Josué
Barrios
Somos tan pecadores y necesitamos
tanto de la gracia de Dios, que rápidamente creemos que sólo por el simple
hecho de saber más sobre lo que dice la Biblia ya hemos crecido más en amor y
humildad.
Al diablo le encanta que creamos que
el conocimiento doctrinal es igual al crecimiento espiritual, porque es
mentira. Esa idea, al contrario, nos inclina al orgullo espiritual y nos
conduce a tener una mentalidad un tanto superficial a la hora de discipular a
otros: Creemos que los problemas de los demás se resolverían simplemente si
supieran sobre algunos hechos.
Judas escuchó todos los sermones de
Jesús, y mira que pasó con él.. De hecho, el diablo sabe doctrina bíblica y
conoce cuan santo, digno y bueno es Dios, mucho más que nosotros, y sigue
siendo diablo (cp. Santiago 2:19).
Esa es la razón por la que hay
personas que tienen la doctrina del evangelio pero son legalistas, personas que
pueden argumentar exquisitamente la doctrina de la santificación pero no se
toman en serio el llamado a vivir en santidad, personas que conocen la doctrina
de la gloria de Dios pero no le dan a Dios la honra que Él merece, personas que
saben que la salvación es sólo por gracia pero viven con orgullo.
Dios confronta a sus hijos
constantemente por fallar al no abrazar de todo corazón las cosas que ya
sabemos. Cuanto más conocemos la verdad, de alguna manera somos más
responsables de creerla y vivir de acuerdo a esta (cp. Mat 5:19-20).
Un área en la que Dios me ha
confrontado, es la forma de defender las doctrinas de la Gracia y la
soberanía absoluta de Dios cuando estoy envuelto en debates sobre el tema con
personas que no creen estas doctrinas. No confiaba en la soberanía de Dios al
hablar de la soberanía de Dios. Cuando ya había hablado mucho en amor y de
forma irrefutable, respondiendo a preguntas y contra-argumentos, y las personas
insistían en rechazar la verdad y continuar el debate, yo seguía participando
en el mismo, en vez de soltar la conversación y creer que Dios tiene todo bajo
control.
“Había un agujero enorme entre mi teología y la
forma en que vivía”
Había un agujero enorme entre mi
teología y la forma en que vivía. Incluso, creo que todavía hay incongruencias
en mi vida que no he visto. También hay incongruencias en tu vida en relación a
la doctrina que sabes. Conocimiento doctrinal no es igual a crecimiento
espiritual, saber cuán grande es el Everest no es igual a ser un buen
escalador.
Con esto no quiero decir que el
conocimiento doctrinal es inútil. ¡Todo lo contrario! La doctrina
es crucial y necesaria para el crecimiento espiritual. En 2 Timoteo 3:16-17 eso queda muy
claro. Sin conocimiento, no habrá crecimiento. Pero, es posible conocer y no
crecer. Y en realidad, eso no es conocer las cosas como realmente son (1 Corintios 8:2).
Por eso escribo para llamarte a que
te unas a esta oración del salmista: “Favorece a tu siervo, para que viva
y guarde tu palabra. Abre mis ojos, para que vea las maravillas de tu ley…
Dame entendimiento para que guarde tu ley y la cumpla de todo corazón” (Salmos 119:17-18; 34). Necesitamos pedir esto a diario.
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