tomaremos en nuestras vidas. ¿Por qué tomaríamos una de las decisiones más importantes sin la ayuda de nuestra familia? Sin embargo, esto es algo que muchos cristianos hacen. Anuncian a la congregación que ya han decidido irse, en lugar de invitarlos a ayudarles a tomar una decisión. Esto es terriblemente imprudente.
Podríamos estar convencidos de que estamos dejando una iglesia por las razones correctas y de la manera correcta, pero somos engañados muy fácilmente por Satanás y por nosotros mismos. Los cristianos tienen puntos ciegos. Y bien grandes. Podemos ver relaciones tensas sin resolver y pecado impenitente en otras personas con una precisión asombrosa, pero usualmente somos incapaces de verlo en nosotros mismos…aún cuando todos pueden verlo. Esta es la razón por la que necesitamos a la Iglesia de Dios para ayudarnos a ver lo que no podemos ver en nosotros mismos. Ellos solo pueden hacer esto si los invitamos a nuestro proceso de toma de decisiones y confiamos en que el Espíritu de Dios obrará a través del Cuerpo de Cristo. Si dejas tu iglesia sin consultarles primero, te robas la oportunidad de escuchar la voz de Dios a través de Su pueblo, le robas a la iglesia la oportunidad de ayudarte a crecer a la imagen de Cristo, y le robas a Dios la gloria que hay en que los cristianos se sometan unos a otros, como Él se ha sometido en el lugar de la Iglesia.
4. Sin una iglesia evangélica esperándote
¿A qué iglesia vas a ir? Si no puedes responder esta pregunta con el nombre de una congregación específica que proclama fielmente el evangelio, entonces no dejes tu iglesia actual. Punto.
Dios no llama a gente afuera de la familia de Dios hacia la independencia. Él hace lo opuesto. Dios tampoco llama a la gente a apartarse del verdadero evangelio hacia falsos evangelios. Él hace lo opuesto. Aún así, los cristianos usualmente abandonan las iglesias que predican el evangelio para ir a iglesias privadas del evangelio, o comunidades cristianas imperfectas por ninguna comunidad cristiana. En ambos casos están sofocando su propia vida espiritual y manchando la reputación del Dios que dicen adorar. No permitas que esto sea una realidad en tu vida.
A menos que tu congregación actual esté abusando del evangelio o de sus miembros, puedes estar seguro que estás llamado a permanecer ahí. Siempre y cuando Dios desee llamarte a salir de tu iglesia actual, estoy convencido de que Él te proveerá de una nueva comunidad donde serás alimentado con el evangelio desde el púlpito, y se te dará la oportunidad de aplicar el evangelio con esa comunidad. Si todavía no hace esto contigo, entonces seguramente no te está llamando a salir de tu congregación. Cada vez que pienses que eres una excepción a la regla, asegúrate de volver al #3.
En 15 años de ministerio en la iglesia local he visto a un número de gente abandonar su congregación por una variedad de razones. También he visto el gran daño que esto les ha provocado a ellos, a su iglesia, y a al nombre de Dios cuando lo hacen de una mala manera. Si nos encontramos preparándonos para abandonar nuestra iglesia local, asegurémonos de evitar los cuatro errores de arriba. Si lo hacemos, creo que podemos ahorrarnos mucho dolor a nosotros y a nuestra congregación, mientras le damos a Dios la gloria que le corresponde.
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