El maltrato o la violencia intrafamiliar es cada vez más frecuente y ya ha cobrado muchas victimas en nuestros países. Es lamentable admitirlo, pero aun dentro de nuestras congregaciones encontramos casos de este tipo en sus diferentes etapas.
Por: Cornelia Hernández de Matos
¿Cómo es posible que una persona pueda agredir a otra? ¿ Es posible que un hombre que se une en matrimonio voluntariamente a una mujer, a quien le ha expresado amor, pueda maltratarla sin reparar en el daño que produce en ella? ¿Qué hay en el corazón de alguien así? ¿ Qué debe hacer la esposa de este hombre? ¿ Cuál sería la actitud saludable para ambos?
El maltrato o la violencia intrafamiliar es cada vez más frecuente y ya ha cobrado muchas victimas en nuestros países. Es lamentable admitirlo, pero aun dentro de nuestras congregaciones encontramos casos de este tipo en sus diferentes etapas.
Nos referimos a etapas porque, como es bien sabido, un hombre abusivo no luce como tal en principio, ni la violencia inicia de manera abrupta. Inicia de manera muy sutil, expresiones de descalificación frecuentes, tonos y palabras de irrespeto sobretodo en privado, control absoluto de la vida del otro, uso de la manipulación y/o amenazas. Luego las cosas se van poniendo cada vez peor y más frecuentes pudiendo llegar a la agresión física; desde empujones, jalones de pelo, bofetadas, hasta golpes descontrolados que implican cortaduras, lesiones o roturas de hueso y hasta la muerte.
El origen de esto es el pecado en el corazón del hombre o la mujer, ya que sabemos que hay mujeres que maltratan.
“El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo que es bueno; y el hombre malo, del mal tesoro saca lo que es malo; porque de la abundancia del corazón habla su boca”, Lucas 6:45.
¿Qué debe hacer un esposa que se encuentre en una situación como esa, aún sea en una etapa inicial?
Primero lo primero, orar
Busca en oración y en Su palabra la perspectiva de Dios en tu caso en particular. ¿Cuál es el propósito de Dios en esta situación? ¿Cuál es mi aporte en todo esto? ¿ Cómo responder al maltrato? ¿Qué áreas de mi carácter Dios está trabajando en mi?
En este punto es bueno recordar esto: hombre y mujer, ambos fuimos hecho a imagen de Dios, eso define el valor que tenemos cada uno; somos iguales en valor. Al ser humano se le debe respeto solo por eso. Dios no está de acuerdo con que alguien que lleva Su imagen sea maltratado. Dios le llama a eso pecado.
Por tanto, no debemos ser cómplices de ese pecado.
“Creó, pues, Dios al hombre a imagen suya, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó”, Génesis 1:27.
Ora para que Dios te dé discernimiento para tomar decisiones acertadas.
Pon límites
Debes expresarle a tu esposo en algún momento de tranquilidad que no vas a tolerar más su maltrato, aún fuera éste de tipo verbal. Dile que la próxima vez saldrás de su presencia y no mantendrás una conversación con él en ese tono. Cuando se calme, podrán reanudar el dialogo. Si dices que harás esto y no lo cumples no estás poniendo límites, debes cumplirlo. Los abusadores no saben respetar los límites. Si es necesario salir de la casa un momento, comunícalo y regresa en unos minutos.
“La suave respuesta aparta el furor, mas la palabra hiriente hace subir la ira”, Proverbios 15:1.
¡Rompe el silencio!
Comunícale a alguien de confianza lo que está pasando. Debes ser muy cuidadosa con la persona que eliges. Idealmente debe ser alguien maduro en la fe, con una posición neutral. Podría ser un pastor o consejero de la iglesia. También debes comunicarlo a alguien de tu familia y a algún miembro de confianza de la familia de él. El silencio es una de las mayores armas del abusador.
Si tu esposo asiste a la iglesia, podría ser factible que asistan a consejería juntos, esto sería de mucha ayuda.
Si el maltrato pasa de verbal a abuso emocional, económico, sexual, y/o físico, debes notificarlo a las autoridades pertinentes incluyendo las de tu congregación. Para muchos este es un paso difícil, doloroso, y no es para menos; sin embargo, es aún más doloroso esperar por las consecuencias físicas y emocionales que sufres como esposa y que están afectando a tus hijos. En algunos casos es necesaria la separación física, sobretodo cuando la vida de algún miembro de la familia está en riesgo.
No hay duda de que un hombre que ha llegado a romper los límites que protegen la integridad física de su esposa necesita fronteras mayores y consecuencias significativas que le ayuden a verse a sí mismo y descubrir hasta dónde el pecado lo ha llevado y, entonces esté dispuesto a recibir ayuda para sanar. No trates de ser su consejera o psicóloga, eres su esposa, y como tal, tú también tienes límites que respetar.
Es posible que poner estos límites sea lo que Dios utilice para traer convicción de pecado a tu esposo. En Dios siempre hay esperanza, el evangelio puede transformar cualquier corazón arrepentido. “El que encubre sus pecados no prosperará, mas el que los confiesa y los abandona hallará misericordia”,Proverbios 28:13.
No olvides que también tu corazón debe sanarse, aunque no estés de acuerdo con el maltrato, puedes perdonar, poniendo los límites adecuados. Dios puede restaurar el gozo y la paz que solo Él puede darte. Confía en que Él es tu guardador, está trabajando en tu vida en medio de estas situaciones difíciles. Camina confiada, busca apoyo en el cuerpo de Cristo. No dejes de orar ni un solo día. Ora y reflexiona en el Salmo 121:
“Levantaré mis ojos a los montes; ¿De dónde vendrá mi ayuda? Mi ayuda viene del SEÑOR, Que hizo los cielos y la tierra. No permitirá que tu pie resbale; No se adormecerá el que te guarda. Jamás se adormecerá ni dormirá El que guarda a Israel. El SEÑOR es tu guardador; El SEÑOR es tu sombra a tu mano derecha. El sol no te herirá de día, Ni la luna de noche. El SEÑOR te protegerá de todo mal; El guardará tu alma. El SEÑOR guardará tu salida y tu entrada Desde ahora y para siempre”.
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