jueves, 24 de septiembre de 2015

¿Qué hacer si he caído en pecado sexual con mi novio?



La fornicación es pecado. Es horrendo delante de Dios. Daña nuestra relación con Él. Nos hace sentirnos sucios e indignos. Nos convierte en hipócritas cuando estamos sirviendo en la iglesia o aconsejando a los demás. Empodera a la carne y perjudica la influencia del Espíritu en nuestras vidas.



Por:  Jairo Namnún (Sp)

Un amigo pastor me decía el otro día que en menos de un año de haber plantado una iglesia, ya había tenido que ver varios casos de fornicación entre sus miembros. Luego de haber servido con jóvenes por años, y de haber tenido un año de noviazgo con la mujer más hermosa del universo, puedo decirte en amor que entiendo lo fuerte de la tentación sexual. Sin embargo, lo frecuente de un pecado no hace de la voluntad de Dios algo diferente:
“Porque ésta es la voluntad de Dios: su santificación; es decir, que se abstengan de inmoralidad sexual; que cada uno de ustedes sepa cómo poseer (tener) su propio vaso en santificación y honor, no en pasión degradante, como los Gentiles (paganos) que no conocen a Dios”, 1 Tesalonicenses 4:3-5
¿Quieres saber cuál es la voluntad de Dios para tu vida? Puedo decírtelo sin temor a equivocarme: huye de cualquier satisfacción sexual con alguien que no sea tu esposa. Eso implica la abstinencia total fuera del matrimonio, el huír de la pornografía, el correr del adulterio, y el guardar en santidad el tiempo de amistad y noviazgo antes de casarse.
La fornicación es pecado. Es horrendo delante de Dios. Daña nuestra relación con Él. Nos hace sentirnos sucios e indignos. Nos convierte en hipócritas cuando estamos sirviendo en la iglesia o aconsejando a los demás. Empodera a la carne y perjudica la influencia del Espíritu en nuestras vidas. No importa cuánto diga la cultura que es algo normal; no importa cuántos de tus amigos hayan hecho lo mismo; no importa cuánto Satanás te diga que no es tan malo; no importa cuánto te hayas engañado a ti mismo. Si eres cristiano, tú sabes dentro de ti que es el sexo antes del matrimonio es pecado. Y si ya has caído en fornicación, o estás entreteniendo ideas sexuales con alguien que no es tu esposa, tú sabes que necesitas parar. AHORA.
“Pero que la inmoralidad, y toda impureza o avaricia, ni siquiera se mencionen entre vosotros, como corresponde a los santos”, Efesios 5:3.
Como todo pecado, la fornicación no solo perjudica nuestra relación con Dios. Tal vez más que ningún otro pecado, las relaciones sexuales antes del matrimonio hacen un daño increíble para la relación. No tengo que decírtelo nueva vez: tú ya lo sabes. Si han caído en pecado sexual, su relación ha sentido los abates. Las cosas ya no son igual: ha crecido la desconfianza entre los dos, las discusiones son más frecuentes, y los tiempos a solas han perdido mucho de su encanto. Por tal razón, es necesario arrepentimiento y volver a la voluntad de Dios. A continuación te presento algunos consejos sustentados en la Palabra que oro puedas seguir si este es tu caso, o puedan servir para aconsejar a otros y aun a ti mismo.

1. Confiesa tu pecado.

“El que encubre sus pecados no prosperará, Pero el que los confiesa y los abandona hallará misericordia”, Proverbios 28:13
Llama las cosas por su nombre. Como pareja, admítanse uno a otro que la fornicación es ofensivo a Dios. Que es pecado. No lo escondas, porque no prosperarás. Puede que en este momento solo lo sepan ustedes dos, pero que esto siga siendo así sería lo peor que puede pasarles. En Su misericordia hay perdón para todo el que se arrepiente y aparte de su pecado. Este arrepentimiento conlleva confesión. Y no el uno al otro: deben confesarlo ante alguien más. Esto nos lleva al segundo punto.

2. Ve donde tus mentores/pastores.

“Por tanto, confiésense sus pecados unos a otros, y oren unos por otros para que sean sanados. La oración (súplica) eficaz del justo puede lograr mucho”, Santiago 5:16
No cabe dudas de que nuestro mediador es Jesucristo. No necesitamos confesar nuestros pecados ante algún hombre para ser perdonados. Sin embargo, sí necesitamos la guía de los hombres dados por Dios a su iglesia. Necesitamos el consejo de nuestros pastores. Por tal razón, tan pronto reconozcan la fornicación como pecado, hagan una cita prontamente con su pastor y reconozcan su situación y pídanle su guía. Ve con el corazón dispuesto a que sea Dios quien les sustente y ordene.  
Los próximos consejos son cosas a tomar en cuenta en base a la guía de tus pastores y mentores. Si ellos te recomiendan algo diferente a lo que aquí escribo, con toda probabilidad sigue lo que ellos digan. Te conocen mejor: velan por tu alma: van a rendir cuentas de su cuidado hacia ti. Sigue su consejo y, con el poder del Espíritu y la Biblia en la mano, da los pasos que sean necesarios para honrar a Dios y sanar tu relación.

3. Sepárense momentáneamente.

“Huyan de la fornicación. Todos los demás pecados que un hombre comete están fuera del cuerpo, pero el fornicario peca contra su propio cuerpo. ¿O no saben que su cuerpo es templo del Espíritu Santo que está en ustedes, el cual tienen de Dios, y que ustedes no se pertenecen a sí mismos? Porque han sido comprados por un precio. Por tanto, glorifiquen a Dios en su cuerpo y en su espíritu, los cuales son de Dios”, 1 Corintios 6:18-20
Hay diversas razones por la que una separación inmediata es lo ideal. Tres de ellas:
a. Ya han mostrado que no tienen suficiente dominio propio como individuos en esta relación. Por tanto, huir de la fornicación conlleva alejarse el uno del otro.
b. La relación ha sido teñida por el pecado, y es necesario que cada cual pueda ser aconsejado y buscar a Dios sin las presiones de mantener una relación.
c. El pecado tiene consecuencias. Es importante para el arrepentimiento el sentir el peso de las acciones cometidas. Si luego del pecado sexual ambos continúan como si nada hubiera pasado, en poco tiempo la carne les convencerá de que genuinamente nada ha pasado.

4. No descarten el matrimonio.

“ESTE ES EL PACTO QUE HARE CON ELLOS DESPUES DE AQUELLOS DIAS, DICE EL SEÑOR: PONDRE MIS LEYES EN SU CORAZON, Y EN SU MENTE LAS ESCRIBIRE,” añade: “Y NUNCA MAS ME ACORDARE DE SUS PECADOS E INIQUIDADES.” Ahora bien, donde hay perdón (remisión) de estas cosas, ya no hay ofrenda por el pecado”, Hebreos 10:16-18
Como el punto anterior, para esto debes una vez más buscar el consejo de tus pastores. Es posible que la relación esté tan dañada, o el matrimonio esté tan lejos, que lo mejor para ustedes es separarse sin siquiera imaginarse volver en un futuro. Si no han podido parar su pecado, eso implica que hay otras situaciones y patrones de pecado en su vida que les dificultará tener un matrimonio santo. Pero no necesariamente es este el caso en cada relación. El evangelio hace posible que relaciones que hayan tenido un pasado pecaminoso puedan tener un futuro glorioso. Lo horrendo del pecado de David con Betsabé conllevó la muerte de ese hijo. Pero Dios usó esa relación con un pasado tan oscuro para traer a aquel sabio rey, Salomón (2 Sam. 12:24).
Además de esto, creo que tampoco debemos olvidar el principio detrás de Éxodo 22:16: “Si alguien seduce a una doncella que no esté comprometida para casarse, y se acuesta con ella, deberá pagar una dote por ella para que sea su mujer”. Para el Señor, luego de fornicación, el matrimonio sigue siendo una opción. De esa forma, Dios cuida la integridad de los individuos, protege a la mujer de daños futuros, y guarda a ambos de traer otras experiencias sexuales a matrimonios futuros. Otra vez, vuelve al punto dos y busca el consejo de tus pastores. Pero no supongas que su pecado significa que no podrán contraer matrimonio.

5. Recuerda el evangelio.

“Esto traigo a mi corazón, Por esto tengo esperanza: Que las misericordias del SEÑOR jamás terminan, Pues nunca fallan Sus bondades; Son nuevas cada mañana; ¡Grande es Tu fidelidad!”, Lamentaciones 3:20-23
Quedarte rememorando tu pecado una y otra vez, olvidándote del perdón que hay en Jesús, solo te servirá para deprimirte y desanimarte. Como dice un poco más adelante este texto: ”¿Por qué ha de quejarse el ser viviente? ¡Sea valiente frente a sus pecados! Examinemos nuestros caminos y escudriñémoslos, y volvamos al SEÑOR” (Lam. 3:39-40). No te quedes en quejas, ¡sé valiente frente a tu pecado! Escudriña tus caminos, lamenta tu pecado, y corre a la cruz. Una y otra vez.
El Señor te ha perdonado y te ha hecho parte de su familia, la Iglesia. Ahora tienes una familia con la cual caminar, un Padre que te recibe en amor, un Hijo que te da el perdón, y un Espíritu que te empodera para vivir en santidad. Rinde cuentas regularmente. Ve ante el trono de la gracia diariamente. No te confíes porque ya hace meses que no caen nueva vez en pecado y ya está todo bien. Recuerda qué tan pecaminoso es el pecado, y cómo puede engañarte. Recuerda qué tan hermoso es tu Salvador, y cuán digno es de tu esfuerzo por honrarle. Él está más interesado que tú mismo en que puedas vivir en santidad, así que, confíes tu pecado, corre a Él, y espera en sus fuerzas.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Libres de la aflicción